Dios transforma las adversidades en bendiciones
El teléfono celular es un dispositivo sin el cual, la mayoría de las personas, dicen no poder vivir cómodamente.
¿Sabía usted que su invención comenzó hace poco más de un siglo? Parece imposible, pero es real.
El origen de todo es el inventor norteamericano, Samuel Finley Breese Morse. Fue el creador del código que lleva su apellido y que permitió comunicaciones a miles de kilómetros de distancia. Rompió las barreras. Junto con Alfred Vail estructuraron la telegrafía.
La primera transmisión oficial vía telegráfica se realizó el 1 de enero de 1845, conectando Washington con Baltimore. El sistema tomaba como fundamento impulsos eléctricos que eran decodificados por un receptor.
Pero, ¿sabía que detrás de esta invención de la lejana modernidad hay una historia de amor? Tuvo ocurrencia cuando la esposa, Lucrecia Walker, murió y él se enteró de su fallecimiento tres días después. La carta demoró mucho.
A partir de ahí se fijó la meta de crear una técnica que acortara distancias, y lo logró. Este código es pionero para nuestros sistemas de comunicación. Así las cosas, cada vez que conteste el celular, acuérdese de un romance de esposos que fue el catalizador de los modernos aparatos con los que usted y yo nos comunicamos.
Samuel Finley Breese Morse era hijo de un pastor calvinista. Fue educado bajo principios cristianos y desarrolló en su vida la perseverancia, en medio de las adversidades. Es lo que denominamos hoy “inteligencia cristiana” que no es otra cosa que la sumatoria de principios que aprendemos en la Biblia y que llevamos a la cotidianidad.
Él entendió que no estaba solo. Que, tomado de la mano del Señor Jesucristo, era un vencedor. Y aunque por muchos años extrañó a su esposa, dio pasos agigantados para el avance de la ciencia.
En el Salmos 126: 6 leemos un poderoso principio que deberíamos poner en práctica cada nuevo día:
"Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; más volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas."
Es probable que hoy estemos enfrentan un momento difícil, pero con ayuda de Dios no solo podremos superarlo, sino que, además, saldremos victoriosos cualquiera sea el obstáculo que haya salido al paso.
Otra palabra alentadora la encontramos en las Escrituras referente al cuidado que tiene Dios de nosotros:
"El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado." (Apocalipsis 21: 4 | La Biblia de Las Américas)
Hoy es el día para comenzar de nuevo. No se deje derrotar por nada ni por nadie. Con usted está el Dios de poder que nos lleva de triunfo en triunfo. Levántese, es hora de recomenzar.
Si aún no ha recibido a Jesucristo, hoy es el día para que le abra las puertas de su corazón y emprenda el maravilloso viaje hacia el cambio y crecimiento personal y espiritual.
Publicado en: Reflexiones
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