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Sólo Dios tiene derecho a nuestra vida

Sólo Dios tiene derecho a nuestra vida

1.- Lectura Bíblica: Hebreos 10:10; 1 Corintios 6:19, 20

2.- Versículo para memorizar:

“Dios nos ha consagrado porque Jesucristo hizo la voluntad de Dios al ofrecer su propio cuerpo en sacrificio una vez y para siempre” (Hebreos 10:10. Versión Popular).

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

Un tumor cerebral llevó a Brittany Maynard, de 29 años, a anunciar su muerte asistida. Y en efecto se produjo, en noviembre de 2014. Todo comenzó cuando Maynard acudió al médico a causa de los fuertes dolores de cabeza que sentía, y le fue diagnosticado un grave tumor cerebral. La muerte se produjo junto con un médico, rodeada por sus seres queridos.

"Adiós a todos mis amigos y a la familia que amo. Hoy es el día que elegí para morir con dignidad ante mi enfermedad terminal, este cáncer cerebral terrible que me quitó tanto, pero que me habría quitado mucho más", escribió la joven.

El caso de Maynard tuvo una gran repercusión mediática en todo el mundo y reavivó el debate acerca de si la eutanasia o la muerte asistida es un “derecho” que debería estar contemplado por la ley, o al menos no penalizado, y hasta qué punto se trata de un acto de autodeterminación sobre el cuerpo. La muerte asistida es legal solamente en cinco estados norteamericanos.

El primer aspecto que debemos dilucidar es el relacionado con la muerte sacrificial del Señor Jesús en la cruz. El autor de la carta a los Hebreos explica que “Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios” (Hebreos 12:2 b. Versión Popular).

Ahora una pregunta apenas obvia, ¿por qué murió Jesucristo? El escritor sagrado lo aclara en los siguientes términos: “Dios nos ha consagrado porque Jesucristo hizo la voluntad de Dios al ofrecer su propio cuerpo en sacrificio una vez y para siempre” (Hebreos 10:10. Versión Popular).

Es obvio entonces que la muerte del Señor Jesús obedeció a un propósito divino. Es cierto, fue voluntaria, pero además de su deceso en el madero, se produjo la resurrección del amado Maestro tres días después como anticipo de nuestra nueva vida en la eternidad con Aquél que nos creó.

Nadie puede disponer del cuerpo humano porque le pertenecemos a Dios, no a nosotros mismos. El apóstol Pablo explicó: “¿No saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que Dios les ha dado, y que el Espíritu Santo vive en ustedes?. Ustedes no son sus propios dueños, porque Dios los ha comprado. Por eso deben honrar a Dios en el cuerpo.” (1 Corintios 6:19, 20. Cf. 7:23. Versión Popular).

Así haya de por medio una enfermedad terminal, la posición del cristiano evangélico está enfocada en dos direcciones: la primera, pedir de Dios un milagro, y la segunda, que Dios haga su voluntad aún en el problema de salud que enfrentemos.

El Supremo Hacedor es quien conoce los términos de nuestra existencia. La Biblia señala: “El hombre, nacido de mujer, tiene una vida corta y llena de zozobras. Es como una flor que se abre y luego se marchita; pasa y desaparece como una sombra. Si tú eres quien determina cuánto ha de vivir el hombre, y le pones un límite que no puede pasar...” (Job 14:1-3. Versión Popular).

Todo está cuidadosamente previsto por Dios. Ahora, ¿se puede abortar ese propósito? Si, cuando el hombre deliberadamente corta el proceso y decide cortar el ciclo de la existencia. Es justamente lo que plantea la eutanasia: interrumpir la vida bajo el argumento de que se impide así el sufrimiento del ser humano. Obrar así va en contravía del Creador.

Aun cuando padezca una terrible enfermedad, someta esa situación en manos de Dios y permítale obrar en su vida con poder. El nuestro es un Dios de milagros.

4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a.- ¿Ha pensado alguna vez en suicidarse?

b.- ¿Es consciente que la muerte no es la solución a los problemas?

c.- ¿Ha entregado sus problemas en manos de Dios cuando considera que no hay salida al laberinto?

d.- ¿Es consciente que nuestra vida le pertenece a Dios y él decide sobre ella?

Valoraré en adelante mi vida, porque es preciosa delante de Dios.

Publicado en: Devocionales Diarios


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