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¿Debemos seguir esclavizados al pecado?

¿Debemos seguir esclavizados al pecado?

1.- Lectura Bíblica: 1 Corintios 10:12, 13; Juan 10:10; Lucas 12:39

2.- Versículos para memorizar:

“… No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados mas de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Corintios 10:12-13)

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

El adversario espiritual conoce cuáles son nuestras debilidades y crea el escenario para que nos veamos inclinados a satisfacer los deseos. Por ejemplo, Jesús tenía hambre y Satanás lo tentó a cambiar las piedras en panes. No es pecado tener hambre. Pero Satanás le tienta a satisfacer su hambre en una manera equivocada. La tentación es así: apela a un deseo que tenemos, y nos tienta a llenar el deseo en una forma pecaminosa.

Cuando nos decidimos a seguir las huellas del Señor Jesús entendemos dos elementos fundamentales. El primero, que si Jesús venció la tentación, nosotros — como sus seguidores-, también podemos hacerlo. El segundo, no hay razón para seguir esclavo del pecado.

El apóstol Pablo escribió a los creyentes del primer siglo en Corinto: “… No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados mas de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Corintios 10:12-13)

Esta poderosa declaración sustenta y sirve de basamento al principio de que podemos vencer la tentación porque Cristo está de nuestra parte y nos permite sobreponernos a las trampas del enemigo que procuran llevarnos al pecado, como ya lo advirtió Jesús: “... el ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir.” (Juan 10:10) Ahora, si somos conscientes de ese peligro, nos mantendremos alerta como dicen las Escrituras: “…si supiese el padre de familia a que hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.” (Lucas 12:39)

Uno de los consejos que debemos asumir en nuestra vida es desarrollar intimidad con el Señor Jesús en oración. Él nos permite vencer cualquiera sea la situación que enfrentemos o salir airosos cuando vienen las tentaciones.

Si Jesús en su tránsito terrenal enfrentó las tentaciones y las venció, Él nos lleva a afrontarlas victoriosamente. Es un principio que debemos tener claro en nuestro corazón. Somos vencedores porque el Maestro al que seguimos venció.

El autor de la carta a los Hebreos escribe: “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.” (Hebreos 2:18) , y un poco más adelante señala: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado...” (Hebreos 4:15-16)

Nuestro amado Salvador Jesucristo sabe lo mucho que sentimos al enfrentar la tentación, y está dispuesto a traer perdón a nuestra vida porque conoce las veces cuando cedimos a la naturaleza carnal.

Ahora, en nuestro corazón anidamos y acariciamos las tentaciones hasta caer en ella, si dependemos de nuestras fuerzas y no de Cristo, quien nos lleva a la victoria.

El asunto lo explicó con claridad el apóstol Santiago cuando escribió: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da luz la muerte.” (Santiago 1:13-15)

Recuerde: Libramos batallas con nuestra propia naturaleza. Aunque no lo queramos, siempre esa naturaleza se mostrará proclive a la mundanalidad. Si somos conscientes de esa realidad, podremos dar la batalla en Cristo para obtener el triunfo.

¿Por qué caen tantos cristianos? Porque están convencidos de su espiritualidad y no dependen de Cristo. Allí está el error. A ellos les escribió el apóstol Pablo: “…él que piensa estar firme, mire que no caiga…” (2 Corintios 10:12)

La clave entonces es reconocer que quien nos ayuda a vencer el pecado es el Señor Jesús, de quien somos discípulos. Él nos mantiene alerta y advierte cuando hay peligro. Si estamos en intimidad con Él, estaremos sobre aviso y podremos vencer. Dependencia de Cristo, esa es la clave.

¿Qué si ha caído en pecado? El paso esencial es arrepentirnos y confesar a Dios nuestra trasgresión.

En las Escrituras leemos: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas él que los confiesa y se aparta alcanzara misericordia.” (Proverbios 18:13)

Es esencial admitir que hemos fallado y disponernos al cambio. Dios nos perdona porque conoce lo que hay en nuestro corazón. Esa dinámica es la que hace fuerte a un Discípulo. No hay otra…

Decídase hoy a caminar siempre prendido de la mano del Señor Jesús… Él lo hace victorioso…

4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a.- ¿Nos dejamos vencer fácilmente por la tentación?

b.- ¿Qué hacemos cada vez que cedemos en a la tentación?

c.- ¿Por qué nos advierte el apóstol Pablo que debemos permanecer siempre en alerta (2 Corintios 10:12)?

d.- ¿Encumbre usted sus pecados o los confiesa delante de Dios en procura de perdón (Proverbios18:13)?

Dependeré de Dios, en adelante, para vencer sobre las tentaciones.

Publicado en: Devocionales Diarios


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