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El propósito del Discipulador: Convertir Discípulos en multiplicadores


(Lección 3)

El propósito del Discipulador: Convertir Discípulos en multiplicadores (Lección 3)

En una época como la actual cuando el crecimiento poblacional es vertiginoso en todo el mundo y los esfuerzos por alcanzar almas para Cristo parecen insuficientes, la mejor alternativa es volver a nuestros orígenes: El Discipulado. Y en esta tarea juega un papel protagónico el Discipulador.

Cuando alguien recibe a Jesús como Señor y Salvador en la iglesia, su meta al asumir el proceso de impartirle clases de discipulado es llevarle a un nivel de madurez espiritual tal que se convierta en multiplicador de las enseñanzas de las Buenas Nuevas; en otras palabras, que el Discípulo llegue a ser Discipulador.

Dietrich Bonhoeffer (1906-1945), cuya fe cristiana lo llevó a su muerte, escribió el famoso libro The Cost of Discipleship [El costo del discipulado], en el cual anota:
“La vida antigua queda atrás, y es completamente entregada. El discípulo es arrastrado fuera de su seguridad relativa a una vida de inseguridad absoluta (es decir, en verdad, en seguridad y estabilidad absoluta en el compañerismo con Jesús… Si siguiéramos a Jesús, deberíamos tomar ciertos pasos específicos. El primer paso, que sigue al llamado, separa al discípulo de su existencia previa… La cruz se pone sobre cada cristiano. El primer sufrimiento de Cristo que cada hombre debe experimentar es el llamado a abandonar los vínculos de este mundo…  Cuando Cristo llama a una persona, le pide que venga y muera”. (Dietrich Bonhoeffer. “El costo del discipulado”. Alemania. 1950. Pgs. 62, 63, 66, 67, 99)
Lea el texto detenidamente y encontrará la riqueza de la reflexión que hace Bonhoeffer: El cristiano no puede estancarse; debe asumir un papel dinámico que no solo incluye su crecimiento espiritual sino además, su multiplicación. En términos sencillos: Una oveja gana más ovejas.

El Discipulador extiende el Reino de Dios

Ya que asumió el compromiso de convertirse en Discipulador y tiene claro que un distintivo de quien ejerce esta tarea es vivir a Cristo, es esencial que comprenda un segundo elemento: Su mayor esfuerzo debe volcarse a llevar al Discípulo al nivel en el que no solo interiorice las enseñanzas recibidas sino que además esté dispuesto a transferir esos principios de vida a otras personas.

Ese principio lo tenían claro los cristianos del primer siglo. Recordemos que tras la muerte de Esteban a manos de Saulo y otros judíos religiosos, se produjo una persecución sin precedentes que no detuvo el avance de la fe sino que sirvió de base para multiplicar los esfuerzos evangelizadores.

Los discípulos dejaron su posición de aprendices para convertirse en discipuladores. El evangelista Lucas relata el acontecimiento en los siguientes términos: Pero Saulo hacía estragos en la iglesia entrando de casa en casa, y arrastrando a hombres y mujeres, los echaba en la cárcel. Así que los que habían sido esparcidos iban predicando la palabra.” (Hechos 8:3, 4. La Biblia de Las Américas)

Esa transformación no hubiera sido posible si ellos mismos no aprenden los primeros rudimentos de la fe, es decir, caminan el sendero del discipulado, de la formación, del acompañamiento para superar las crisis y crecer en el amor y fe a Jesucristo.

Una estrategia para alcanzar a más personas

El discipulado no es un proceso del primer siglo, de los tiempos de Jesús. Lo encontramos desde el Antiguo Testamento cuando Esdras ejercía su labor de escriba e Isaías tenía personas a cargo, que eran edificadas en la fe (Cp. Isaías 8:16). Podríamos aventurarnos a decir que es una tradición de muchos siglos.

Los estudiosos señalan que probablemente Eliseo fue un discípulo de Elías (Cp. 1 Reyes 19:19 ss.; 2 Reyes 2:1-15; 2 Reyes 3:11).

En los hombres de Dios aprendemos una característica especial: No sólo tenían un mensaje transformador que ejercía una poderosa influencia en los demás, sino que además procuraban pasar tiempo con ellos; en otras palabras, hacer seguimiento a sus discípulos.

Protágoras de Abdera (485-411 a.C.), por ejemplo, fue un filósofo griego que impulsó la formación de discípulos como lo registra la historia. Era admirado por su retórica. Otros contemporáneos como Platón lo consideraron un pensador viajero con una poderosa influencia. A diferencia de muchos discipuladores, él cobraba por su oficio.

