Todos participamos de la Santa Cena, símbolo de unidad
Texto base: 1 Corintios 11:17-34
Introdcción:
Cristo dijo en Mateo 16:18 “Y yo te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas de Hades no prevalecerán contra ella.”
Durante su ministerio Cristo comenzó su iglesia y después por las manos de Pablo y otras líderes del Nuevo Testamento dejó instrucciones de como organizar y establecer esta nueva organización en el mundo.
Según el Nuevo Testamento la iglesia de Cristo tiene dos ordenanzas que deben ser obedecidos y practicados por sus miembros, para mostrar al mundo su amor a Cristo.
“Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Juan 14:15
“Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” Juan 14:23
“Si guardaréis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” Juan 15:10
Según la Biblia Jesús dejó dos ordenanzas para su iglesia, El Bautismo y la Cena del Señor. Los dos fueron dados para todo cristiano y cuando participemos en estas dos estamos mostrando al mundo nuestra obediencia y amor a nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
Jesús participó en las dos ordenanzas, al iniciar su ministerio público fue bautizado y al final de su ministerio en este mundo tomó la Cena del Señor con sus discípulos. Cuando sometemos al bautismo y tomamos la Cena del Señor con su iglesia, estamos gozando la plena comunión que todo cristiano debe tener con su amado Salvador.
Hoy vamos meditar brevemente sobre esta segunda ordenanza que Cristo dio a su iglesia y aprender a apreciar más lo que esta cena representa para el cristiano.
1. Su propósito u origen
¿De dónde vino esta ordenanza?
Vs. 20 Aquí Pablo usa el frase “la cena del Señor”. Esta ordenanza no vino de la mente de Pablo o de Pedro, es del Señor. Fue dado a la iglesia por el propio Jesucristo.
Vs. 23 Otra vez Pablo dijo que “yo recibí del Señor”. Pablo está enseñando lo que el Salvador dio a su iglesia en la última noche que pasó cenando con sus apóstoles.
En Mateo 26:17-30 leemos sobre esta última cena que Cristo comió aquí en la tierra con sus apóstoles, que eran el cimiento de la iglesia. Cristo había comido centenas de veces con sus discípulos, pero nunca comió una cena como esta, donde enseñó que el pan quebrado representaba su cuerpo que estaba para ser herido por los pecados del mundo, y su sangre que sería derramada pagaría el precio del pecado para salvar a todos las personas que se arrepentirían de sus pecados y por fe reciben a Jesús como su Salvador personal.
2. Su propósito
¿Por qué fue dada esta ordenanza?
Jesús dijo, “Haced esto en memoria de mí.” Vs. 24
“Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y beberéis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.” Vs. 26
Esta cena fue dada para que la iglesia nunca se olvidara del gran precio que la salvación costó el Padre y su Hijo Jesús. Para los que reciben, la salvación es gratis, sin precio; pero para el que la ofrece, costó un precio muy alto, la muerte del unigénito Hijo de Dios. El pan quebrado representa el cuerpo de Jesús que fue clavado a un cruz y la sangre que salió de su cuerpo cuando un soldado hirió su costado con una lanza muestra el supremo amor que el Padre tenía para los pecadores.
Esta ordenanza, igual el bautismo no lleva ninguno al cielo, pero cualquier persona que observa esta cena, debe consagrar de nuevo su vida a Cristo.
Muchos años en el pasado, un pastor estaba visitando un hogar donde vivían unos esposos ya ancianos. Al lado de la cama de la señora, había una foto ya vieja de una señora sentada al lado de una cama donde había un niño muy enfermo. El pastor preguntó acerca de aquella foto y la mujer contó esta historia. Ella dijo que cuando era recen casada, petróleo fue descubierto cerca de la ciudad donde vivía, y luego en casi todos los jardines pocos fueron perforados y la gente prosperó. Nuevas escuelas fueron construidos, un nuevo edificio para la municipio fue edificado, y todas las personas comenzaron a construir nuevas y lujosas casas, pero en toda esta prosperidad, la pocas iglesias en la ciudad fueron casi abandonadas, porque las personas solo pensaban en la prosperidad y los bienes materiales. La señora continuó contando la historia, pero con lágrimas en sus ojos. Ella dijo que un día poco antes del media día, la ciudad toda escuchó una grande explosión y luego salió la noticia que la nueva escuela había sido destruida por una explosión de gas. Cuando los padres llegaron a la escena, vieron los cuerpos de decenas de los estudiantes muertos en los escombros de la escuela. Una fuga de gas había llenado el sótano y de repente una chispa causó la explosión. El hijo de la señora había sido lanzado fuera de la escuela y estaba gravemente herido. Después de una semana en el hospital, el médico dijo que no había más que ellos podían hacer, y el niño fue llevado para su casa donde falleció pocos días después. La señora continuó y dijo que el pastor de la Iglesia Bautista llegó para el culto de oración la noche antes de la explosión, y solamente tres personas estaban presentes, el pastor con su esposa y el guardián. El próximo domingo, todas las iglesias se llenaron, pero para muchos de los padres la única consuelo era una foto o juguete de sus hijos muertos. La señora dijo que cuando ella miraba aquella foto al lado de su cama, ella se recordaba de su hijo que fue llevado por Dios al cielo.
