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Nadando contra la corriente

Nadando contra la corriente

1. Lectura Bíblica: Salmos 62:5-7: Deuteronomio 31:18; Hebreos 11:7

2. Versículo para memorizar:

“Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza. Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector y no habré de caer. Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios!” (Salmos 62:5-7)

3. Reflexión en la Palabra de Dios:

Un hombre tenía a su esposa enferma de gravedad, el día que iban a operarla, le avisaron de la escuela, que su hijo más pequeño se había caído y se había roto un brazo.

Cuando llegó a su casa, se encontró con una notificación, que decía que tenía una semana para desocuparla pues ya debía varios meses de renta y para colmo, le habían cortado la luz, también por falta de pago…

¿Se ha enfrentado a algo parecido? La mayoría de nosotros, cual más o cual menos, hemos pasado por circunstancias donde parece que se conjuga todo en contra de nosotros y el mundo alrededor se desmorona.

¿Cómo reaccionas cuando parece que tienes todo en contra… Cuando a pesar de que oras y pides la ayuda divina, todo sigue igual y no hallas la salida?

En esta vida, tanto creyentes como incrédulos, pasamos por situaciones donde nos toca sufrir, donde nos tenemos que enfrentar a circunstancias difíciles, que parecen llevarnos a un callejón sin salida. Pero existe una diferencia, entre el sufrimiento de un cristiano y el de un incrédulo.

El sufrimiento del cristiano tiene un propósito muy grande, espiritualmente, para su crecimiento interior y tiene en quién apoyarse. El incrédulo, está solo.

La clave para enfrentar los problemas está en saber esperar en Dios. Esperar en El, es confiar en Sus promesas: “El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes” (Deuteronomio 31:8).

Esperar en Dios es una prueba de fe. “Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe” (Hebreos 11:7)

Noé confió en Dios, a pesar de que lo que le había mandado, parecía de lo más descabellado. Construir un arca en un lugar donde nunca llovía, le significó las burlas e insultos de los demás y lo tildaron de loco, pero Noé siguió construyendo.

¡Ciento diez años tardó en terminar el arca, durante los cuales no cayó ni una gota!

Pero cuando comenzó a llover tan fuerte, todos aquellos que se habían estado burlando, se asustaron y quisieron que Noé les dejara entrar, pero era demasiado tarde. ¡Que no se te haga demasiado tarde para creerle a Dios!

Esperar en Dios es descansar en El, sin angustias ni preocupaciones. Quizá el mundo le llame loco, como llamaron a Noé, pero no importa. Usted está en paz y eso sí es importante. Si  siente que su situación lo ahorca, conserve la serenidad;  ya sabe que Dios aflojará la cuerda.

Manténgase tranquilo, no se angustie. Los que no conocen a Dios, no comprenderán su tranquilidad, a pesar de la tormenta por la que estás pasando. Hasta puede que piensen que es alguien insensible, a quien se le “resbala” todo. No pueden entender la paz de Dios, ya que no se puede entender en base a la razón, pues es algo espiritual.

Jesús se mantuvo en completa quietud en medio de la tormenta, tanto así que iba dormido en el bote. Sus discípulos en cambio, se angustiaron y desesperaron. Jesús siempre estaba tomado de la mano del Padre, por eso podía estar tranquilo. Cuando nos soltamos de la mano de Dios, caemos fácilmente en angustia y desesperación.

Si se encuentra hoy en medio de una tormenta, esté confiado, firme en su fe. Espere que Dios le muestre el propósito que tiene esa prueba. Deje que Él tome el control y espera que El dirija sus pasos hacia la solución. El tiempo exacto es el tiempo de Dios.

¿Cómo esperar sin desesperar?. Manténgase en constante comunicación con Dios. Entréguese a una vida de oración y medite en la Palabra. Pase momentos a solas con El, le dará nuevas fuerzas para esperar y pondrá paz en tu corazón.

Aprender a esperar en Dios, le hará sentir libre de angustia, desesperación e impaciencia. Le dará esperanza, seguridad de que hay una salida real para tus problemas. Le ayudará a permanecer en paz, mientras se solucionan las cosas.

No necesitará recurrir a refugios falsos y pasajeros, como el alcohol, las drogas, etc. ¡El único refugio seguro y verdadero, cuando todo parece estar en tu contra, son los brazos de Dios!. “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7)

Si no ha recibido a Cristo en su corazón como Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. No se arrepentirá.

4. Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a. ¿Cómo reaccionamos ante la adversidad?

b. ¿Nos hemos sentido solos en medio de las dificultades?

d. ¿Hemos realmente aprendido a confiar en Dios?

e. ¿Entendemos que Dios no nos deprende de Su mano poderosa y nos saca airosos en toda prueba?

En adelante aprenderé a confiar en Dios en medio de las pruebas difíciles

Publicado en: Devocionales Diarios


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