mensajerodelapalabra.com :: Para uso personal solamente. Prohibida su reproducción total o parcial sin la autorización de autor.

mensajerodelapalabra.com

 

El Discípulo de Jesús debe aprender a enfrentar la adversidad


(Lección 6 Nivel 3)

El Discípulo de Jesús debe aprender a enfrentar la adversidad (Lección 6 Nivel 3)

Meyci llamó a su líder. “No deseo seguir yendo a la Iglesia. Lo siento. Tengo tantos problemas en casa, que considero infructífera mi vida cristiana. Hoy decidí renunciar.” Al otro lado de la línea Jairo quedó perplejo. ¡Todo iba tan bien con esta ama de casa: Era activa en el servicio a Cristo e incluso recién había pedido su ingreso al grupo de ujieres! Y ahora estaba dispuesta a echar todo su esfuerzo de vida en la fe por la borda.

Luz Marina se cansó de orar. Siente que Dios no la escucha. “Debes perseverar, no darte por rendida. A su tiempo el Señor responderá a su clamor”, le recomendó la Discipuladora. Ella, sin embargo, creo que su marido jamás dejará de beber y que no vale la pena seguir intercediendo por él.

Mario se sorprendió a sí mismo yendo hacia un parque cercano, al amparo de las primeras sombras de la noche, para fumarse un cigarrillo. Llevaba tres meses sin fumar, sin embargo en esta ocasión se dio licencia y volvió a caer en ese vicio, a pesar del enorme daño que le está causando a su salud. “Me siento avergonzado con Dios y no deseo seguir llamándome cristiano cuando aún incurro en este tipo de fallas.”, aseguraba.

Estos tres casos no son aislados; por el contrario, representan el reflejo de infinidad de hombres y mujeres que comienzan a caminar de la mano del Señor Jesús pero que, ante la primera debilidad o problema que enfrentan, quieren darse por vencidos.

Los problemas me sacaron del camino”, contó alguien que comenzó su vida cristiana con gozo pero ante los tropiezos, decidió volver a la mundanalidad.

¿Está bien renunciar ante los obstáculos que salen al paso? Por supuesto que no. Cristo nos llamó a perseverar aunque reconoció, en el mundo tendremos situaciones difíciles: “… Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33. NTV)

La decisión de volver atrás, sumirnos en un estado de estancamiento o quizá no seguir luchando en medio de las adversidades de la vida es suya y mía. No es culpa de Dios ni de quienes nos rodean. En verdad no es culpa de nadie; más bien, responsabilidad nuestra.

No estamos solos…

No importa cuántos sean los problemas que hayan surgido a su paso. Quizá piensa que justo desde que se convirtió a Cristo y es Discípulos, las dificultades se recrudecieron. ¡No crea esas mentiras del diablo! Los tropiezos estuvieron presentes en su vida antes y lo más probable es que proseguirán. La diferencia entre el hoy y el ayer, es que ahora contamos con la ayuda del Señor Jesús.

Nuestro amado Salvador prometió a sus discípulos y primeros creyentes, que Él estaría a su lado siempre. Y eso es lo mismo que nos dice hoy: “Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».” (Mateo 28:20. NTV)

Si Jesús nuestro amado Salvador, cuyas pisadas seguimos siempre, está con nosotros, no hay circunstancia adversa que nos pueda doblegar. Él nos permite sobreponernos a todo lo que nos impida avanzar, tanto en la dimensión personal como espiritual. Con Él somos equipo, somos invencibles.

Los primeros creyentes, un ejemplo de fe y perseverancia

Cuando se comienza a proclamar el Evangelio de Salvación en el primer siglo, se libraban intensas persecuciones en contra de los primeros creyentes.

Cuando muere Esteban apedreado, uno de los diáconos y creyente consagrado de su tiempo, los cristianos debieron huir.

