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Tres pasos hacia el milagro que necesita


(Lección 7 – Nivel 5)

Tres pasos hacia el milagro que necesita (Lección 7 – Nivel 5)

Oyeron el comentario. Era tan intenso como un río cuando aumenta su caudal, y la contundencia de las noticias sobre el pronto arribo de Jesús de Nazareth, los atropelló con fuerza, despertando en sus corazones una enorme expectativa.

Dice que su poder es tan grande, que podría recobrarnos la vista— dijo uno.

El otro, que compartía el mismo reino de sombras y para quien no había diferencia entre el día y la noche por las tinieblas que empañaban sus ojos, se limitó a responder:

— No creo que sea posible tanta dicha... —.

Sí, lo es. Dicen que los ciegos ven, los sordos oyen, los cojos andan. Se habla de él por todas partes...— replicó su compañero.

— ¿De qué tribu es...?— interrogó con un asomo de interés —.

De la tribu de David...— fue la respuesta.

No hablaron más. Sin embargo, cuando estaban a pocas horas de la visita, volvieron sobre el asunto. “Iremos en su búsqueda”, coincidieron los dos.

“Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra.” (Mateo 9:27-31).

Quienes vieron aquel portento, quedaron admirados. Todo manto de duda quedó por el suelo. ¡No podían negar aquellos hechos maravillosos!

Los milagros sí son posibles

Resulta sorprendente que una sociedad como la nuestra, que se precia de ser cristiana y de tener como guía al Señor Jesucristo, no experimente tantos milagros como es posible.

Se habla mucho de Dios pero no se cree en Dios. Si fuera así, todo problema se llevaría a Su presencia. Y, sin duda, se resolvería. Igual con las enfermedades: clamaríamos a Él, y la sanidad se produciría.

Alguien a quien le pregunté por qué no llevaba el conflicto matrimonial por el que atravesaba ante el Padre de los cielos, me dijo: “Dios debe estar muy ocupado resolviendo problemas del universo como para ocuparse de los míos.

¡Tremendo error! Dios nos ama y cuida de nuestra situación. Desea ayudarnos pero debemos clamar a Él.

Otra persona a quien recomendé la oración como paso oportuno y eficaz a la resolución de la crisis que atravesaba, me respondió: “Ore usted por mí. Sin duda está más cerca de Dios y Él lo escuchará con facilidad.”

¡Tremendo error! Es cierto, intercedemos por la problemática de nuestros hermanos en la fe, pero ellos mismos deben ayudar en el proceso de clamor. Es una labor de conjunto.

Es probable que usted mismo esté anhelando un milagro. Sabe que únicamente algo que rompa los esquemas, que esté por fuera de la lógica del mundo, podrá dar salida a la situación que afronta. ¿Qué está esperando? Pida ese obrar milagroso a Dios, la fuente de todo poder.

Hay que pagar un precio

Los milagros pueden ocurrir en la vida de todos nosotros. No hay límites. Basta creer. Ahora, si creemos, es esencial que testimoniemos esa fe a través de la oración.

Si requerimos que algo especial ocurra, simplemente oramos. Es el paso fundamental. Cuando oramos le decimos al Padre celestial que creemos que su obrar poderoso puede marcar la diferencia.

Quienes oran se mueven en una dimensión de milagros. No es algo nuevo. Siempre ha ocurrido. Desarrollar nuestra espiritualidad mediante la oración, nos abre las puertas para que lo imposible se haga posible.Elementos que marcan la diferencia

Ahora, si tenemos claro que los milagros sí son posibles y que una forma de pedirlos es a través de la oración, entonces, ¿por qué no oramos a Dios?.

En el texto que leímos veíamos el caso dramático de dos hombres que por años habían anhelado ver. Era su principal obsesión. Y fueron a Jesús en procura de un milagro. He ahí el primer paso:

1.- Ir a Dios en procura del milagro

Un segundo elemento es ir, pero acompañar esa disposición con la fe plena de que Aquél que todo lo puede, obrará algo extraordinario en nuestra vida. Aquí entonces aprendemos un segundo paso.

2.- Creer que Dios puede obrar un milagro

¿Qué paso sigue? Uno fundamental: la perseverancia. Es posible que el milagro no ocurra inmediatamente. Es allí cuando se torna imperativo persistir en clamor delante del Padre. Ese elemento es esencial. Recuerde lo que el Señor Jesús dijo a los invidentes: “Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.”

3.- Perseverar en fe y oración hasta que Dios obre el milagro

La decisión está en sus manos. O persiste con aquella necesidad que tanto le inquieta, o vuelve su mirada a Dios. Puedo asegurarle que los milagros ocurrirán. Basta que ore y persevere. Es una decisión que está en sus manos y que puede marcar la diferencia…

Cuestionario para la profundización de la Lección 7:

Por favor, lea detenidamente los textos y postulados de cada pregunta, y teniendo a mano su libreta de apuntes, por favor, anote las respuestas:

a.- ¿Qué nos enseña Mateo 9:27-31 en cuanto a los milagros?

b.- ¿Cuál es su actitud ante los milagros?

c.- ¿Qué le lleva a dudar de los milagros?

d.- ¿Ha experimentado un milagro en su vida? ¿Podría describir cuál fue?

e.- ¿Podría indicar qué relación hay entre la fe, la oración y los milagros?

i.- ¿Tiene claro cuáles son los distintivos de una persona que se mueve en la dimensión de los milagros?

Publicado en: Escuela de Oración


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