El poder transformador del Espíritu Santo
Con frecuencia encontramos personas desalentadas porque, en su criterio, resulta muy difícil mantenerse firme en el proceso de cambio y crecimiento personal y espiritual. Igualmente es muy frecuente que se den por vencidas fácilmente.
¿Realmente es esto así? Por cierto que no. La razón en sencilla, si permanecemos prendidos de la mano del Señor Jesús y la llenura del Espíritu Santo permanece en nosotros, no habrá obstáculo que nos detenga y cada paso que demos en Él, será un paso firme, hacia la victoria.
Base Bíblica: Efesios 1:13, 14; 2 Corintios 1:21, 22; Filipenses 1:6; Juan 15:1-5
I. El Espíritu Santo produce transformación y poder en nuestra vida
1. El Espíritu Santo comienza su obra transformadora en nuestra vida desde el momento que nos convertimos a Cristo Jesús (Efesios 1:13, 14; 2 Corintios 1:21, 22; Filipenses 1:6)
a. Fuimos sellados con el Espíritu Santo para el día de la redención (Efesios 4:30; 2 Corintios 5:5)
b. Dios no nos da el Espíritu Santo por medida (Juan 3:34)
c. No debemos permitir que nuestras acciones apaguen al Espíritu Santo (1 Tesalonicenses 5:19)
2. El Espíritu Santo produce transformación en nuestra vida. El Espíritu Santo dijo que por los frutos seríamos conocidos (Mateo 7:19; Lucas 13:7-9; Mateo 3:10)
3. El poder del Espíritu Santo hace posible nuestra transformación (2 Corintios 3:18)
II. El poder transformador del Espíritu Santo nos permite ser cristianos que llevan fruto
1. La Presencia del Espíritu Santo en nuestra vida se hace evidente (Lucas 6:43, 44)
2. Muchas señales externas no identifican, necesariamente, a alguien en quien obra la llenura del poder del Espíritu Santo (Mateo 7:21-23; 2 Timoteo 2:2-5; Apocalipsis 16:13, 14)“Jesús dijo que podemos conocer un árbol por el fruto que produce. Una persona se revela no tanto por lo que profesa con los labios, sino por lo que es. Los dones del Espíritu Santo se conceden a la iglesia para el ministerio. El fruto del Espíritu Santo da al hijo de Dios de modo que su vida pueda ser cambiada.” (Richard W. O´ffil. “El fruto divino” Editorial APIA. EE. UU. 2010. Pg. 6)3. El fruto del Espíritu Santo está íntimamente ligado al ser. La transformación que producen en nosotros es lo que nos permite ser cristiano que ejercen influencia en otras personas.
III. El poder del Espíritu Santo en nuestra vida se extiende al mundo
1. Nos movemos en el poder de Dios su permanecemos unidos al Señor Jesucristo (Juan 15:1-5)
a. Si permanecemos en Jesús el Señor, siempre llevaremos fruto (Juan 15:2)
b. Sólo llevamos fruto si permanecemos unidos a la vid que es Cristo (Juan 15:2)
2. Dios es glorificado cuando llevamos fruto (Juan 15:8)
a. ¿Glorificamos a Dios con lo que hacemos?
b. ¡Cuál es el objetivo final de lo que hacemos?
3. Si el Espíritu Santo se mueve en nuestra vida, será evidente al mundo en el que nos desenvolvemos (Mateo 7:16, 20)
a. Todos los que son verdaderos cristianos llevan fruto para Su gloria
b. Hay una enorme diferencia entre hacer lo bueno y ser bueno.
Conclusión:
Dios desea que experimentemos una vida espiritual victoriosa. No quiere que andemos en derrota, dándonos por vencidos fácilmente cuando cometemos un error y consideramos que la vida cristiana es muy difícil, sólo posible para algunos súper-espirituales. ¡Tremendo error! Si permite que el poder del Espíritu Santo fluya en su vida, tendrá una vida cristiana victoriosa. ¿Cómo fluir en el Espíritu? Cuando estamos íntimamente unidos al Señor Jesucristo.
La oración es un paso esencial, porque orar es hablar con Dios y nos ayuda a caminar en la voluntad de Aquél que nos creó y que es poderoso para llevarnos a vencer tentaciones y elevarnos a nuevos niveles (Filipenses 1:6). Hoy es el día para tomar la decisión de caminar de la mano del Señor Jesús, dejando que el Espíritu Santo se mueva con poder dentro de nosotros.
Publicado en: Sermones
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