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Piense antes de actuar y mida cuidadosamente sus reacciones

Piense antes de actuar y mida cuidadosamente sus reacciones

1.- Lectura Bíblica: Proverbios 15:28;

2.- Meditación familiar:

¿Ha pensado alguna vez que los grandes problemas de pareja e incluso en la relación con los hijos, surgen de aparentes trivialidades? Por un instante haga un alto en el camino y revise si muchos de los conflictos a nivel intrafamiliar se produjeron por situaciones pequeñas que se pudieron resolver fácilmente con el diálogo, o incluso, haciendo alguna recomendación considerada y no con palabras ásperas o reconvenciones amenazantes.

La mayoría de las personas hemos pasado por una situación similar. Somos impulsivos e impulsivas por naturaleza. “Reñí con mi esposo esta mañana. El día se ha vuelto insoportable. Lo lamentable es que la discusión surgió por la falta de azúcar en el café del desayuno”, dijo Lucía al escribirnos para pedir oración en procura de que el conflicto se resolviera.

Castigo a mis hijos con frecuencia, muchas veces sin necesidad porque bastaría un llamado de atención”, admitió Luis Ángel, un trabajador de la construcción que ha tenido muchos problemas por sus reacciones airadas.

Lo aconsejable es pensar antes de actuar, y en esa dirección, evaluar si aquello que consideramos una “provocación”, cualquiera que sea, en realidad lo es.

Un experto analiza el asunto con las siguientes palabras:

“Entre cualquier cosa que me suceda y mi respuesta a ese estímulo que puede ser negativo, hay un espacio. En ese espacio está mi libertad y poder para elegir mi respuesta. Y en esa respuesta está mi crecimiento y felicidad.” (Stephen R. Covey. “Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas”. Editorial Grijalbo. México. 1998. Pg. 35)

Por supuesto, no es algo nuevo. Ya el rey Salomón recomendó desde la antigüedad: “El justo piensa bien, antes de responder; la boca de los impíos profiere malas palabras.” (Proverbios 15:28. RVR contemporánea)

Jamás olvide: Todos tenemos la posibilidad de elegir. Podemos escuchar con detenimiento antes de actuar y evitar así confrontaciones con nuestro cónyuge. Es viable, incluso, medir cuidadosamente el tipo de sanción a un hijo que cometió un error, sin necesidad de recurrir a la violencia o el castigo físico. La decisión está en nuestras manos. Ahora, si considera que es difícil, pida dirección a Dios quien nos ayuda en el proceso.

Covey, el autor y conferencista que ha volcado sus esfuerzos también hacia las relaciones en el hogar, advierte:

“…la vida familiar sería mucho más fácil si las personas actuaran con base en sus valores más profundos, en vez de reaccionar movidas por las emociones o las circunstancias del momento. Lo que todos necesitamos es un “botón de pausa”, algo que nos permita detenernos en el momento oportuno en el que algo nos sucede y nuestra reacción, y elegir nuestra propia respuesta.” (Stephen R. Covey. “Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas”. Editorial Grijalbo. México. 1998. Pg. 37)

Cuando surgen conflictos, deben primar los sentimientos de amor y comprensión que debemos a nuestra familia. Y lo decimos porque es muy fácil ser reactivo y, arrastrados por nuestras emociones negativas, herir con palabras cargadas de rabia, a los seres que más amamos. El problema después es procurar un acercamiento.

Los expertos coinciden en tres recomendaciones como muro de contención ante nuestras respuestas incontroladas a lo que consideramos una “provocación” de nuestra pareja o de los hijos:

a.- Actuar con base en principios y valores, que nos ayudan a regular nuestras reacciones.

b.- Procurar con ayuda de Dios mantener el control de cada situación conflictiva.

c.- Perseverar en el propósito de mantener la unidad familiar.

La decisión de dar lo mejor de nosotros para afirmar y fortalecer cada día el hogar, es nuestra y nada más que nuestra. Podemos lograrlo, por supuesto, si Cristo Jesús va delante de nosotros. No estamos solos en esta meta. Él nos guía en cada paso que debemos dar.

3.- Oración familiar:

“Amado Dios, reconocemos que muchos de los problemas que surgen en casa se podrían resolver si tan solo no nos dejáramos arrastrar por las reacciones airadas. Te pedimos que nos concedas la sabiduría necesaria para controlar nuestras emociones negativas y nos ayudes a experimentar transformación y crecimiento cada día. Deseamos como familia caminar prendidos de Tu mano poderosa. Entregamos en tus manos la jornada de hoy. Amén”

4.- Una Meta familiar para hoy:

Procuraré con ayuda de Dios, mantener controladas mis reacciones con la familia para evitar causarles heridas emocionales con lo que digo o hago.

Publicado en: Altar Familiar


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