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Proyección astral: Una puerta abierta a los demonios


(Parte 2)

Proyección astral: Una puerta abierta a los demonios (Parte 2)

Una pregunta clave que escucho con frecuencia: “¿Es posible salir del cuerpo?” En la Biblia encontramos registro de hombres y mujeres de Dios que fueron llevados por el Espíritu Santo a otras dimensiones. El primero, de los más relevantes, es el caso de Enoc quien literalmente “desapareció” porque fue llevado por Dios (Cf.  Génesis 5:23, 24). Igual el profeta Elías, quien fue raptado en carros de fuego (Cf. 2 Reyes 2:1-18).

El profeta Ezequiel relata vívidamente la transportación que le hizo el Espíritu Santo, desde el lugar en que se encontraba hasta Jerusalén:  “Extendió algo que parecía ser una mano y me tomó del cabello. Luego el Espíritu me elevó al cielo y me transportó a Jerusalén en una visión que procedía de dios. Me llevó a la puerta norte del atrio interior del templo, donde hay un ídolo grande que ha provocado los celos del SEÑOR… Luego me llevó a la puerta del atrio Edel templo, donde pude ver un  hueco en el muro. Me dijo: <<Ahora, hijo de hombre, cava en el muro.>> Entonces cavé en el muro y hallé una entrada escondida.” (Ezequiel 8:3-8. Nueva Traducción Viviente)

La experiencia fue muy vívida. Se producía un desplazamiento aunque algunos eruditos bíblicos aseguran que fue en visión. Personalmente creo en esa traslación física en el Espíritu: “Luego el Espíritu me levantó, y oí detrás de mí un fuerte ruido que retumbaba… El Espíritu me levantó y me sacó de allí. Salí amargado y confundido, pero era fuerte el poder del SEÑOR sobre mí. Luego llegué a la colonia de los judíos desterrados de Tel-abib, junto al río Quebar. Estaba atónito y me quedé atónito entre ellos durante siete días.” (Ezequiel 8:12-15, Nueva Traducción Viviente)

Ahora, si ese desplazamiento se realiza en el poder del Espíritu, no sólo es apropiado sino que está en la voluntad de Dios. Por supuesto, eso no le va a suceder a todo el mundo. Le mentiría si le digo algo así. Es evidente que sí ha ocurrido, pero con siervos que han entrado en la dimensión de intimidad con Dios.

Evidencias en el Nuevo Testamento

El apóstol Pablo, reconocido como uno de los grandes defensores de la fe y el apóstol que llevó el evangelio a los gentiles, experimentó ese mover en el espíritu, como relata en su carta a los creyentes de Corinto: “Sé de un hombre en el Mesías que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo se; Dios lo sabe), el tal fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé del tal hombre (si en el cuerpo, o aparte del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, y escuchó palabras inefables que no es dado a hombre expresar.” (2 Corintios 12.2, Biblia Textual)

Es posible, insisto, cuando nos movemos en el poder y el Espíritu de nuestro amoroso Padre celestial: “…pero vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, por cuanto el Espíritu de Dios vive en vosotros…” (Romanos 8:9 a. Biblia Textual)

No podemos, bajo ninguna circunstancia, abrir puertas a nuestro Enemigo espiritual: Satanás. Él sabe que si controla la mente de alguien, podrá controlar su cuerpo entero, produciendo aflicción, enfermedades e incluso, induciéndolo a quitarse la vida.

¡Es tiempo de renunciar a lo oculto!

Hablé con una joven que se vio inmersa en actividades ocultistas. “Jamás imaginé que aquello que creía novedoso y hasta sorprendente, era demoníaco— aseguró —; sin embargo, tiempo después he comprobado que los demonios sacaron ventaja y se posesionaron de mí”.

Lo que comenzó como un juego se convirtió en una pesadilla hasta que recibió ministración para ser libre.

Si usted abrió puertas al ocultismo, debe cerrarlas. Es una decisión personal. El Señor Jesucristo le acompañará en ese proceso. ¿Qué pasos seguir? Identifique en qué actividades de Nueva Era, gnosticismo, brujería, adivinación o santería— entre otras— participó. Anote qué actividades realizó. Una vez tenga claro el panorama, renuncie en el Nombre de Jesucristo a toda atadura y declare— allí en oración— que Jesucristo es el Señor de su vida.

No deje que su mente quede en blanco en ese proceso; si ocurriera, declare que su mente y cuerpo pertenecen a Jesucristo. Es necesario, además, que haga una oración recibiendo al Señor Jesús como su único y suficiente Salvador. Dígale, allí en oración:

“Señor Jesús, reconozco que he pecado. En tu Nombre renuncio a tod apuerta abierta al ocultismo. Renuncio a Satanás y sus obras.  Gracias por morir en la cruz para limpiarme de todo mí pasado de maldad, rompiendo ataduras del ocultismo sobre mi vida, y abrirme las puertas a una nueva existencia. Te recibo en mi corazón como único y suficiente Salvador de mi vida. Haz de mí la persona que tú quieres que yo sea. Amén”

¡Lo felicito! Ha dado un paso que tiene trascendencia para el presente y el mañana: pasará la eternidad con Jesucristo.

Ahora tengo tres recomendaciones para usted: la primera, que lea la Biblia diariamente. Es un libro maravilloso en el que aprenderá principios que le llevarán al éxito y al crecimiento, tanto personal como espiritual. La segunda, que ore. Recuerde que orar es hablar con Dios, y por último, comience a congregarse en una iglesia cristiana. Puedo asegurarle que, en adelante, su vida será diferente.

Publicado en: Guerra Espiritual


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