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Camine hacia la tierra de la bendición en su vida familiar

Camine hacia la tierra de la bendición en su vida familiar

1.- Lectura Bíblica: Génesis 20:1-18

2.- Objetivos:

2.1.- Que los participantes en el Grupo Familiar comprendan la importancia de honrar al cónyuge y de reconocer la posición que ocupa en nuestra vida, delante de Dios y de la sociedad.

2.2.- Que los participantes en el Grupo Familiar reconozcan la necesidad de honrar su testimonio de fe cristiana, mediante el compromiso y perseverancia en la edificación de una buena relación conyugal y con los hijos.

2.3.- Que los participantes en el Grupo Familiar asuman, desde hoy, la responsabilidad por los errores cometidos en el hogar y en su testimonio como cristianos.

3.- Desarrollo del tema:

Si algo no anda bien en la relación conyugal y con los hijos, no se debe a factores externos o que quizá ellos no estén obrando bien; esencialmente debemos buscar el error en nosotros.

Lo más cómodo es culpar a los miembros de la familia. No obstante, el panorama cambia cuando hacemos una revisión cuidadosa y reconocemos que quizá. somos ustedes y yo quienes debemos cambiar.

Abraham es un claro ejemplo de esta realidad. le había prometido bendecirlo (Cp. Génesis 12:1-4). Donde quiera que fuera, la bendición del Señor iría con él. Bastaba que fuera obediente. No obstante, albergaba dudas y temores. De otra manera, ¿cómo explicar que acudiera a artilugios para sacar ventaja de la situación cuando fue a morar como extranjero? Confiaba más en sus habilidades y capacidad para mentir, que en Aquél que todo lo puede.

Le invito a considerar la historia de Abraham y de Sara su mujer, y de qué manera antes que ir hacia la tierra de la bendición a nivel familiar, se alejó más. Fue Dios, el mismo del que él dudaba a veces, quien lo llevó a aplicar correctivos en su vida. La historia podemos leerla en Génesis 20:1-18.

3.1.- Honre a su cónyuge ante todas las personas y en todas las circunstancias

El primer gran error que cometió Abraham para alejarse de la tierra de bendición para su familia, fue el de no honrar a Sara. Si Dios nos permite tener a una esposa, es para cuidarla y darle seguridad. No obstante cuando llegó a Gerar, a morar como extranjero, literalmente deshonró el puesto que ocupaba su esposa.

La Palabra de Dios relata que: "Abraham presentó a su esposa, Sara, diciendo: «Ella es mi hermana». Entonces el rey Abimelec de Gerar mandó llamar a Sara e hizo que la trajeran ante él a su palacio.” (Génesis 20:2. NTV)

A nuestro cónyuge hay que darle el lugar que le corresponde. Honrarle. Si negamos que tenemos un compromisos matrimonial, no solo estamos desconociendo a la persona que Dios puso a nuestro lado como bendición, sino que además, deshonramos al Padre de gloria que instituyó a la familia.

Infinidad de personas incurren en este comportamiento y sientan las bases para el deterioro de su matrimonio. Mentir y más en relación con la vida de hogar, es el anticipo del engaño y de una caída moral.

Ahora bien, aun cuando neguemos la relación matrimonial, Dios saca a la luz todo engaño. Dios ama a la familia y la cuida.

Las Escrituras relatan que nuestro amado Creador salió al paso de inmediato: "Esa noche Dios se le apareció a Abimelec en un sueño y le dijo: — Eres hombre muerto, porque esa mujer que has tomado ¡ya está casada! Sin embargo, Abimelec todavía no había dormido con ella, así que dijo: — Señor, ¿destruirás a una nación inocente? ¿Acaso no me dijo Abraham: “Ella es mi hermana”? Y ella misma dijo: “Sí, él es mi hermano”. ¡Yo he actuado con total inocencia! Mis manos están limpias. En el sueño, Dios respondió: — Sí, yo sé que tú eres inocente. Por eso no permití que pecaras contra mí ni dejé que la tocaras. “ (Génesis 20:3-6. NTV)

Piense por un instante en el maravilloso Dios que tenemos por Padre. Él sabía del asunto, guardó el hogar de Abraham y Sara, y reorientó las cosas, poniéndolas en su lugar. Él sabe cómo cuidar el matrimonio.

Reflexione en el hecho de que negar nuestra relación, es tanto como amparar una doble vida. ¿Por qué habríamos de avergonzarnos de la persona que está a nuestro lado, sin duda una bendición de Dios? ¿Qué pretendemos ocultar?

