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Eliminemos temas tabú con nuestros hijos

Eliminemos temas tabú con nuestros hijos

Sandra quedó embarazad a los 15 años. Es alegre, entusiasta, con un rostro que encarna la pureza y la incertidumbre, y soñaba — al menos en ese momento — con estudiar medicina. Sus padres la recriminaron al enterarse de la noticia, y con tres meses de embarazo, la chica intentó quitarse la vida. Puso en riesgo su vida y la de la criatura.

— ¿Nunca hablaste con tus padres del asunto? — , le pregunté.

La respuesta de la jovencita me dejó apesadumbrado:

Mis padres nunca tienen tiempo para mí. Están muy ocupados trabajando...

Y ahora, esta niña se aprestaba a ser mujer, con las enormes responsabilidades que encierra ser madre.

Esta adolescente me hizo formular un interrogante que hoy le traslado: ¿Cuánto hablamos los padres sobre temas como el sexo con nuestros hijos?

Y sumaría dos preguntas más: ¿Acaso escuchamos sus preocupaciones sobre temas sentimentales? ¿Por qué permitimos que ellos consulten la Internet antes que a nosotros para despejar sus cuestionamientos?

Los jóvenes se inician en el sexo a temprana edad

Nuestros jóvenes no son los de antaño y tampoco se parecen a los chicos y chicas de nuestra generación. Todo ha cambiado. Tal vez quienes nos quedamos suspendidos en el tiempo somos usted y yo. Por ese motivo nos sorprende que ellos se inicien sexualmente a más temprana edad. Al mismo tiempo, que se quejen de la distancia cada vez más grande con sus padres. Se levantaron barreras y la comunicación no es tan fluida. Por ese motivo, buscan respuestas a sus inquietudes en la Internet y en sus amistades.

Una investigación del Instituto de La Familia de la Universidad de La Sabana, realizada entre 10 mil jóvenes en Colombia, reveló que el 72 % de los hombres menores de 18 años no ha tenido relaciones con penetración completa, en contraste con el 28 % que aseguró que si. En cuanto a las mujeres, el 82 % no ha iniciado su vida sexual, contra un 18 % que dijo lo contrario.

El estudio señala: “En cuanto a la edad en la que los jóvenes tuvieron su primera relación sexual, la investigación reveló que ellos lo hicieron entre los 13 y 14 años (13.0 %), y ellas entre los 15 y 16 años (8.1 %). Con relación a los motivos por los cuales los jóvenes en Colombia inician a temprana edad su vida sexual, en el caso de las mujeres las razones principales son: porque querían expresarle su amor a la otra persona (8 %), porque se dejaron llevar por la excitación del momento (6 %), porque sentían gusto físico (6 %) y porque querían experimentar (4 %). Los hombres adujeron las principales razones al impulso físico (18 %), a la diversión (12 %), a la curiosidad (11 %) y la excitación del momento (11 %).” (Estadísticas citadas en el diario El País. Colombia. 30/08/2015. Página C7)

La situación es preocupante porque constituye un reflejo de lo que ocurre en Latinoamérica. Nuestra juventud encuentra en el sexo fácil, sin responsabilidad, una práctica cada vez más común que está ligada a la proliferación de embarazos, abortos y contagio de enfermedades.

¿A qué se debe toda esta conjunción de problemas? Al progresivo distanciamiento que experimenta la juventud en la relación con sus padres. Hoy día cada quien vive a su manera, como mejor considera. No hay tiempo para dialogar, pero sí lo hay para estar prendidos de un teléfono celular o de las redes sociales.

Ahora, el curso de la historia que está teniendo la humanidad y en particular, el futuro incierto de nuestros jóvenes, llama a hacer un alto en el camino y emprender una nueva dirección, fundamentada en principios y valores.

Desde la antigüedad nuestro amado Dios advirtió sobre la necesidad de educar a las nuevas generaciones acerca de principios de vida sanos, de guardar equilibrio y sujeción a los mandamientos: “Para que [...] sepa [las Palabras de Dios] la generación venidera [...]; y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, a fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios; que guarden Sus mandamientos.” (Salmos 78:6,7)

Orientar a nuestros hijos en fundamentos para su desenvolvimiento moral y social, es una responsabilidad que no podemos eludir. Dios nos instruyó y, nosotros, estamos llamados a transmitir esos principios a nuestros hijos.

