No desaproveche la segunda oportunidad que Dios le ofrece
Tres palabras lo dicen todo. “Volví a vivir”. Es una frase corta pero significativa de la azafata, Ximena Suárez. Ella viajaba el 28 de noviembre del 2016 en el avión que se accidentó a las 9:45 pm, en Cerro Gordo, Antioquia. En la aeronave la acompañaban otras 76 personas. De esa cifra, murieron 71. Sobrevivieron 6.
El vuelo 2933 salió de Bolivia, muy temprano. Los futbolistas brasileños tenían pendiente una cita con el Atlético Nacional de Colombia. Iban a jugar la final de la Copa Suramericana.
Sin embargo, el equipo nunca llegó a su destino. Las alarmas se activaron al interior de la aeronave por la falta de combustible. Los motores se fueron apagando y el avión, un Avro RJ85, perdió altura y rumbo. Terminó estrellado contra una enorme montaña. Estaban a solo 17 kilómetros del aeropuerto.
Para Ximena, el siniestro aéreo imprimió un giro definitivo a su existencia. Aun cuando estuvo en los umbrales de la muerte, volvió a vivir. Se salvó. Hoy es diferente. Disfruta cada instante de su existencia, junto a su familia y su pequeña hija.
Cuando le preguntan a qué atribuye el que no haya corrido el mismo destino de los jugadores del equipo Chapecoense, dice que fue la misericordia del Señor. Desde su perspectiva, Dios le dio una nueva oportunidad.
El Dios que nos ama y al que amamos, es un Dios que nos brinda una segunda oportunidad.
Al intervenir ante una multitud en la ciudad de Atenas, el apóstol Pablo, dijo:
“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.” (Hechos 17:30, 31. La Biblia de Las Américas)
Es cierto, hemos pecado. No merecíamos misericordia. Sin embargo, la misericordia de Dios es grande. Tiene límites, por supuesto, porque Él no aprueba la pecaminosidad deliberada, pero insisto: su misericordia es grande.
Como a Ximena Suárez, Él nos da una nueva oportunidad. Debemos aprovecharla. No dejar pasar el momento oportuno. Comenzar una nueva vida. Es la mejor decisión que podemos tomar.
Si aún no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, es el momento oportuno para que le abra las puertas de su corazón. Él traerá una transformación definitiva a todo su ser. Reciba a Jesús.
Publicado en: Reflexiones
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