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¿Cómo evitar la monotonía matrimonial?

¿Cómo evitar la monotonía matrimonial?

1.- Lectura Bíblica : Salmos 127:1-5; Salmos 32:6; Salmos 33:17, 20

2.- Objetivos :

2.1.- Que los participantes en el Grupo Familiar comprendan la necesidad de evitar que la monotonía anide en sus hogares.

2.2.- Que los participantes en el Grupo Familiar reconozcan la necesidad de edificar la relación del conyugal y con los hijos, cada nuevo día.

2.3.- Que los participantes en el Grupo Familiar decidan involucra a Dios en toda su vida conyugal y familiar en general.

3.- Desarrollo del tema:

La monotonía se ha convertido en nuestros días en un peligroso enemigo de la relación conyugal, que termina afectando a toda la familia, y por ende a los hijos.

Ligado al peligro anterior, está el hecho de desconocer que una relación entre esposos debe mantenerse avivada. Bajo ninguna circunstancia se puede permitir que el amor entre en fraco deterioro. Si sucede, las consecuencias suelen ser negativas.

La frustración invade a la pareja cuando hay monotonía, y quienes llevan la peor parte, son generalmente los hijos.

3.1.- No permita el aburrimiento en su relación conyugal

Uno de los peores enemigos del matrimonio es la monotonía. Toma fuerza con el paso del tiempo. Primero como un brote que asoma perezoso— y que generalmente no percibimos a tiempo— para convertirse en un árbol frondoso que destruye todo a su paso.

¿Ha experimentado este fenómeno que golpea tantos hogares y ha destruido tantas parejas? Si es así, es hora de ponerse alerta. No permita que siga extendiendo sus tentáculos porque luego puede ser muy tarde. Hoy es una buena ocasión para comenzar a hacer algo. ¡No todo está perdido!

Hace varios años aconsejé a Claudia y James. Estaban a las puertas del divorcio y consideraban inútil todo esfuerzo. A mi recomendación de que le dieran el primer lugar en el matrimonio al Señor Jesucristo, abrieron sus ojos como si acabaran de escuchar un despropósito.

No servirá de nada”, dijeron los dos. Él se encogió de hombros tan solo para llevarle la contraria a ella; sin embargo comprobaron que Dios es real.

Recuerdo una ceremonia de matrimonio que me pidieron oficiar para dos líderes muy amados de la congregación. La ocasión fue propicia para referirles sobre un pasaje, sobre el cual dicté también una conferencia en una reciente cena de matrimonios.

Se encuentra en el Salmos 127, versículo 1: “Si el SEÑOR no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el SEÑOR no cuida la ciudad, en vano hacen guarda los vigilantes ” (Nueva versión Internacional )

Las estrategias humanas ejercen influencia pero no transformación ni tampoco mantienen vivo el amor al interior de la pareja.

No desestimo la consejería ni las terapias, por el contrario, valoro su aporte. No obstante quien puede ayudar a salvar su matrimonio, si usted le otorga el primer lugar en su existencia al Señor Jesucristo.

3.2.- Permita que Dios restaure su hogar

La preocupación de Rodolfo por salvar su relación con Rocío terminaba en frustración cada vez, hasta que ella un día le dijo con franqueza: “No quiero volver a hablar contigo. No perdamos más tiempo”, le dijo con rabia en su voz.

Solo entonces comprobó aquello sobre lo cual escribió el rey David: “En vano madrugan ustedes, y se acuestan muy tarde, para comer pan de fatigas, porque Dios concede sueño a sus amados” (Salmos 127:2, Nueva Versión Internacional)

Cuando el matrimonio está en crisis, los principales perjudicados son nuestros hijos. No es justo, pero ocurre y las secuelas de una separación les marcan a ellos para siempre.