Al respecto el rey David escribió: “Venid, hijos, oídme; el temor [la veneración] del Señor os enseñaré.” (Salmos 34:11)

La familia es esencial, como también lo es la necesidad de tomar tiempo para el diálogo con nuestros hijos. Es prioritario que, en medio de las ocupaciones diarias, saquemos tiempo para ellos, para generar puentes de diálogo y de amistad, al tiempo que el acercamiento contribuya a disponer el ambiente para acercarnos a sus problemas, y responder a sus inquietudes.

Los hijos deben ver en sus padres a los amigos cercanos en quienes pueden confiar. Si no nos hemos ganado esa confianza, es hora de generar las condiciones.

Las prácticas sexuales no deben constituir un aspecto vedado. Por el contrario, son temas que se deben abordar a nivel familiar y recordarles que Dios trazó pautas claras, contenidas en la Biblia. Es el comienzo para retomar el curso de implantar semillas de moralidad en adolescentes y jóvenes.

Y en medio del proceso, Jesucristo debe gobernar nuestros corazones. Él debe ocupar el primer lugar en nuestra vida y en la familia. Cuando esto ocurre, experimentamos cambios que nos llevan a mantener mejores relaciones, pero además, sentar hoy las bases para un futuro de realización y éxito para nuestros hijos, con pautas morales que les permitan vencer las tentaciones del mundo. ¡Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo!

La desinformación desorienta a los jóvenes sobre la sexualidad

Cada vez más los adolescentes y jóvenes prefieren las amistades, la internet o las revistas antes que a sus padres para formularles preguntas sobre sexo, amor o afectividad. Es una tendencia que sigue creciendo. En el caso de las mujeres, la primera opción es la mamá, después los amigos y en tercer lugar Internet.

El asunto podría parecer irrelevante si no fuera por el hecho de que la primera fuente de información para despejar cualquier interrogante de nuestros hijos, debería ser el hogar.

La enorme brecha que separa a los padres de los hijos les ha llevado a construir mitos alrededor de la sexualidad. La falta de una buena información y la carencia de espacios de diálogo con sus progenitores, los conduce a cometer grandes errores.

Por ejemplo, una investigación del Instituto de La Familia de la Universidad de La Sabana, en Colombia, puso en evidencia que “Los jóvenes creen que cuando se usa preservativo hay bajo riesgo de embarazo, de adquirir el virus del papiloma humano, de infectarse de sida, de herpes genital y de chlamydia. Las mujeres, más que los hombres, le dan más importancia al uso del condón. Esto quiere decir que los adolescentes consideran que cuando se usa preservativo no se tiene tanto riesgo de adquirir alguna infección de transmisión sexual o de quedar en embarazo, a diferencia de cuando no se usa; sin embargo, una proporción pequeña considera que aunque se use condón si se pueden adquirir estas consecuencias al tener relaciones sexuales.” (Información citada en el diario El País. Colombia. 30/08/2015. Página C7)

Algunas de las creencias sobre el aborto, la homosexualidad y el inicio de la vida sexual, arrojan resultados sorprendentes: el 18 % de los hombres y el 31 % de las mujeres consultadas en el estudio están de acuerdo con que las relaciones homosexuales deben ser vistas como algo normal. Sobre la idea de abortar, el 17 % de los adolescentes lo consideran como algo normal, siempre y cuando la mujer estudie otras alternativas como la adopción.

Dentro de las razones por las cuales los adolescentes deciden no tener relaciones sexuales antes de cumplir la mayoría de edad, para las mujeres la justificación principal es: porque aún no se sienten preparadas, porque prefieren esperar a conocer a la persona indicada, porque no quieren contagiarse de sida o de otras infecciones de transmisión sexual y porque les da miedo quedar embarazadas.

En el caso de los hombres, primero es porque no quieren contagiarse de sida, le sigue porque no quieren dejar en embarazo a una mujer y finalmente porque prefieren esperar a conocer a la persona indicada.

El panorama en cuanto a nuestra juventud –que hoy luce preocupante — puede cambiar. Basta que tomemos la firme determinación de formarlos en principios y valores cristianos. Esta sabia y sana cimentación les permitirá avanzar hacia su crecimiento personal y espiritual, pero además, prepararse para una vida victoriosa, conforme a la voluntad de Dios.

El apóstol Pablo puso de relieve esta enseñanza cuando escribió a su discípulo Timoteo: “Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” (2 Timoteo 3:15)

Estas pautas bíblicas que orientan a los adolescentes y jóvenes respecto a su desenvolvimiento moral, les permite vencer las tentaciones y salir airosos en cualquier situación que pueda conducirlos a la fornicación o comportamientos indebidos.