Lo destacable en el modelo que iniciaron fue la estrecha relación Maestro-Aprendiz, que no debe perderse hoy.

Nuestro amado Salvador Jesús desarrolló tal influencia que registra el evangelista Juan la escena en la que  varios griegos pidieron reunirse a solas con Él, sin duda para beber de la fuente de sus conocimientos (Cp. Juan 12:20-26)

Multiplicarse, una meta a futuro

Nuestro amado Salvador Jesucristo tenía claro que el Discípulo debe crecer y tornarse partícipe en la extensión del Reino de Dios.

El evangelista Lucas registra un ejemplo que debemos aplicar a nuestro tiempo:

“Después, Jesús eligió a setenta y dos discípulos, y los envió en grupos de dos en dos a los pueblos y lugares por donde él iba a pasar.  Jesús les dijo: «Son muchos los que necesitan entrar en el reino de Dios, pero son muy pocos los que hay para anunciar las buenas noticias. Por eso, pídanle a Dios que envíe más seguidores míos, para que compartan las buenas noticias con toda esa gente. Y ahora, vayan; pero tengan cuidado, porque yo los envío como quien manda corderos a una cueva de lobos. »No lleven dinero, ni mochila ni zapatos, ni se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando lleguen a alguna casa, saluden a todos los que vivan allí, deseándoles que les vaya bien.  Si la gente merece el bien, el deseo de ustedes se cumplirá; pero si no lo merece, no se cumplirá su deseo.  No anden de casa en casa. Quédense con una sola familia, y coman y beban lo que allí les den, porque el trabajador merece que le paguen.” (Lucas 10:1-7. Traducción en Lenguaje Actual)

De este pasaje Escritural podemos aprender, en nuestra condición de Discipuladores, varios aspectos:

1.- Se estructuraron equipos de trabajo, de dos personas.

2.- No se limitaron a un solo lugar, sino que fueron enviados a “campos blancos” a evangelizar y discipular.

3.- Desarrollar esa estrategia fue la forma de encarar la realidad de que muchos necesitan las buenas noticias y entrar en el Reino de Dios.

4.- Jesús enseñó que debíamos pedir al Padre que enviaran más servidores a la obra.

5.- Desarrollar la tarea de evangelizar y discipular demandaba dependencia del Señor, para la guía y provisión.

6.- Debían desarrollar un acercamiento básico con todas personas.

7.- Era necesario que recibieran con humildad lo que les ofrecieran; la idea no era exigir privilegios ni condiciones especiales.

Tan solo leyendo una y otra vez estos cuantos versículos podríamos encontrar enseñanzas prácticas para nuestra congregación y, en particular, para quienes anhelamos desarrollar eficazmente el trabajo como Discipuladores.

Recuerde: Si anhelamos alcanzar más almas para el Reino, es esencial que formemos Discípulos y los llevemos al nivel en el que ellos mismos se constituyan en Discipuladores. Es una tarea urgente. No la podemos ni eludir ni restarle importancia. DIOS PERMITA QUE esta semana se fije la meta de meditar en este aspecto y reafirmar su determinación de formar a otras personas.

Preguntas para la reflexión y fortalecimiento del Curso de Discipuladores:

Le animo para que lea cada una de las preguntas que encontrará a continuación, reflexione en las enseñanzas antes de escribir su respuesta, y repase constantemente lo aprendido. Lo más aconsejable en todos los casos es que tome anotaciones en un cuaderno:

a.- ¿Qué papel juegan los Discipuladores en una sociedad cuyo crecimiento poblacional es cada día mayor?

b.- ¿Cuál debe ser la meta de los Discipuladores con sus Discípulos?

c.- ¿Por qué razón una de las primeras metas del Discipulador debe ser vivir a Cristo e interiorizar todas sus enseñanzas?

d.- ¿Qué hicieron los primeros cristianos en medio de la persecución según leemos en Hechos 8:3, 4?

e.- ¿Por qué decimos que los primeros cristianos tenían claro el fundamento del discipulado y su importancia?

f.- A hablar de discipulado, ¿qué nos enseñan pasajes Escriturales como Isaías 8:16; 1 Reyes 19:19 ss.; 2 Reyes 2:1-15 y 2 Reyes 3:11?

g.- ¿Qué conclusiones— respecto a la tarea del Discipulador— encuentra al leer el pasaje de Lucas 10:1-7?

Publicado en: Escuela Bíblica Ministerial


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