Crezca en su vida de oración
(Introducción – Nivel 2)
Hace pocos días leí un libro que— lo confieso— me llamó poderosamente la atención pero, además, me movió los cimientos. Muy sencillo, a decir verdad, pero con dos interrogantes que todavía me tienen inquieto: ¿Sabe usted orar? ¿Se ha preguntado por qué sus oraciones no son eficaces?
El autor, de quien prefiero guardar reserva, dio en el punto. Creo que usted, ahora mismo, quedará igual de intranquilo con los dos cuestionamientos.
¿A qué se debe esto? A que pasamos poco tiempo en oración o tal vez, si oramos, divagamos en palabras y no vamos al asunto central, el que nos motiva a doblar rodilla. Y si acaso oramos, seguimos guardando en el corazón un profundo vacío. Tal vez no actuamos movidos por la fe sino por la desesperación. Un laberinto sin salida, sin duda.
En uno de sus célebres sermones de la década de los setenta, el famoso evangelista Billy Graham dijo:
“La oración es una conversación de ida y vuelta. Hablamos con Dios, y Él habla con nosotros. Como cristianos tenemos un Padre celestial que escucha y contesta nuestras oraciones… Jesús lo dijo: “Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis…” (Mateo 21.12) No hay hombre o mujer cuya vida haya sido de valor positivo en la iglesia y en el Reino de Dios que no haya sido una persona de oración. Es mal negocio argumentar que estamos demasiado ocupados y no orar. Un cristiano que no ora es un cristiano impotente. Jesús nuestro amado Salvador pasó muchas horas en oracióbn. A veces estuvo toda la noche en la cumbre de una colina, en comunión con Dios el Padre. Y si él sentía la necesidad de orar, ¡Cuánto más precisamos usted y yo de la oración!” (Citado por Joan Winmill Browm, en “Día a día con Billy Graham”. Editorial Mundo Hispano. EE.UU. 2008)
Siempre resulta bien hacer un alto en el camino y preguntarnos cómo anda nuestra vida de oración. Como cristianos y más si ocupamos una posición de liderazgo, reviste particular importancia que pasemos tiempo en la Presencia de nuestro Hacedor.
En las Escrituras leemos que nuestro Señor Jesús oraba continuamente. Iniciaba y terminaba sus extenuantes jornadas en oración (Mateo 14:23; Marcos 1:35, 6:12).
Otros autores del Nuevo Testamento, como el apóstol Pablo y Judas, insisten en la necesidad e importancia de orar (1 Tesalonicenses 5:17; Romanos 8:26, 27; Judas 20)
Iniciamos hoy el Segundo Nivel de la Escuela de Oración. Nuestro clamor al Padre celestial es que el material se constituya para usted en una valiosa herramienta, que contribuya decididamente a su crecimiento espiritual, y que pueda aprovechar al máximo las pautas que ofrecemos— con fundamento en la Biblia— para que otras personas experimenten enriquecimiento espiritual.
¡Bienvenido a la maravillosa experiencia de orar!
Nota Importante: Una vez termine todas las Lecciones del Segundo Nivel de la Escuela de Oración, podrá descargar el material en formato de libro electrónico (PDF)
Publicado en: Escuela de Oración
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Un consejo oportuno con fundamento en la Biblia.