Siete decisiones que cambiarán tu matrimonio
1.- Base Bíblica: Mateo 5:21-24; Santiago 5:16; Colosenses 3:12-14; Mateo 6:12
2.- Metas:
2.1.- Que al terminar la reunión de Célula Familiar los participantes asuman la necesidad de perdonar con el propósito de avanzar en el mejoramiento de la relación de pareja y con los hijos.
2.2.- Que al terminar la reunión de Célula Familiar los participantes comprendan que una actitud no perdonadora, generalmente obedece a actitudes egoístas y de orgullo que anidan en el corazón de las personas.
2.3.- Que al terminar la reunión de Célula Familiar los participantes asuman la decisión de revisar sus vidas y, con todo el corazón, pedír perdóna su cónyuge y a sus hijos en el caso de haberles causado ofensas.
3.- Desarrollo del tema:
Si algo resulta dramático para una pareja, es que al término de un tiempo de separarse, descubran que una actitud orgullosa y egoísta, les llevó a levantar barreras en la relación y a no perdonarse mutuamente. “Si tan solo hubiese perdonado a mi esposo, si hubiese renunciado a mi orgullo, la relación no se habría deteriorado tanto”, se lamentó una joven mujer meses después del divorcio. De la relación quedan dos hijos, los cuales debe dejar en la mañana en una guardería infantil antes de irse a trabajar. Ella está muy adolorida con la situación, pero su esposo no quiere volver a casa.
Le recuerdo que hay muchas expresiones como “Si hubiese…” que no edifican sino que, por el contrario, nos llevan a lamentarnos toda la vida. Deberíamos tomar la decisión a tiempo, no cuando es tarde.
A continuación compartimos con ustedes algunas reflexiones valiosas alrededor de la necesidad de perdonar a tiempo y evitar que una actitud orgullosa, termine desembocando en una separación que pudo evitarse.
1.- Es necesario evaluar cómo está hoy nuestra relación de pareja (Mateo 5:21-24)
¿Conduce auto? Si es así: ¿Le ocurrió alguna vez que un neumático del carro se averió y, justo en ese momento, descubre que no reparó a tiempo la llanta de repuesto? No hay nada que hacer y usted se encuentra varado en medio de una carretera solitaria, preguntándose: ¿Qué hacer?, y recriminándose a continuación: “Debí arreglar la otra goma a tiempo”.
Igual ocurre con muchas relaciones matrimoniales. Se tornan conflictivas aún cuando pudieron resolverse con antelación los conflictos. Sólo descubrimos la gravedad del asunto cuando estamos en una oficina de juzgado, prestos a un divorcio.
Recuerde que las heridas emocionales, fruto de los conflictos sin resolver, terminan tornándose profundas y llevan a una decisión equivocada: Separarse. Si tomamos la decisión de revisar cómo anda nuestra relación matrimonial, siempre hay lugar para corregir.
El autor Gary Chapman, escribe al respecto: “Las palabras ásperas y las actitudes egoístas pudieron haber dejado huellas en la relación. Sin embargo, la sanación es posible y comienza con la identificación de las faltas cometidas, con el fin de que podamos confersarlas y pedir perdón.” (Gary Chapman. “Los 5 lenguajes del amor – Devocionales”. Tyndalye House Editores. 2012. EE.UU. 09/02)
Para ayudarle en el proceso de evaluación le invito a formularse tres preguntas fundamentales:
a.- ¿Cuáles de mis actitudes pudieran haber causado heridas en mi pareja?
b.- ¿Qué barreras se han levantado en nuestra relación de pareja?
c.- ¿Podría pedirle a mi cónyuge que haga una lista de aspectos en los que yo podría mejorar?
Cuando vamos a las Escrituras, encontramos cuál es la apreciación que tiene Dios para la falta de perdón: “Han oído que a nuestros antepasados se les dijo: “No asesines. Si cometes asesinato quedarás sujeto a juicio” Pero yo digo: aun si te enojas con alguien, ¡quedarás sujeto a juicio! Si llamas a alguien idiota, corres peligro de que te lleven ante el tribunal; y si maldices a alguien, corres peligro de caer en los fuegos del infierno. Por lo tanto, si presentas una ofrenda en el altar del templo y de pronto recuerdas que alguien tiene algo contra ti, deja la ofrenda allí en el altar. Anda y reconcíliate con esa persona. Luego ven y presenta tu ofrenda a Dios.” (Mateo 5:21-24. NTV)
Si desea avanzar espiritualmente pero a la par, experimentar crecimiento personal, es esencial que revise cómo anda su relación de pareja o con los hijos, y se disponga a perdonarlos. Puedo asegurarle que es un paso fundamental para que pueda mejorar su intimidad con Dios, la paz interior que tanto anhela y, de paso, disfrutar de la enorme bendición que representa el matrimonio.
2.- El proceso de derribar barreras demanda que reconozcamos los errores cometidos con la pareja y asumamos nuestra cuota de responsabilidad (Santiago 5:16)
Muchas de las dificultades que tenemos con la pareja o con los hijos, producen heridas que no sanan a tiempo. ¿La razón? Equivocadamente creemos que al no abordar el asunto, el tiempo llevará a que se olvide. ¡Tremendo error! Las heridas emocionales permanecen latentes y terminan estallando en un tremendo conflicto cuando menos lo esperamos.
