Siete leyes espirituales que desencadenan el poder de Dios

Decídase a creer en Dios y muévase en una dimensión de milagros.

Usted quizá anhela experimentar el poder de Dios. Desea que ocurran milagros. Tal vez las circunstancias le resultan adversas y desea que se produzca una transformación.

¿Es posible? Por supuesto que sí. Nuestro amado Padre desea obrar en nuestra existencia, hacer posible lo imposible.

Las Escrituras nos muestran una ruta sencilla pero eficaz. Demanda que admiramos que, humanamente, tal vez hemos luchado pero no hemos logrado el más mínimo avancen en la sanidad o en el propósito de que las cosas cambien alrededor.

Comparto con usted esos principios que imprimirán una nueva dinámica a su ser:

1.- Renuncie a toda sombra de duda (Marcos 11:20-24) Dudar no es otra cosa que levantar una enorme barrera a las bendición de nuestro amado Dios.

2.- Háblele a las circunstancias con autoridad  (Mateo 17:20) El Señor Jesús cuestionó la poca fe de sus discípulos y les instruyó  que le hablaran a las circunstancias y no se resignaran a que todo fuera mal.

3.- Perdone a quien le ha ofendido (Marcos 11:25) La igual que la duda, la falta de perdón es una barrera gigantesca.

4.- Tenga la certeza de que los seguidores de Jesús  harán obras aún mayores (Juan 14:12) Aún no hemos visto lo realmente poderoso que está por venir.

5.- Cuando pida algo, hágalo en el Nombre del Señor Jesús (Juan 14:13, 14) Nuestro amado Salvador dijo que, si pedíamos en Su Nombre, recibiríamos del Padre.

6.- Crea y confiese aquello en lo que cree (Romanos 10: 9, 10). El apóstol Pablo instruyó sobre la importancia de confesar con los labios lo que creemos.  Que afloren nuestras convicciones, no los temores o las dudas.

7.- Reconozca que las palabras tienen poder (Proverbios 12:14, Mateo 8:13, Gálatas 6:7). Recibimos lo que decimos, cuando lo decimos con fe.

La decisión de caminar en el poder de Dios, recibiendo de Él, está en sus manos. Nadie podrá infundirle fe como si se tratara de un proceso extraño e incomprensible de transferencia. Sencillamente no existe. Usted mismo debe creer.

El Dios al que amamos, al que el mundo no conoce, es un Dios de poder. Y quiere, sin duda, darnos lo mejor de lo mejor en la vida.

Si aún no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Él traerá cambios a su vida y a la de su familia.

Escrito por: Fernando Alexis Jiménez

Artículo Original: https://www.mensajerodelapalabra.com/site/?p=10038


Publicado en: Estudios Bíblicos

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