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¿Por qué debes perdonar?


(Lección 6- Nivel 1)  

¿Por qué debes perdonar? (Lección 6- Nivel 1)  

¿Sabías que la falta de perdón es una de las principales causas de estancamiento en tu vida cristiana? Es probable que hayas aprendido a vencer la tentación con ayuda del Señor Jesucristo; aún así sientes que tu avance es lento, como si caminaras sobre la arena. Te preguntas, ¿qué ocurre...?

Hoy aprenderás algo de suma importancia para tu crecimiento espiritual y personal: ¡Debes perdonar!

Tres actitudes de quien no perdona

Quien se niega a perdonar asume tres actitudes: la primera es: “Déjame el privilegio de guardar rencor o resentimiento hacia ti así el incidente haya ocurrido mucho tiempo atrás”; la segunda: “Permíteme continuar arrastrando mi amargura porque, aunque puedo ser libre al perdonarte, prefiero seguir sumido en esta situación angustiosa” y, la tercera es: “Aunque Dios perdona mis pecados, me inclino por desconocer el amor divino sembrado en mi corazón al aceptar al Señor Jesús como Salvador para seguir cosechando tristeza fruto de no perdonar”.

Si cierras la puerta al perdón es tanto como que optes por vivir con un pesado bulto a cuestas. Te seguirá a todas partes, como una sombra. ¿Por qué decides proseguir así? Porque quizá estás luchando en tus propias fuerzas y no en las de Dios.

¿Qué pasos seguir?

Te preguntarás “¿Qué debo hacer para perdonar?”. Es un proceso en el que irás paso a paso. El Señor Jesucristo estará contigo. No estás solo. Y, ¡podrás vencer!

1.- Examina tu corazón

En primera instancia, es necesario examinar tu corazón y aceptar que la falta de perdón hacia quienes te rodean, se convierte en una enorme barrera para crecer a nivel espiritual y personal.

En cierta ocasión hablé con un escalador. Sube altas montañas de nuestra amada Colombia. “Conforme uno escala, el peso del equipaje se torna más difícil de llevar. En ocasiones es necesario abandonarlo en la montaña. Es la única forma de poder ascender”, me explicó.

Igual con el peso del rencor, el odio y el resentimiento. Te ata. Impide que crezcas espiritualmente. Incluso, pone una barrera en tu relación con Dios porque sientes la conciencia acusándote por no perdonar. ¿Estarías dispuesto a continuar así? Sin duda que no.

2.- Identifica por quién sientes falta de perdón

Un ejercicio sumamente edificante es que, tras haber orado a Dios quien conoce lo más profundo de tu corazón (Salmos 7:9), revises mentalmente a qué personas se te dificulta perdonar.

Es fundamental para que puedas ser sano. Incluso, evalúa si vale la pena que sigas manteniendo rencor o resentimiento cuando el incidente ya pasó y, como tal, quedó en el pasado. Es probable incluso que el ofensor haya olvidado la falta.

3.- ¡Abandona tus cargas!

Recuerda siempre que en la vida cristiana debes guardar una constante disposición a revisar dónde has fallado, qué correctivos debes aplicar y –por supuesto — proseguir.

Hacerlo, debe llevarte a tomar tiempo para un examen sincero, exento de toda permisividad, acerca de dónde estás errado.

El apóstol Pablo, a las puertas de ser sacrificado, escribió: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está por delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:12-14).

Tú y yo no somos perfectos. Siempre será necesario revisar todo cuanto haces. Una y otra vez descubrirás muchas fallas, tanto en el carácter como en la forma de pensar y de actuar. Recuerda que quienes sufren con tu actitud de no perdonar, además de ti, son aquellos que nos rodean. ¿Qué debes hacer entonces? Arroja las cargas de ti. ¡Hoy es el día para abandonarlas!.

4.- No luches en tus propias fuerzas

Si pretendes perdonar dependiendo de tus fuerzas humanas, de seguro fracasarás. En tu condición de ser humano tienes un extraordinario mecanismo que te permite guardar incidentes, imágenes y recuerdos, en un lugar específico que se conoce como el subconsciente. Y esos hechos afloran cuando menos lo esperas. De ahí que tu esfuerzo por perdonar se ve traicionado cuando estás frente a la persona que te hizo daño. Entonces, dependiendo de tus capacidades es casi imposible lograr hacerlo.

El apóstol Pablo era consciente de las limitaciones que tenemos para muchas cosas. Y por esa razón que escribió: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Alguien expresó su desilusión porque siempre fracasaba en su propósito de perdonar. “Lo intento. Mantenía resentimiento hacia alguien. Transcurrieron una o dos semanas en calma pero de nuevo caí en ese estado de resentimiento”, decía.

¿Cuáles alternativas tenía? Dos opciones. La primera, reconocer que no es literalmente “imposible” cambiar si nos movemos en nuestras fuerzas. La segunda, que sólo es posible cuando le decimos: “Señor, no puedo en mis fuerzas, pero si me ayudas, sé que podré vencer el problema que tengo con la falta de perdón”. ¡Tú puedes vencer!

Si no perdonas, te haces daño

La falta de perdón trae problemas a tu vida material, física y espiritual.

Perdonar es un precepto bíblico. El Señor Jesús lo expresó así: “...Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen... Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?” (Mateo 5:44-46).

Debes tener claro, entonces, que estás llamado a perdonar. Es fundamental para que alcances la meta de crecer a nivel personal y espiritual, que sin duda el propósito te has fijado ahora que conoces al Señor Jesús como tu único y suficiente Salvador.

Aplicación personal:

1.- ¿De qué manera la falta de perdón afecta nuestra vida espiritual?

2.- ¿Recuerda cuáles son las tres actitudes de quien se niega a perdonar a su prójimo?

3.- ¿Recuerda por qué es importante examinar nuestro corazón como paso previo hacia el perdón?

4.- ¿Por qué es importante a quienes tienes dificultad para perdonar?

5.- ¿Qué nos dice la Biblia en cuanto al corazón? ¿Conoce Dios lo que guardamos en él? (Salmos 7:9)

6.- ¿Qué plantea Pablo en torno a hechos traumáticos que nos ocurrieron en el pasado? (Filipenses 3:12-14).

“...Sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo” (Efesios 4:32. NVI)

Publicado en: Escuela de Discipulado


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