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No lo dudes… ¡Jesucristo te sana!


(Lección 7 – Nivel 4)

No lo dudes… ¡Jesucristo te sana! (Lección 7 – Nivel 4)

¿Un accidente? Es probable. Sin embargo y cualquiera que fuera el motivo, aquella invalidez lo tenía al borde de la desesperación. Unas veces lloraba, otras se limitaba a ver con resignación el ir y venir de personas por las angostas y polvorientas callecitas de Lida, ciudad que por aquellos días visitaba Pedro.

Escuché que Dios ha obrado poderosos milagros a través de sus vidas— le refirió su hermana al compartir la expectativa por las reuniones que realizaban en las casas de algunos creyentes.

No se si en mi caso...— musitó Eneas con un dejo de desesperanza en la voz, mientras que sus ojos recorrían la estancia que se había convertido en el único refugio para las etapas de desesperación que solía experimentar.

No se qué pienses, Enemas, pero he decidido invitarlo un día de estos— replicó la mujer mientras acomodaba con presteza los cobertores de la cama que desde hacía ocho años ocupaba su hermano —. Creo que Jesús es lo suficientemente poderoso como para obrar un milagro por medio de ese predicador...— dijo.

El hombre no respondió. Y la ocasión llegó. Pedro llegó a su vivienda. “Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y enseguida se levantó. Y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor” (Hechos 9:34, 35).

Aquél fue un incidente prodigioso que nadie pudo ignorar y que respondió a las expectativas de Eneas, quien muchas veces en el desasosiego de las noches largas pensó que quizá jamás volvería a recorrer las calles de su ciudad.

La era de los milagros sigue vigente

Contrario a lo que opinan muchos en quienes ha germinado la semilla de la incredulidad, la era de los milagros sigue latente. No hay ni un solo versículo del Nuevo Testamento en el cual se pueda afirmar, o al menos deducir, que hoy día no pueden producirse señales y prodigios.

El Señor Jesús dijo a sus discípulos y a nosotros en este tiempo: “De cierto, de cierto os digo: El que en mi cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo harté para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:12.14).

Observe con cuidado el texto. Plantea varios aspectos interesantes que le invito a considerar.

Primero, si creemos en el Señor Jesús, no solo recibiremos milagros sino que seremos poderosos instrumentos en Sus manos para ministrar señales y prodigios; segundo, el Señor Jesús anunció que al ir al Padre, estábamos comisionados para obrar aún mayores cosas que las que El hizo durante su ministerio terrenal; tercero, si pedimos algo al Padre en el nombre del Señor Jesús, El responderá.

Se trata de tres fundamentos que nos advierten sobre el mover ilimitado de nuestro amado Creador.

Es hora de clamar

La era de los milagros no termina. Sigue vigente. Es para usted, aquí y ahora. ¿Cómo entrar en esa dimensión de milagros? Mediante una vida sujeta a Su Hijo Jesús. Esta búsqueda de hacer su voluntad debe ir acompañada por una íntima relación mediante la oración. ¡Nada será imposible!.

Basta que lo crea. ¿Le parece imposible? Pregúntese qué  impide que Dios opere en su existencia o en la de alguien cercano. Nada, absolutamente nada lo impide y, de seguro, nada podrá impedirlo.

¿Quiere experimentar ese mover de milagros? Vuelva su mirada a Dios en oración. Persevere en el clamor. Los hechos fuera de la lógica humana y que expresan el amor y misericordia de Dios, ocurrirán.

Cuestionario para la profundización de la Lección 7:

Por favor, lea detenidamente los textos y postulados de cada pregunta, y teniendo a mano su libreta de apuntes, por favor, anote las respuestas:

a.- ¿Qué ocurrió en el relato de Hechos 9:34, 35?

b.- ¿Qué enseña a su vida de fe este pasaje Escritural?

c.- Al igual que eneas, ¿cree que Dios no puede responder con milagros hoy?

d.- ¿Qué aprendemos del pasaje bíblico de Juan 14:12, 14?

e.- ¿Qué dice allí Jesús que ocurrirá con quienes creemos en Él?

f.- ¿Por qué podemos afirmar que el período de los milagros no ha ocurrido?

Publicado en: Escuela de Oración


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