En las Escrituras leemos que “Ese día comenzó una gran ola de persecución que se extendió por toda la iglesia de Jerusalén; y todos los creyentes excepto los apóstoles fueron dispersados por las regiones de Judea y Samaria. (Con profundo dolor, unos hombres consagrados enterraron a Esteban). Y Saulo iba por todas partes con la intención de acabar con la iglesia. Iba de casa en casa y sacaba a rastras tanto a hombres como a mujeres y los metía en la cárcel.” (Hechos 8:1-3. NTV)

Si alguien quería tener sobre sus hombros un rótulo que dijera: “Acaben con mi vida y la de mis familiares”, bastaba que confesara su fe en Jesús. Así era de intensa la búsqueda y arbitrariedades a las que eran sometidos por su fe en el Maestro.

No obstante lo anterior, los seguidores de Jesús no se dieron por vencidos. Siguieron adelante como relata la Palabra: “Así que los creyentes que se esparcieron predicaban la Buena Noticia acerca de Jesús adondequiera que iban.” (Hechos 8:4. NTV)

¡Cuán diferentes de nosotros hoy! Sin duda, los Discípulos de aquella época marcaban la diferencia, y de ellos debemos aprender mucho para hacerlo vida en nuestra cotidianidad.

En Cristo somos más que vencedores

El apóstol Pablo pasó de Discípulo a Discipulador. Él encarnó en su propia existencia la decisión de perseverar aun cuando las situaciones que enfrentaba eran traumáticas a veces. Ningún obstáculo lo detuvo.

Acerca de este principio poderos y transformador, le invitamos a considerar el siguiente texto bíblico: “¡Cuánto alabo al Señor de que hayan vuelto a preocuparse por mí! Sé que siempre se han preocupado por mí, pero no tenían la oportunidad de ayudarme. No es que haya pasado necesidad alguna vez, porque he aprendido a estar contento con lo que tengo. Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco. Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas. ” (Filipenses 4:10-13. NTV)

Este Discípulo y Discipulador declaró: “…todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas.”

Ahí está el secreto. No vencemos en nuestras fuerzas sino en el poder de Jesucristo. ¿Dejarán de venir los momentos críticos? Lo más probable es que no. No obstante, si de algo podemos tener la certeza es que saldremos airosos. Con nosotros está el Maestro, cuyas huellas seguimos en la arena. No hay situación que nos derribe, y si fuera así, con Su divino poder nos levantaremos de nuevo. ¡Hoy es el día de reemprender el camino, como auténticos Discípulos de Jesús! Téngalo presente: En Él somos más que vencedores hoy, mañana y siempre…

Tareas para la semana:

Las tareas que ocuparán esta semana mi proceso de crecimiento en el Discipulado Nivel III son:

a.- Repasaré cada una de las citas Bíblicas sobre las cuales realicé el estudio de hoy. Procuraré interiorizarlas para tener presente— en todo momento— que Cristo está con migo.

b.- Revisaré mi vida para verificar si soy de los creyentes que se dan fácilmente por vencidos o si, por el contrario, persevero con ayuda de Dios.

c.- Reconoceré que en medio de las dificultades de la vida antes que volver a tras debo seguir adelante, tomado de la mano del Señor Jesús quien me hace más que vencedor.

Versículo para Memorizar durante la semana:

“Timoteo, mi querido hijo, sé fuerte por medio de la gracia que Dios te da en Cristo Jesús. Me has oído enseñar verdades, que han sido confirmadas por muchos testigos confiables. Ahora enseña estas verdades a otras personas dignas de confianza que estén capacitadas para transmitirlas a otros.” (2 Timoteo 2:2. NTV)

Publicado en: Escuela de Discipulado


Copia el siguente texto a tu muro de Facebook:
https://www.mensajerodelapalabra.com/site/index.php/el-discipulo-de-jesus-debe-aprender-a-enfrentar-la-adversidad-leccion-6-nivel-3/



Temas Relacionados: