¿Pueden satanás y los demonios estar en todas partes?
(Lección 2 – Nivel 3)
En una región tribal de África se realiza una celebración en honor a dioses paganos. Sacrificaron una cabra. En medio del frenesí, de los bailes rituales y de las invocaciones, sacerdotes caen en trance. Los asistentes aseguran que hablan sobre el futuro. Predicen que las cosechas serán fructíferas. ¡Todos afirman que en medio del calor húmedo de la noche vieron la presencia sobrenatural a la que estaban llamando!
En esa misma hora, en Oklahoma, un grupo de adoradores del ocultismo tienen una sesión. Adoran a satanás. Le están pidiendo prosperidad. Todos son empresarios, profesionistas y personas de cierto nivel económico. Están debidamente registrados como organización religiosa ante las autoridades norteamericanas. Hay expectativa que se torna en ansiedad y luego en alegría. Manifiestan que el dios de las tinieblas se apareció en la reunión.
Quizá se esté preguntando: ¿Estuvo satanás en los dos lugares al mismo tiempo? ¿Tiene acaso esa posibilidad?
Esos dos interrogantes y quizá otros más que le asaltan, tienen una respuesta específica a la luz de las Escrituras.
Satanás, un rebelde con poderes limitados
Para despejar el interrogante de si satanás puede o no estar al mismo tiempo en varios lugares, recordemos sus orígenes. De acuerdo con la Biblia, él estuvo con la corte celestial.
Aunque pudo permanecer allí eternamente, se llenó de orgullo y ambición, lo que prueba que tenía la capacidad de decidir. Uno de los pasajes clásicos que explica su caída, señala:
"¡Cómo has caído del cielo, oh estrella luciente, hijo de la mañana! Has sido arrojado a la tierra, tú que destruías a las naciones del mundo. Pues te decías a ti mismo: “Subiré al cielo para poner mi trono por encima de las estrellas de Dios. Voy a presidir en el monte de los dioses, muy lejos en el norte. Escalaré hasta los cielos más altos y seré como el Altísimo”. En cambio, serás bajado al lugar de los muertos, a las profundidades más hondas. Allí todos te mirarán y se preguntarán: “¿Puede ser este el que sacudía la tierra y hacía temblar a los reinos del mundo ¿Es este el que destruyó el mundo y lo convirtió en una tierra baldía? ¿Es este el rey que demolía las grandes ciudades del mundo y no tenía compasión de sus prisioneros?” (Isaías 14:12-17. NTV)
Una mezcla de pensamientos y acciones de maldad, llevaron a su destrucción. Esa es su naturaleza, provocar el mal, como denunció el Señor Jesús: "El propósito del ladrón es robar y matar y destruir...” (Juan 10:10 a. NTV)
Pero hay otro pasaje revelador que quizá ha leído en otras ocasiones, y que contribuye a responder al interrogante que nos convoca hoy:
"Eras intachable en todo lo que hacías, desde el día en que fuiste creado hasta el día en que se encontró maldad en ti. Tu abundante comercio te llevó a la violencia, y pecaste. Entonces te expulsé en deshonra de la montaña de Dios. Te eché, guardián poderoso, del lugar que tenías entre las piedras de fuego. Tu corazón se llenó de orgullo debido a tu gran belleza. Tu sabiduría se corrompió a causa de tu amor por el esplendor. Entonces te arrojé al suelo y te expuse a la mirada curiosa de los reyes.” (Ezequiel 28: 15-17. NTV)
Por favor, tome nota de algo importante: si bien es cierto satanás tiene poder, este poder es limitado. No obstante, nos vende la idea de que puede hacer más de lo que en realidad podría.
Sobre esa base, satanás no puede estar presente en todos los lugares al mismo tiempo. El único que sí puede hacerlo es Dios, quien es omnipresente como escribe el salmista: "¿Adónde me iré de tu Espíritu, o adónde huiré de tu presencia? Si subo a los cielos, he aquí, allí estás tú; si en el Seol preparo mi lecho, allí estás tú.” (Salmos 139:7, 8. La Biblia de Las Américas)
¿Cómo pueden entonces apreciarse, en el mismo instante, varias manifestaciones demoníacas en lugares distintos? La respuesta es sencilla: A través de la red de colaboradores, los espíritus de maldad y los ángeles caídos.
La Biblia enseña también que al protagonizar la rebeldía en los cielos, satanás arrastró un considerable número de seres que se conocen hoy como ángeles caídos: “Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas en el cielo y las arrojó a la tierra...” (Apocalipsis 12:4 a. NTV)
Para que tenga una somera información, si usted escudriña la Palabra con detenimiento encontrará alrededor de 39 referencias a satanás, en 28 ocasiones se alude a los demonios y en 19 pasajes bíblicos hay referencia a los espíritus malignos.
Batallamos en medio de dos dimensiones
Satanás no está en todas partes. Sus poderes son limitados. Quienes realmente tenemos poder de lo alto somos usted y yo, en quienes mora el Señor Jesucristo. Él nos hace vencedores, como escribió el apóstol Juan:
"Pero ustedes, mis queridos hijos, pertenecen a Dios. Ya lograron la victoria sobre esas personas, porque el Espíritu que vive en ustedes es más poderoso que el espíritu que vive en el mundo.” (1 Juan 4:4. NTV)
Ahora, usted y yo nos movemos en medio de dos dimensiones claramente definidas: la espiritual y la material. Esas dos dimensiones en las que nos movemos, no son algo nuevo. El propio apóstol Pablo escribió: "Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre.” (2 Corintios 4:18. NTV)
En la dimensión espiritual gobierna plenamente nuestro amado Dios y los seres angelicales; también se mueven allí satanás, los espíritus de maldad y los ángeles caídos.
El mundo de las tinieblas, desde el ámbito espiritual, busca influenciar el mundo físico o material que habitamos.
¿Podemos tener comunicación con la maldad?
Definitivamente no debemos establecer ningún tipo de contacto con el mundo de la maldad, salvo para batallar en su contra y obtener la victoria.
Los autores cristianos, Jim y Carolyn Murphy, enseñan:
"Algunas personas hablan con demonios durante las sesiones de liberación. Estoy convencido de que no es bueno entablar diálogos con los demonios ya que su líder es el padre de toda mentira. He aprendido que nunca se debe establecer algún tipo de relación con el mundo demoníaco; es perjudicial.” (Jim y Carolyn Murphy. Hundred Fold Press. 1998. EE.UU. Pg. 5)
Lo que debemos, en todos los casos, es ejercer la autoridad de Cristo, la que reposa en nuestras vidas y que se hizo real cuando le abrimos las puertas del corazón para recibirlo como nuestro Señor y Salvador.
Esa autoridad es real, como Él lo dijo a sus discípulos y a nosotros hoy: “Miren, les he dado autoridad sobre todos los poderes del enemigo; pueden caminar entre serpientes y escorpiones y aplastarlos. Nada les hará daño.” (Lucas 10:19. NTV)
Tenga presente que satanás no tiene más poder que usted y yo. Los podemos de los que él se ufana son limitados; con nosotros, en cambio, está el Dios de poder que va delante de nosotros como poderoso gigante.
¿Y sobre el interrogante inicial? Si, satanás puede estar en todas partes, pero no al mismo tiempo. Por el contrario, el Dios nuestro es omnipresente y responde a nuestro clamor donde quiera que estemos, porque Él sí está en todo lugar.
No podría despedirme sin antes invitarlo para que reciba a Jesús como Señor y Salvador. Él trae cambios a su vida y le asegura la vida eterna. Ábrale su corazón a Jesucristo hoy.
Publicado en: Guerra Espiritual
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