De la misma manera cuando participamos en la Cena del Señor, debemos recordar el precio que nuestro Salvador pagó por nuestros pecados.
3. El Plan
¿Cómo debe ser administrada esta cena?
“Cuando reunís” Vs. 33 Esta ordenanza fue dada a la iglesia y debe ser observada cuando la iglesia está junto en una reunión.
Hay iglesias donde el pastor lleva en su bolsa un pedazo de pan y una botella de jugo, y va de casa en casa observando la cena con sus miembros, pero esto no es el plan bíblico para administrarla.
En otras iglesias solamente el líder toma el jugo, y a los miembros se ofrece la ostia, que según ellos se transforma en el verdadero cuerpo de Cristo. Esta doctrina también es falsa y no tiene base en las escrituras.
Jesús dijo; “Tomad”, “comed”. Vs. 24 Todo cristiano debe estar en condiciones para participar en la Cena del Señor.
4. Los participantes
¿Quién debe participar en esta Cena del Señor?
Cuando esta cena se ofrece en una iglesia, todos los cristianos presentes deben tomar parte. Si hay incrédulos presentes, el pastor debe explicar que esta ordenanza es para la iglesia de Cristo. Cuando usted come su cena en la casa, no espera que todos los vecinos y desconocidos vengan a comer con usted, a no ser que fueron invitados.
Un cristiano que participa en la cena, debe ser obediente a las órdenes del Señor. Jesús ordenó a su iglesia que bautizan todos los convertidos lo más pronto posible después de la salvación. Si una persona rechaza el bautismo, es porque no está verdaderamente convertido, o quiere vivir en desobediencia a las órdenes y deseos del Señor.
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. …Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” Hechos 2:38, 41.
Pero Pablo advierte a los participantes que cada uno debe hacer un examen de si mismo Vs. 27-28, 31. En algunas iglesias el pastor o los líderes deciden quién debe tomar la cena, pero esto no es el plan divino. Cada individuo debe examinar a si mismo, porque solamente el sabe lo que está en su corazón. Antes de tomar los elementos de la cena, una persona debe estar absolutamente cierta que su vida y corazón están limpios de todo pecado conocido. Si no, la persona debe confesar inmediatamente sus delitos y después tomar la cena Vs. 31.
Pablo advierte de las graves consecuencias de una persona que toma la cena indignamente. Cuando rehusamos a confesar nuestros pecados al Señor, esta puede traer graves consecuencias en la vida de la persona. Pablo dijo que algunas personas ya habían muerto antes de su tiempo, y otras estaban enfermas y debilitadas. Vs. 29-32.
5. La frecuencia
¿Con qué frecuencia una iglesia debe observar la Cena del Señor.
“Así, pues todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.” Vs. 26
“todas la veces” En el Nuevo Testamento no hay órdenes de cuantas veces debemos comer la cena. Algunas iglesias observen la cena una vez por año, otras cada tres meses y aún otras cada domingo. El importante es que la iglesia continua observando la cena hasta que Cristo venga otra vez a esta tierra.
Según la Biblia, la iglesia primitiva en el libro de Hechos observó diariamente por un tiempo la Cena del Señor
“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón.” Hechos 2:46
Mas tarde leamos que la iglesia estaba observando la cena en los domingos, el primer día de la semana.
“El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta al medianoche.” Hechos 20:7
6. La partida
¿Cómo debe terminar la Cena del Señor?
“Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.” Mateo 26:30
La iglesia de Cristo sabía cantar, y mismo en los momentos más difíciles de la vida, Cristo terminó la cena con un himno, sabiendo que en las próximas horas sería, arrestado, juzgado y llevado a la condenación de la muerte en la cruz del Calvario.
¿Qué manera mejor de terminar un servicio donde la Cena del Señor fue observado de que cantar un himno de nuestro fe, recordando la gran salvación que tenemos en Cristo Jesús.
© Sermón escrito por Alberto Vega
Publicado en: Eventos Especiales
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