El apóstol Juan escribió en el primer siglo una enseñanza que cobra especial vigencia en nuestro tiempo: “Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.” (1 Juan 2:13)

Nuestra familia es muy valiosa, y dentro de sus componentes, los hijos. Con ellos debemos mantener una buena comunicación y generar las condiciones para mantener una sólida y fluida amistad con ellos. Este fundamento facilitará que cuando enfrenten problemas o tengan dudas, nos hagan consultas y podemos orientarles oportunamente.

Hoy es el día para prestar atención a nuestra relación familiar, y de ser necesario, aplicar oportunos correctivos. Decídase hoy por concederle a Dios el primer lugar en su vida. Si Él toma control de sus pensamientos ya acciones, traerá transformación en el entorno familiar y mejorará la relación con el cónyuge y los hijos.

Internet no es buena fuente para instruir sobre sexo

¿Sabía usted que más del 60% de las consultas que hacen muchos jóvenes y adolescentes en la Internet— tanto hombres como mujeres— está relacionadas con pornografía e imágenes de alto contenido sexual, o al menos, muy sugerentes?

La facilidad que hoy tienen nuestros hijos, bien sea a través de su PC o en un teléfono móvil para ingresar a páginas sin que podamos ejercer control alguno, está generando contaminación en sus mentes y tergiversación respecto a lo que es una sana sexualidad.

Una investigación del Instituto de La Familia de la Universidad de La Sabana, en Colombia, puso en evidencia que “Solo el 25 % de los hombres y el 24 % de las mujeres menores de edad tienen algún tipo de filtro en el computador para bloquear las páginas pornográficas. Con relación al lugar desde donde se conectan, el 78 % de los hombres y el 76 % de las mujeres lo hacen desde la casa, le sigue el celular (con un promedio entre el 47 y el 51 %), tercero el portátil (40 %) y cuarto el colegio (35 %). Cuando navegan en la red entre el 54 y el 61 % busca información para hacer trabajos o tareas, el 33 % descarga música, videos o películas, y entre el 19 y el 32 % juega en línea. Los hombres, más que las mujeres, leen noticias en Internet, ven más pornografía, buscan fotos o videos eróticos y hacen más apuestas en línea. En el caso de las mujeres, ellas buscan más información para efectos académicos y utilizan más Twitter.” (Información citada en el diario El País. Colombia. 30/08/2015. Página C7)

Lo que despierta preocupación, además del mínimo control que se ejerce sobre lo que ven los hijos en la Internet, es que si ejecutan supervisión, es parcializada. Se evidenció que controlan más a las niñas en las salidas los fines de semana, en conocer lo que hacen durante su tiempo libre, en fijarles un horario de llegada y en aconsejarlas sobre el uso de Internet y de video juegos.

Otro elemento que despierta inquietud es que, de acuerdo con los especialistas, a nuestros adolescentes muy poco les hablan en los hogares e instituciones educativas, sobre cómo aprender a decir no cuando les proponen tener relaciones sexuales y cómo identificar si la persona con la que están saliendo es la adecuada.

Es esencial que retomemos el rumbo de forjar a las nuevas generaciones en principios y valores. De enseñarles sobre sexualidad, sobre moral, sobe obediencia y sujeción a Dios. No podemos olvidar que nuestra sociedad inició un camino imparable hacia la inmoralidad en el momento en el que dejó de lado al Señor.

Hay que darles confianza a nuestros hijos, pero también controlar qué hacen. Algunos padres, por ejemplo, sólo les dan teléfono celular a sus hijos cuando cumplen 14 años y consideran que llegaron a cierto grado de responsabilidad con el uso que le dan a la Internet o las Redes Sociales.

El rey Salomón advirtió hace muchos siglos que: “El niño dejado a sus caprichos es vergüenza de su madre.” (Proverbios 29:15)

No podemos rehuir la responsabilidad que nos asiste de formar a nuestros hijos. De hecho, fue la recomendación que le hizo nuestro Padre celestial a Israel cuando iba a entrar a la tierra prometida; esa advertencia nos cobija a nosotros hoy: “Estas palabras que Yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” (Deuteronomio 6:6,7)

No hay otra salida que formar a nuestros hijos en sólidos cimientos, en principios y valores. Si lo hacemos, aun cuando las tentaciones sean muy fuertes, podrán salir victoriosos. Hoy es el día de tomar responsabilidad por nuestra familia.

Si no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Recuerde que tomamos de la mano del Señor Jesús emprendemos el proceso de crecimiento personal y espiritual que siempre hemos anhelado, y que necesitamos. ¡Ábrale su corazón a Cristo!

Publicado en: Estudios Bíblicos


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