Sembrar nuevas iglesias es sembrar para la eternidad
(Plantación de Iglesias)
“Porque allí donde dos o tres de ustedes se reúnan en mi nombre, allí estaré yo.” (Mateo 18:20, Traducción en Lenguaje Actual)
El conocido autor y conferencista, David J. Hesselgrave, quien por años sirvió como misionero en el Japón, escribió: “Si desea plantar algo que dure una estación, plante una flor. Si desea algo que dure una vida, plante un árbol. Si desea algo que dure por la eternidad, plante una iglesia”.
Él lo testimonió con su experiencia. Iba más allá de las palabras.
La iglesia primitiva sembraba nuevos espacios de reunión donde predicar el Evangelio, sin embargo en nuestro tiempo las denominaciones han centralizado el trabajo esforzándose por construir mega-iglesias y no por expandir su trabajo a otras zonas de la ciudad o de la región en la que tienen su centro de operaciones.
Esta actitud dista mucho del propósito original de Dios direccionado a alcanzar las naciones, y por tal motivo, a todas las personas sin distingo de raza, credo, convicción política o cultural. Todo cristiano, y permítame por favor hacer énfasis en este aspecto, absolutamente todo creyente en el Señor Jesús tiene el compromiso ineludible de ayudar en la extensión del Reino de Dios.
El autor y conferencista, Juvenal Santos describe su experiencia al asumir el compromiso de salir de las cuatro paredes del templo para ir a ganar almas: “Es un gran privilegio cuando el Señor llama, y él nos llama con ese propósito de hacernos pescadores de hombres. Cuando yo vine al Señor, él me salvó, hace treinta y un años atrás.
“Yo tenía un gran deseo de ganar almas; entonces iba de casa en casa predicando el evangelio del reino. Tocaba en una casa y predicaba el evangelio; iba a las poblaciones y predicaba el evangelio. En aquella época había muchos predicadores del evangelio, y yo me quedaba mirándolos a ellos, cómo el Señor les usaba. Para poder ganar almas, yo buscaba aprender.
“Cuando el Señor nos llama, nos llama para prepararnos. Si tú no atiendes a la llamada, él tampoco te puede preparar; porque primero es el llamado y luego la preparación, y tras la preparación viene la capacitación. Entonces, si el Señor te llama, atiéndelo de inmediato, como dice aquí la palabra en el verso 18: «Y dejando luego sus redes, le siguieron».
“Entonces, si el Señor nos hace un llamado, debemos atender inmediatamente. Porque si no, pasarán dos o tres años y acontecerá que la visitación del Señor ya pasó, y nos habremos perdido su visitación. Entonces, una cosa muy importante es oír al Señor y seguirle de inmediato, obedecerle de inmediato. Y esto hace toda la diferencia en la llamada, porque ahí tú ya estás siendo probado en la obediencia.” (Revista Aguas Vivas. Artículo “Principios para predicar el evangelio”. Edición 061. Chile. 2010)
No podemos olvidar que el plan de Dios es la salvación de todo el género humano, como lo describe el apóstol Pablo en la carta que dirigió a su fiel discípulo Timoteo: «Porque... Dios... quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1 Timoteo 2:3-4. Cf. Juan 17:20-23).
Llamados a captar la visión de Dios
Usted y yo estamos llamamos a compartir ese sentimiento de nuestro amoroso Padre celestial. La iglesia necesita tener una misma convicción; necesita atender a una base fundamental – la unidad de la iglesia. Cuando la unidad de la iglesia está fortalecida, el poder fluye con normalidad en ella; la vida fluye normalmente.
Para nadie es desconocido el reciente avivamiento que se produjo en las Islas Fidji, en Australia. La conversión de decenas de almas sólo fue posible cuando cada quien salió de su burbuja denominacional, entendió que el Señor de la obra es Jesucristo y que sólo a Él debemos exaltar— no a nuestra organización eclesial y nos “esfuerzos” ingentes que algunas veces hacemos para ganar reconocimiento— y salió a ganar almas para el Reino.
Compromiso, fe, perseverancia. Los resultados no se hicieron esperar. Igual con la siembra de nuevas iglesias. Si hacemos todo para la honra y gloria de Dios, en Su voluntad, la cosecha será abundante.
Resulta sorprendente ver cómo la iglesia primitiva experimentó un inusitado crecimiento tal como lo registra el Libro de los Hechos desde el capítulo 2 hasta el 4. Apóstoles y discípulos, unidos, identificados en la misión, predicaban. Esfuerzo enfocado a un solo propósito. Unidad y logros, como conecuencia de que su prioridad era Jesucristo no las fronteras denominacionales que dividen.
Es cierto, faltan obreros (Cf. Lucas 10:2), pero obreros con visión y compromiso, encaminados a predicar a Cristo (Cf. Proverbios 11:30), y dejar que esa semilla rinda fruto representado en la transformación de seres humanos que, progresivamente, experimentan crecimiento personal y espiritual.
El Seminario para Sembradores de Iglesias On line que iniciamos hoy, nos pretende otra cosa que brindar herramientas a hombres y mujeres en cuyo corazón arde el fuego de evangelizar y permitirle a los nuevos creyentes, espacios dónde reunirse y alcanzar madurez en todas las áreas de su existencia.
Nuestro sincero deseo es que aproveche los recursos que ponemos a su disposición, y que no sólo usted sino quienes le acompañan en este trabajo, reaviven la pasión por extender el Reino de Dios y pronto veamos millares de almas en todos los países, llegando a los pies de Cristo y reuniéndose con otros creyentes para adorar y vivenciar a Cristo. Que no deban desplazarse desde sus barrios a los lugares donde se encuentran las mega-iglesias sino que muy cerca de donde residen, hallen un espacio para congregarse.
Nota Importante: Al terminar las Lecciones del Curso de Plantación de Iglesias, usted podrá descargar todo el material en formato de libro electrónico - PDF
Publicado en: Cursos
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