Decisión, dependencia y perseverancia para alcanzar la victoria
(Vida Victoriosa – Introducción)
Con frecuencia los cristianos preguntan: ¿Qué hacer para sacar adelante planes, proyectos y en particular, la vida de fe? ¿Cómo alcanzar la victoria en todo cuanto emprendemos?
Para despejar estos interrogantes basta remitirse a una historia de la Biblia, en la que encontramos factores desencadenantes para una vida victoriosa en todas las áreas de nuestra vida y del entorno en el que nos desenvolvemos.
La encontramos en el segundo libro de Samuel, capítulo 23, versículos 11 y 22. Allí leemos: “El tercer valiente era Sama hijo de Agué el ararita. En cierta ocasión, los filisteos formaron sus tropas en un campo sembrado de lentejas. El ejército de Israel huyó ante ellos, pero Sama se plantó en medio del campo y lo defendió, derrotando a los filisteos. El Señor les dio una gran victoria.”.
Le sugiero algo: lea el pasaje de nuevo. Hágalo con detenimiento. Preste atención a los detalles. Allí hay una poderosa enseñanza para su vida.
Personalmente utilicé la Nueva Versión Internacional pero igual, si busca el episodio en la Reina Valera 1960 o quizá la Biblia de las Américas o en la mayoría de traducciones en lenguaje popular, el sentido es el mismo.
Palabra por palabra encontrará los tres principios que le invito a asumir hoy: Decisión, Dependencia y Perseverancia.
El principio de la Decisión
Conozco muchas personas con extraordinarias ideas. Pese a ello, jamás llegan a ninguna parte. ¿Por qué razón? Porque salvo propuestas novedosas, carecen de la Decisión necesaria para llevar esas inquietudes a la concreción.
Si desea llegar lejos, debe asumir un factor ineludible: Decisión.
Estudiemos el texto bíblico. Leemos que “El tercer valiente era Sama hijo de Agué el ararita. En cierta ocasión, los filisteos formaron sus tropas en un campo sembrado de lentejas. El ejército de Israel huyó ante ellos, pero Sama se plantó en medio del campo... ”.
Pareciera que en Israel el único con la capacidad suficiente de pasar de las palabras a los hechos, era Sama.
Él era uno de los hombres valientes que acompañó a David en su exilio y en el posterior arribo al poder.
Observe que lo único que había a mano era un campo de lentejas. Cuando el enemigo vino a robarlos, todos huyeron.
Renunciaron fácilmente a muchas horas de trabajo, de desvelos e incluso incertidumbre por la sequía. Estaban atemorizados por el volumen de sus contendores.
En eso eran expertos los filisteos como lo es Satanás: en infundir temor.
Quizá su vida cristiana está en un nivel de estancamiento que despierta alarma. Aún así, usted permanece impasible.
Su relación con Dios ha comenzado a deteriorarse; también su propia existencia está desmoronándose y en la misma dirección, la relación con los demás.
No obstante lo anterior guarda la esperanza y aspira volver a revitalizar su intimidad con el Señor Jesucristo. No ha tomado la Decisión pero anhela hacerlo.
Hoy es el día. Comience ahora. No espere más.
El principio de la Dependencia
Usted y yo podemos alcanzar grandes metas si tenemos un poder superior a favor de nosotros para vencer.
Pensemos de nuevo en el pasaje escritural. Frente a los adversarios que declaran la guerra a un país no queda otra alternativa que armarse y pelear, o en la peor de las circunstancias huir.
En caso de emprender la retirada es porque no tienen la capacidad de responder.
Vamos al plano práctico. Nosotros, ¿podemos vencer? Si, porque cualquiera que sea la batalla, la libra nuestro amado Dios por nosotros.
Leamos como prosigue el relato:
“...Sama se plantó en medio del campo y lo defendió, derrotando a los filisteos. El Señor les dio una gran victoria. ”.
¿En quién confiaba el protagonista de esta historia? En Dios. No se afianzó en sus capacidades ni tampoco en el poderío militar. Confió en Dios. Hay que agregar algo más: su Dependencia y confianza en el Creador era tanta, que no se desanimó pese a que los demás salieron huyendo.
El principio de la Perseverancia
Siempre recuerdo, e incluso he contado varias veces, la historia de Héctor. El se congrega en una iglesia de la que fui pastor asociado. Tiene cerca de cincuenta años. En el tiempo al que me refiero, tendría cuarenta y cinco.
¿Sabe qué le caracterizaba? La Perseverancia. Corrió la Maratón Santiago de Cali cinco veces, y en todas llegaba casi entre los últimos. Aún así, lo volvía a intentar.
— Un día ganaré y todos descubrirán que no hay secreto, que solo basta perseverar— me repetía cada vez que competía.
La Perseverancia fue un principio que asumió y puso en práctica Sama. No se desanimó aunque todo estaba en contra. Persistió y venció.
Igual ocurre con nosotros: ¿está bien que nos dejemos agobiar por un error en la vida cristiana? En absoluto. Es necesario volver a comenzar, siempre asidos de la mano del Señor Jesucristo, cuantas veces sea necesario.
Hoy le invito para que adopte estos tres principios que son válidos y eficaces en su vida secular y eclesial. Tienen aplicación en todas las áreas. Y más, en el vivir a Cristo en el día a día.
Tal vez ocurre que usted fácilmente se da por vencido. Esa es la razón por la que no llega a ninguna parte. Pero si avanza con Decisión, bajo la Dependencia de Dios y le añade el ingrediente de la Perseverancia, no dudo que logrará salir airoso en todo cuanto emprenda.
Si usted está decidido para alcanzar el éxito, dispóngase a aplicar en su vida principios
que le ayudarán a sobreponerse a los obstáculos y salir airosos, hasta alcanzar la realización plena…
Nota Importante: Al terminar de leer el libro podrá descargarlo en formato electrónico (PDF) para que lo lleve consigo en el dispositivo electrónico de su preferencia, o para que lo comparta con otras personas.
Publicado en: Libros
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