Tenga prudencia al manejar conflictos familiares
Lectura Bíblica: Proverbios 22:3
Meditación familiar:
La discusión pasó de ser serena para convertirse en una verdadera tormenta en la que iban y venían palabras. Todo comenzó cuando el padre llamó la atención de su hijo por llegar tarde. “En una ciudad tan peligrosa, te puede ocurrir algo; avisa cuando no vayas a llegar temprano”, le dijo.
Una recomendación apenas natural de un progenitor que se inquieta cuando no llega su hijo. El muchacho, sin embargo, con un cúmulo de rencor en su corazón, interpretó la recomendación como un ataque y reaccionó.
“Mira quien habla, ¿tú que llegas tarde siempre?”, vociferó con ojos transformados por la ira.
Aquél día la diferencia de opinión no fue a mayores porque el padre prefirió guardar compostura; sin embargo, muy dentro, sentía rabia y ese resentimiento terminó por minar la relación entre los dos.
¿Ha tenido discusiones a nivel familiar? A todos, sin duda. No podemos desanimarnos. Jamás podemos perder de vista el hecho de que nuestros hijos crecen, piensan diferente y— en cierta medida— ven el mundo desde una óptima distinta.
Otra realidad es que los padres jamás olvidamos que los hijos crecen. ¿Podría imaginar que los fines de semana, cuando vienen los hijos casa después del culto, generalmente pregunto a mi esposa: ¿Ya vienen los muchachos? Y, por supuesto, todos crecieron. No obstante, en el imaginario de todos los padres, los chicos siguen siendo “los chicos” aun cuando hayan crecido.
¿Cómo educar a los hijos? Con sabiduría, dependiendo del Señor. No podemos reaccionar violentamente, porque acabamos de empeorar las cosas y romper toda oportunidad de diálogo.
El rey Salomón, un sabio entre los sabios, recomendó: “El prudente se anticipa al peligro y toma precauciones. El simplón avanza a ciegas y sufre las consecuencias.” (Proverbios 22:3. NTV)
Como cristianos, debemos volcar nuestro mayor esfuerzo a dar solidez a la relación familiar. Procurar el diálogo, no excedernos en las decisiones, dar pasos lentos pero seguros.
La Biblia— el libro de los triunfadores— es muy clara cuando nos insta a ser prudentes y tomar precauciones. Prudencia y precaución son dos formas de evitar que nuestra vida como creyentes, y servidores en la iglesia, se vea afectada.
En este orden de ideas cabe recordar lo que recomienda el reconocido conferencista cristiano, Juan Radhamés Fernández:“Muchas veces erramos y nos confundimos porque no servimos al Señor de acuerdo con lo que Él establece, sino conforme a lo que nosotros pensamos. Somos tardos para entender y renuentes para seguir sus instrucciones. Tenemos seria dificultad para seguir direcciones, y es por esa razón que se nos dificulta caminar con Dios.” (Juan Radhamés Fernández. “Manual de vida en el Espíritu”. Editorial Vida. EE.UU. 2002. Pg. 16)Hoy es el día de pensar en su familia. El día para hacer un alto en el camino y aplicar correctivos a los errores que hayamos cometido. Hoy es el día para volvernos a Dios y permitirle que ocupe el primer lugar en nuestra vida y nuestro hogar.
Si no ha recibido a Jesucristo como Señor y Salvador, es el día para que lo haga. No dilate la decisión. Puedo asegurarle que no se arrepentirá.
3. Oración familiar:
“Amado Dios y Padre celestial, te agradecemos por este nuevo día que nos regalas. Reconocemos que tenemos dificultades, pero desde hoy, antes que seguir el curso de los conflictos, vamos a entregarlos en tus manos. Te pedimos que nos des la sabiduría necesaria para hallar salida a los problemas. Guárdanos siempre y permite que en nuestra familia reine la unidad. Amén”
4. Una Meta familiar:
Desde hoy voy a someter mis problemas en manos de Dios en la certeza de que Él me ayudará a encontrar soluciones.
Publicado en: Altar Familiar
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