El autor Gary Chapman recomienda: “La confesión sincera abre la puerta a la posibilidad del perdón. Cuando usted recibe perdón, su lado del muro ya está demolido. Si su cónyuge también está dispuesto a condesar y recibir perdón, puede demolerse el muro completo y el matrimonio puede avanzar.” (Gary Chapman. “Los 5 lenguajes del amor – Devocionales”. Tyndalye House Editores. 2012. EE.UU. 02/10)
Lea el texto de nuevo. ¿Le encuentra sentido? Habla de la importancia de confesar nuestros errores. Ir a su pareja y decirle: “He fallado en esto o aquello”. Igual con sus hijos. Puede parecer un paso muy duro pero es necesario darlo. La actitud de reconocer las fallas y pedir perdón, es lo que nos permite encontrar salidas al laberinto de problemas en el que a veces se convierte la relación de hogar.
El apóstol Santiago escribe: “Confiesense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos. ” (Santiago 5:16. NTV)
Un paso que es importante dar a partir de este día, es elaborar un listado de los daños que ha causado a su familia y. uno a uno, pedir perdón. Esa es una forma práctica de confesarse los errores en procura de encontrar soluciones a los problemas del hogar.
3.- El perdón es un paso fundamental para emprender una nueva vida de pareja (Colosenses 3:12-14)
Cuando reconocemos los errores, es importante que nos dispongamos a pedir perdón con dos actitudes que comparto con usted:
a.- Pedir perdón con sincera disposición de corazón
b.- Tener claro que negarnos a perdonar es ir en contravía de la voluntad de Dios (Mateo 6:12)
El conferencista y autor de temas de familia, Gary Chapman, escribe: “No se gana nada con retener las faltas del pasado. En cambio, la disposición de perdonar abre la puerta para el crecimiento futuro. Se puede reconstruir la confianza y renovar el amor. Cuando una pareja está dispuesta a confesar y perdonar las faltas, un matrimonio puede pasar de la amargura y el conflicto a un estado de renovación y gozo.” (Gary Chapman. “Los 5 lenguajes del amor – Devocionales”. Tyndalye House Editores. 2012. EE.UU. 02/11)
Ahora que hemos escuchado a un especialista, le invito para que consideremos lo que nos enseña el apóstol Pablo: “Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía.” (Colosenses 3:12-14. NTV)
Por favor lea el texto cuantas veces sea necesario. Le ayudará a comprender cuánto significa perdonar. Y si lo hace a nivel familiar, podemos asegurarle que el cambio en la relación será ostensible y podrá recobrar la paz en todas las áreas, comenzando en la intimidad que está llamado a desarrollar con Dios.
Ahora le invito a considerar siete decisiones que traerán cambio radical a su matrimonio:
1.- Me decido hoy a concederle a Dios el primer lugar en mi familia
2.- Reconozco que mi matrimonio no es lo que debería ser
3.- En adelante dejaré de culpar a mi cónyuge y comenzaré a identificar en qué estoy fallando
4.- Confieso mi pecado y acepto el perdón de Dios (1 Juan 1:9)
5.- Le confesaré a mi cónyuge, con verdadero arrepentimiento, los errores que he cometido y le pediré perdón
6.- Le pediré a Dios que me conceda la fortaleza y la perseverancia para cambiar
7.- Cada día me esforzaré— con ayuda de Dios— a cambiar mis pensamientos y acciones para con mi pareja
Tenga presente que, cuando decido cambiar con mi pareja, me preparo para vivir un proceso de sanación mutua que puede ser rápido o, por el contrario, bastante lento. No obstante, la meta es no caer en el desánimo.
Decídase hoy a emprender ese proceso. Con ayuda del Señor Jesús dará pasos sólidos. Y si aún no ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador, es hora de hacerlo. Le podemos asegurar que no se arrepentirá porque prendidos de la mano del Señor Jesús damos pasos sólidos hacia el crecimiento personal, espiritual y familiar.
4.- Preguntas para la discusión en grupo:
a.- ¿Considera que hay actitudes de orgullo en su relación de pareja que le impiden llegar a soluciones apenas se presentan conflictos?
b.- ¿Recuerda cuándo fue la última vez que en medio de un conflicto intentó conciliar y perdonar a su cónyuge?
c.- ¿Se ha preguntado por qué se le dificulta perdonar?
d.- ¿Qué puede aplicar a su vida personal y familiar una vez leyó Mateo 5:21-24?
e.- ¿Podría hacer un listado de los daños causados a su familia, ofensas por las cuales debería pedir perdón?
f.- ¿Qué enseñanza práctica tiene para su vida personal y familiar el texto de Santiago 5:16?
g.- ¿Por qué debemos pedir perdón a nuestra familia cuando hemos cometido errores?
h.- ¿En qué contribuye pedir perdón por nuestros errores? ¿Cómo afecta la relación familiar?
5.- Oración al terminar la Célula Familiar:
“Amado Señor Jesucristo, en medio de las dificultades que enfrentamos en la relación de pareja, sometemos hoy a tí nuestra situación. Reconocemos que el orgullo nos impide llegar a acuerdos y deseamos poder superar esa actitud en nuestro corazón. Danos la sabiduría necesaria para encontrar salidas a los problemas y permítenos, por tu infinita misericordia, hallar salidas oportunas cuando surgen diferencias. Permítenos además, que el divorcio sea la última alternativa a la que procuremos llegar.”
Publicado en: Escuela de Familia
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