Los sanos principios ¿importan en el matrimonio?
Cuando Viviana llegó a la oficina, estaba hecha un mar de lágrimas. Su esposo, además de gritarle cualquier cantidad de improperios, la había agredido.
“No creería que pueda compartir más mi vida a su lado”, dijo. Fue el comienzo de un drama que terminó en divorcio.
Hay un hecho innegable en cuanto a la relación matrimonial y es que tal unión tiene carácter indisoluble a menos que medien circunstancias que tornen literalmente imposible la convivencia.
¿Un ejemplo? El compartir la vida con un cónyuge agresor y que, como consecuencia de tales actitudes, ponga en peligro la integridad física de su pareja. De ahí que antes de contraer matrimonio sea fundamental ir a Dios en procura de orientación y pedirle que guíe las decisiones que vayamos a tomar.
Pensamientos y actitudes
Otro aspecto fundamental es la mentalidad de su pareja. Recuerde que tal como habla, es su corazón.
Si sus palabras están cargadas de agresividad y sus pensamientos dominados por las fantasías, le anticipo que el matrimonio será todo menos exitoso, a menos por supuesto que él o ella cambien tocados por el poder de Jesús.
Es esencial que haya pureza en la relación de una pareja. La pornografía –para brindar solo una ilustración —no tiene cabida ni debe tenerla, ni antes ni durante ni después de ninguna relación.
“Mi esposo me insiste en que veamos películas inmorales”, se quejaba una joven abogada.
Cuando le instruimos que debía negarse y que, estaba en todo su derecho de acuerdo con la Biblia, pareció perpleja. Luego entendió que por ese camino iban hacia la destrucción en su relación.
El autor de la carta a los Hebreos insistió en la necesidad de tener altos estándares morales al interior de la relación de pareja. Escribió: “Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales.” (Hebreos 13:4. Nueva Versión Internacional).
Ni la agresividad verbal ni física ni la inmoralidad tienen cabida en la intimidad de pareja. Y en caso de existir, es necesario que se corrijan como comportamientos negativos que no llevan a nada bueno.
El apóstol Pablo escribió: “Ustedes saben cuáles son las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús. La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual; que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honrosa, sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los paganos, que no conocen a Dios” (1 Tesalonicenses 4:2-5. Nueva Versión Internacional).
De esta manera el autor sagrado sentó las bases sobre la importancia de observar santidad incluso en la vida sexual.
Controlar los deseos
El apóstol Pablo menciona además, que se debe tener control de los deseos y no permitir que sean los deseos los que nos controlen, como ocurre cuando alguien depende de la pornografía para obtener estimulación.
Quien “conoce a Dios” como anota Pablo, depende de Él y no de lo externo, producto del cúmulo de basura que siembra Satanás para atar a las personas.
Jamás olvide que si hay una trampa peligrosa que destruye hogares es la pornografía y no podemos siquiera tener un asumo, ya que degrada la dignidad y desmorona la relación de los cónyuges.
Además de esta advertencia con fundamento en el libro de la familia que es la Biblia, no podría despedirme sin antes recomendarle que le abra las puertas de su corazón a Jesucristo.
Puedo asegurarle que es la mejor decisión que jamás pueda tomar. Prendidos de su mano iniciamos el crecimiento personal y espiritual que tanto hemos anhelado. ¡Ábrale hoy las puertas de su corazón a Cristo; no se arrepentirá!
Publicado en: Estudios Bíblicos
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