¿Honra usted a sus padres?

1.- Lectura Bíblica: 7:9-13

2.-Meditación familiar:

El anciano murió en la soledad de una fría habitación de hospital. Cuentan quienes estaban a su lado, que miraba con insistencia en dirección a la puerta.

En lo más profundo de su ser esperaba el arribo de un familiar. Tal vez la sonrisa de un hijo, el gesto comprensivo de un hermano o la mirada solidaria de un vecino; pero nadie llegó.

Ancizar partió a la eternidad en el más absoluto abandono. Lo irónico del caso es que pasaron siete días sin que nadie reclamara el cuerpo. Ninguno de sus tres hijos quería asumir la responsabilidad. Para hacerlo, esgrimieron múltiples argumentos, cual más, inverosímil.

Un hecho doloroso que tuvo ocurrencia en una ciudad capital. Pero no es el único. Como si se tratara de una enfermedad contagiosa, infinidad de personas en nuestra sociedad indolente, han dejado de honrar a sus padres.

Lo invito para que consideremos un pasaje que se encuentra en Marcos 7:9-13:

“Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.”

Un proceso de transformación personal, espiritual y familiar, está ligado a hacer un alto en el camino. Es imperativo revisarnos.

En ese tránsito, es importante formularnos tres interrogantes:

• ¿Estamos honrando a nuestros padres?
• ¿Qué ajustes deberíamos hacer en el trato con ellos?
• ¿Qué compromiso debemos asumir con nuestro padre o madre?

Ser bendecidos toma como base una decisión: Darles a nuestros progenitores el lugar de relevancia que les corresponde.

Hoy es el día para emprender modificaciones sustanciales en nuestra forma de personal y de actuar. No en nuestras fuerzas, sino en el poder de Cristo.

Hablando de Cristo, ¿ya recibió a Jesús como su único y suficiente Salvador? Hoy es el día para que lo hagamos y, prendidos de su mano poderosa, emprendamos el maravilloso camino hacia la transformación personal, espiritual y familiar.

3.- Oración familiar:

“Dios de los cielos, gracias por orientar mis pasos cada día y darme la sabiduría para liderar a la familia. Reconozco que no honro a mis padres. Encuentro pretextos para no hacerlo. Sin embargo, hoy me rindo a tus pies y pido que me ayudes a cambiar. Someto a sus pies mis pensamientos y acciones para que me ayudes en el proceso de transformación. Amén”

4.- Una meta familiar para hoy:

Voy a revisar cuál es mi disposición y actitudes hacia mis padres, y voy a cambiar, prendido de la mano del Señor Jesucristo para honrarlos como se merecen.