La Biblia es muy clara al señalar que ellos representan un tesoro para nuestras vidas y merecen el cuidado que podamos prodigarles. De ahí que la separación no es el camino más aconsejable: “Los hijos son una herencia del SEÑOR; sus frutos del vientre son una recompensa. Como flechas en las manos del guerrero son los hijos de la juventud. Dichosos los que llenan su aljaba con esa clase de flechas. Cuando litiguen con ellos en los tribunales” (Salmos 127:3-5, Nueva Versión Internacional)

Tenga presente que la oración desencadena el poder de Dios. Lo libera a favor nuestro. Es algo real y maravilloso. Por eso insisto en recomendarle que si el matrimonio suyo se encuentra en crisis, se vuelva a Dios en oración, con perseverancia.

La Biblia nos enseña: “Por eso los fieles te invocarán en momentos de angustia; caudalosas aguas podrán desbordarse, pero a ellos no los alcanzarán” (Salmos 32:6, Nueva Versión Internacional)

Tratar de salvar el matrimonio en sus fuerzas le llevará al límite del desgaste, como escribe el rey David: “No se salva el rey por sus muchos soldados, ni por su mucha fuerza se libra el valiente. Esperamos confiados en el SEÑOR; Él es nuestro socorro y nuestro escudero” (Salmos 33:17, 20. Nueva Versión Internacional)

Tenga presente siempre que Dios es quien transforma los corazones. Usted y yo no podemos hacerlo, pero el Señor sí porque modifica la forma de pensar y de actuar de los seres humanos., especialmente entre quienes abren su corazón a Jesucristo. Por supuesto, debe ser un proceso de doble vía: si espero el cambio de mi cónyuge, yo también debo cambiar.

3.3.- Siete consejos para evitar la monotonía conyugal

En mi agenda, la que cargo a mano porque antes que un computador portátil o cualquier otro elemento de ese tipo, todos mis artículos y estudios los escribo a mano, tengo un apunte que comparto con usted a propósito de evitar la monotonía en el hogar. Es el producto de un estudio que desarrolló una firma británica que trabaja concertando citas para futuras matrimonios.

Los especialistas coinciden en lo que llaman siete consejos claves:

1.- Compartir un hobbies juntos, desde el mismo noviazgo y hasta la concreción del matrimonio, que les mantenga ligados el tiempo libre.

2.- Que tengan un noviazgo largo con el tiempo suficiente para conocerse el uno a otro.

3.- Esperar por lo menos dos años antes de traer el primer hijo a la vida. Es un período de conocimiento mutuo y madurez.

4.- Prodigarse los dos, por lo menos tres abrazos por día.

5.- Decirse un TE AMO al menos una vez cada veinticuatro horas.

6.- Pasar mínimo tres noches abrazados por cada mes.

7.- Planear al menos dos fines de semana juntos, alejados de hijos y compromisos laborales.

Pero recuerde que por encima de todo consejo, el más importante es que le de cabida al Señor Jesucristo en el matrimonio. Cuando Él reina en la familia, y no tomamos ninguna decisión sin antes consultársela a Él en oración, tenemos asegurada la victoria.

4.- Preguntas para la discusión el Grupo:

a.- ¿De qué manera la monotonía termina por afectar la relación familiar?

b.- ¿Qué nos enseña el Salmos 127:1 en cuanto a la edificación familiar?

c.- ¿De qué manera nos ayuda Dios en la edificación del hogar (Salmos 127.2)?

d.- ¿Qué aprendemos con base en el Salmos 32:6 en cuanto a involucrar a Dios en la tarea de salvar nuestro hogar, si se encuentra en crisis?

e.- ¿Por qué debemos depender de Dios cuando el hogar entra en crisis (Salmos 33:17, 20)?

f.- ¿Ha involucrado usted a Dios en su relación familia?

5.- Oración al terminar el Grupo Familiar:

“Dios y Señor de los cielos te damos gracias en el Nombre de Jesús, tu hijo amado, por ser el Dios de nuestra familia. Concédenos la sabiduría necesaria para reconocer cuando las cosas no andan bien a nivel familiar. Y danos esa misma gracia para encontrar soluciones a los conflictos con nuestro cónyuge y con los hijos. Amén.”

Publicado en: Grupos Familiares


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