Desarrolle una buena comunicación con su cónyuge
1.- Lectura Bíblica: Proverbios 10:12; 25:15
2.- Meditación familiar:
La relación conyugal no es estática; por el contrario, es dinámica. Está llamada a experimentar cambios y crecimiento. Ajustes cuando identificamos que hay errores. El problema radica en la reincidencia en hábitos y comportamientos equivocados, que somos conscientes, desencadenan conflictos. No disponernos a evaluar y aplicar correctivos, agudiza la tensión y los enfrentamientos que deterioran el amor.
En criterio de los especialistas:“Comportamientos como espiar el celular del cónyuge para saber cuáles son sus contactos, a quién llamó o con quién se comunicó en el whatsapp; escuchar a escondidas sus llamadas telefónicas; criticar con frecuencia a sus familiares, exigirle constantemente que cambie o darle cantaleta hasta más no poder, son malos hábitos que terminan incluso, con la más sólida relación amorosa.” (Agencia Colprensa. 20/09/2015)Un primer aspecto que debemos abordar es la comunicación. Comunicarnos no es tan solo hablar y compartir ideas. Va mucho más allá. Incluye saber decir las cosas, en qué momento y evaluar las consecuencias que desencadenan nuestras palabras.
Por ejemplo, muchos esposos y esposas prefieren callar y guardan el resentimiento en su corazón. Si algo no les gusta, asumen el silencio. Su pretexto es que así evitan pelearse. O también, que eluden reproches del otro.
Con este comportamiento lo que alimentan es una rabia contenida que hacia futuro traerá como consecuencia conflictos mayores. Hacerlo es peligroso como advierte el rey Salomón: "El odio suscita rencillas, pero el amor cubre todas las transgresiones.” (Proverbios 10:12. La Biblia de Las Américas)
Todo aquello que genera inconformidad y dolor, debemos decirlo. No callar. Aquí caben las palabras de Salomón, el afamado rey que marcó la historia de Israel, también aconsejó: "Con la mucha paciencia se persuade al príncipe, y la lengua suave quebranta los huesos.” (Proverbios 25:15. LBdLA)
Cuando haya algo que no marche bien, hable con su pareja. Es lo más sano para los dos. Si el diálogo se torna complicado y la otra persona se altera, no se deje arrastrar por el momento. Cálmese. Conserve la serenidad. Tenga presente que el silencio es una forma de agresión y no hablar con el otro de lo que siente y piensa puede acabar con el vínculo. Hay que hablar pero en el momento apropiado.
Una vez se calmen los ánimos, retome el tema. Sobra decir que en todo ese tránsito, debe orar. Es fundamental que lo haga. No olvide que Dios debe gobernar la relación familiar y Él es quien nos ayuda a resolver los problemas.
¿Y qué decir de los celos? Es un comportamiento que obedece a dos factores. El primero, la inseguridad de uno de los componentes de la pareja, y el segundo, a una mala comunicación. Esta es la razón por la que muchas personas protagonizan escenas de celos y deterioran la unidad conyugal.
La celopatía es una enfermedad. De acuerdo con la sicología, el celoso crea imágenes donde no las hay, tiene desconfianza absoluta, no se auto valora. La víctima de celos debe entender que el otro es el que está equivocado y que debe buscar ayuda.
En tales casos hablar y conciliar los motivos que generan ese comportamiento, ayudará mucho en la construcción de una familia sólida.
3.- Oración familiar:
“Amado Dios, reconocemos hoy que sin tu ayuda, los problemas no se resuelven fácilmente. Ayúdanos a tener la sabiduría que requerimos para saber conducirnos en un conflicto familiar. Permítenos asumir cuando hemos fallado y disponernos a cambiar. Creemos que si nos guías, si ocupas el primer lugar en casa, tendremos una mejor calidad de vida en el hogar.”
4.- Una Meta familiar para hoy:
Procuraré entender a mi cónyuge. Le pediré a Dios la sabiduría necesaria para saber escuchar a mi esposo y esposa, y en caso que yo haya fallado, comprometerme a cambiar.
Publicado en: Altar Familiar
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