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Que nada ni nadie nos roben el privilegio de orar

Que nada ni nadie nos roben el privilegio de orar

1.- Lectura Bíblica: Marcos 1:35-39

2.- Versículo para memorizar:

“A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para orar.” (Marcos 1:35. NTV)

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

Cuando pensamos en el Señor Jesús sin duda lo vemos muy distante a nuestra realidad. Hoy le invito para que piense en Él como un líder de nuestro tiempo. Alguien que junto con usted y conmigo tiene unas responsabilidades.

Supongamos que va de ciudad en ciudad y de país compartiendo enseñanzas de crecimiento. Que nuestro amado Salvador termina su intervención en algún lugar, toma un avión y junto con sus discípulos se dirige a otro. ¿Qué haría en medio de jornadas apretadas para hablar con Dios, el Padre?

Si fuera usted, ¿encontraría excusas para decir que la agenda fue muy ocupada y está muy cansado para orar?

Pues bien, le invito para que consideremos lo que relata el evangelista Marcos: “A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para orar. Más tarde, Simón y los otros salieron a buscarlo. Cuando lo encontraron, le dijeron: — Todos te están buscando. Jesús les respondió: — Debemos seguir adelante e ir a otras ciudades, y en ellas también predicaré porque para eso he venido. Así que recorrió toda la región de Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando demonios.” (Marcos 1:35-39. NTV)

Nuestro amado Salvador nos ofrece un ejemplo claro y contundente: Es necesario involucrar a Dios en todo cuanto hacemos cada día.

Si Jesús en su condición humana sentía cansancio, esa pesadez en el cuerpo no constituía pretexto para no orar; por el contrario, antes de despuntar el alba ya estaba en la Presencia del Padre. Lo hacía en la quietud y en la soledad de un paraje, distante de todos. Es lo mismo que podríamos hacer cuando en medio de los quehaceres de una oficina o trabajo en la factoría, tomamos unos pocos minutos así sea para ir al baño y decirle: “Dios, te amo. Gracias por ser mi Padre y orientarme en cada paso que doy”.

El tiempo devocional, de diálogo con Dios, es muy importante. Dennis Fisher lo expresa de la siguiente manera:
“Si vemos nuestro tiempo devocional únicamente como un oasis espiritual una vez al día, podemos caer en la trampa de dividir nuestra vida espiritual en compartimientos. Desde el jardín del Edén hasta ahora, Dios ha deseado andar con su pueblo en la trayectoria de la vida (Génesis 3:8). De manera que es esencial que llevemos con nosotros todo el día lo que aprendemos en nuestro tiempo devocional.” (Dennis Fisher. “Nuestra cita con Dios”. RBC Ministries. 1996. EE.UU. Pg. 18)
Uno de los hechos que jamás olvido cuando cursaba la carrera de teología es que, justo cuando habíamos estudiado cinco semestres, realizaron una encuesta para conocer cuánto tiempo pasábamos en oración y en el estudio de la Palabra.

¡Sorpréndase! Era muy poco lo que invertíamos de tiempo en una y otra ocupación devocional. Estábamos profundamente inmersos en el estudio y nos habíamos distanciado de Dios, quien se supone, era la mayor motivación para formarnos ministerialmente.

Nuestro amado Salvador concedía particular importancia a la oración, sin importar cuán ocupado o cansado pudiera estar.

La oración era una prioridad en su agenda diaria. Y en medio de esa conversación íntima se preparaba para jornadas intensas. ¿Es esa misma la actitud que asumimos nosotros hoy? Tenga presente que a Dios debemos incluirle en todas nuestras actividades cotidianas.

Hoy es el día para que tome la mejor decisión de su vida. Reciba a Jesús como su Señor y Salvador. Es una decisión de la que jamás se arrepentirá. Empezará un proceso maravilloso de crecimiento personal y espiritual.

4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a.- ¿Tiene claro cuál es el propósito de Dios para su vida? ¿Ha buscado orientación sobre este aspecto orando al Señor?

b.- ¿Realmente Dios constituye una prioridad en nuestra vida y por esa consideración muy especial pasamos tiempo orando en Su Presencia?

c.- ¿Está dispuesto a reorganizar sus prioridades e incluir a Dios en todas sus actividades cotidianas?

d.- ¿Qué aprendemos del pasaje Escritural de Lucas 24:13-15 aplicado a la oración?

e.- ¿Nos ocupamos en el día de orar a Dios o estamos demasiado ocupados?

Publicado en: Devocionales Diarios


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