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Dios puede cambiar el curso de su vida

Dios puede cambiar el curso de su vida

Base Bíblicos: Hechos 3:1-10

“Pero Pedro le dijo: — No tengo oro ni plata, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” (Hechos 3:6. La Palabra de Dios para todos).

Introducción:

Resulta sorprendente descubrir que en la sociedad millares de hombres y mujeres ven transcurrir su existencia resignada a que la desesperanza, la miseria y una inclinación natural al fracaso los gobierne. Sin embargo cuando permiten que Dios los gobierne, que tome control de su existencia, se produce una profunda transformación que cambia el curso de su historia. Su vida será productiva, para sí mismo y para los demás. Además, comenzará a cumplir el plan de Dios para su ser.

I.- ¿Está dispuesto a seguir siempre como hasta ahora? (vv.1, 2).

Hay quienes se conforman a vivir siempre en la miseria, en una condición de amargura permanente, desadaptados de la sociedad en la que se desenvuelven y gobernados por la desesperanza. Viven de lo que todos dejan. Su perspectiva de la vida está totalmente poblada de sombras. Surge entonces la pregunta: ¿es esto lo que Dios quiere para su vida Sin duda que no. El tiene maravillosos planes para nosotros.

1.- Los hombres de Dios guardan un principio de vida: una íntima relación con Dios (v.1).- Pedro y Juan se congregaban en la sinagoga, que iba a ser uno de los potenciales lugares en los que proclamarían el poder de Jesucristo como también lo hacían por las casas y en el Aposento Alto. Era una búsqueda permanente, sincera y profunda de Dios. Lo hacían en oración y mediante la lectura de las Escrituras. ¿Cómo anda su vida espiritual? ¿Cuánto tiempo lleva sin orar? ¿Ha dejado acaso de leer la Palabra de Dios?.

2.- El paralítico buscaba el templo de Jerusalén para implorar la caridad pública (v. 2).- Igual que ocurre en nuestro tiempo, el paralítico buscaba el templo, pero no para adorar a Dios sino para obtener un beneficio de la caridad ajena. Era su propósito. Aunque podría obtener de Dios la sanidad, se iba por las ramas y las cosas pequeñas: estaba tras una moneda, así prosiguiera una vida miserable.

II.- Dios impacta y transforma nuestra vida (vv.-3-6).

Hoy día cuando vemos millares de personas en un estado de desesperanza tal que se conforman con ver pasar los días, ajenos a sí pueden o no sobreponerse y experimentar una vida renovada, no podemos menos que lamentar el que hayan dejado de lado a Dios y prefieran seguir como hasta ahora, con una existencia improductiva para si mismos y para los demás.

1.- El paralítico vio a dos hombres del común que podían ayudarle; no vio en ellos a los ministros de Jesucristo (v.3).- Cuando alguien está sin Dios en su corazón, es ajeno y hasta contrario al evangelio. Si bien es cierto los dos siervos, Pedro y Juan, revelaban en si mismos que Dios obraba y se movía a través de su existencia, el paralítico los apreció como potenciales donadores de una moneda. Era lo que le interesaba. ¿Ha visto usted personas así, preocupadas más del dinero que de los asuntos espirituales? ¿Cómo transcurre la vida de estas personas?

2.- Nuestro ofrecimiento es uno: Jesucristo y su poder (vv.4-6).- Nosotros ofrecemos otra cosa que un camino que transforma: Jesucristo. Tal ofrecimiento puede que haya quienes no lo acepten. Están ocupados en sus propios asuntos o ajenos, totalmente, de Dios. Y nosotros –como siervos cristianos— les mostramos el sendero que pueden seguir. No los obligamos, les advertimos. Y fluye ese poder de Jesucristo en nosotros, porque somos sus embajadores. Los milagros pueden ocurrir. Basta que usted y yo estemos consagrados a servirle a Él.

3.- El poder de Dios es transformador para todo ser humano (vv.7).- En el instante en el que Dios tocó la vida del paralítico, todo cambió. Dejó su estado de parálisis. Se levantó para no postrarse más. Dejó la mendicidad. Nadie tenía por qué mirarlo con conmiseración. Todo iba a ser nuevo, distinto. Era el producto del obrar transformador de Jesucristo en su ser, como puede ocurrir también con usted.

4.- El obrar de Dios en nosotros es un testimonio para el mundo (vv.8-10).- Cuando aquellos que veían nuestra anterior condición, distantes de Dios, en estado lamentable y de pronto nos hallan diferente, es natural que se pregunten sobre ¿qué hay ocurrido? Y ese es el momento oportuno para testimoniarles acerca del Señor Jesucristo. Se convierte en un instrumento de evangelización para todos.

Conclusión:

Dios tiene maravillosos planes para cada uno de nosotros. Nada puede impedir que Él se glorifique en nuestra existencia, si le abrimos las puertas del corazón. En el caso del paralítico que se sentaba junto al templo, él pensaba seguir como hasta ese momento, sumido en la inactividad y dependiendo de la mendicidad. Sin embargo cuando el poder de Cristo entra en acción, todo cambia, dentro nuestro y alrededor.

Publicado en: Sermones


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