Por el contrario, quien presenta a su esposo o esposa ante sus amistades o el círculo donde se desenvuelve, genera un ambiente de confianza en la relación y, de paso, seguridad en su cónyuge.

Es conveniente hacer un alto en el camino para evaluar cómo van las cosas. Y si hay lugar a aplicar correctivos, es esencial hacerlo de inmediato antes que se produzca un deterioro en la relación.

3.2.- Una buena relación conyugal honra nuestro testimonio cristiano

Quienes nos rodean esperan que la relación conyugal sea a la vez enriquecedora y satistactoria. Parten del hecho de que tenemos a un Dios de poder ocupando el primer lugar en nuestra vida, y que si surgen dificultades, ese mismo Dios de poder nos ayudará a resolver los conflictos.

Cuando, por el contrario, no honramos la relación matrimonial, ponemos en tela de juicio nuestro testimonio de vida cristiana.

Es cierto, Abraham no era cristiano, pero sí creyente en el Creador de los cielos y la tierra. Ya había tenido una experiencia personal con Él. Lo conocía. Y si decidió salir de Ur de los caldeos es porque profesaba creer en Él y ser obediente. ¿Por qué entonces negar a Sara? Un gran retroceso, sin duda, en su vida de fe.

Dios intervino en la grave situación que pesaba en la relación de Abraham y Sara. Evitó el pecado al interior de aquella familia. Incluso, advirtió a rey de Gerar: "Ahora devuelve la mujer a su esposo; y él orará por ti, porque es profeta. Entonces vivirás; pero si no la devuelves, puedes estar seguro de que tú y todo tu pueblo morirán.” (Génesis 20: 7. NTV)

¿Cómo queda la imagen de un hombre de fe que deshonra su testimonio? Evalúe por un instante si de alguna manera, usted como creyente en Jesús está deshonrando su fe. Es tiempo de corregir errores. Dios nos ofrece esa nueva oportunidad cuando hay arrepentimiento sincero en nuestro corazón.

Como es natural, ante el error, Abraham debió asumir la reprensión de alguien que sin profesar la misma fe de él, era más sincero y hasta cierto punto honesto: "Entonces Abimelec mandó llamar a Abraham. — ¿Qué nos has hecho? — preguntó—. ¿Qué delito he cometido que merezca un trato como este, que nos haces culpables a mí y a mi reino de este gran pecado? ¡Nadie debería hacer jamás lo que tú has hecho! ¿Qué te llevó a cometer semejante acto?” (Génesis 20:9, 10. NTV)

Jamás pierda de vista el hecho de que usted y yo fuimos llamados a traer transformación al mundo, y jamás a permitir que ese mismo mundo — sin principios ni valores — termine ejerciendo tanta influencia en nuestra vida, que terminemos obrando el pecado, como lo hacen infinidad de personas.

Hoy es el día oportuno para aplicar correctivos a nuestros errores, y prendidos de la mano de Dios, reemprender el sendero de la santidad y el compromiso cristiano.

3.3.- Asuma la responsabilidad por los errores cometidos

Si deseamos retomar el camino hacia la tierra de bendición en nuestra relación familiar, es fundamental que asumamos la responsabilidad por nuestros errores. Es un paso esencial para experimentar cambios profundos y duraderos que nos lleven a un crecimiento permanente.

Cuando Abraham fue confrontado por el rey de Gerar, lo primero que hizo fue ampararse en las excusas. El relato bíblico continúa diciendo que: “Abraham contestó: — Yo pensé: “Este es un lugar donde no hay temor de Dios. Ellos querrán tener a mi esposa y me matarán para conseguirla”. Ella de verdad es mi hermana, pues ambos tenemos el mismo padre, aunque diferentes madres; y yo me casé con ella. Cuando Dios me llamó a abandonar la casa de mi padre y a viajar de lugar en lugar, le dije a ella: “Hazme un favor, por donde vayamos, dile a la gente que yo soy tu hermano”.” (Génesis 20:11-13. NTV)

Las excusas destruyen. Son una muestra fehaciente de egoísmo y, al mismo tiempo, de la incapacidad de muchas personas para encarar la realidad. Prefieren echarle la culpa a otras personas o a las circunstancias, antes que admitir su error.

Si desea recobrar las bendiciones de Dios para su vida y su familia, es importante que aplique correctivos. Su familia es importante, y en esa dirección debe encaminarse: Darle a su relación conyugal y con los hijos un lugar preponderante.

Sumado a lo anterior, otro hecho significativo es resarcir el error. El rey de Gerar no era culpable; el culpable era Abraham. Sobre esa base, debió dar pasos concretos para corregir el error.

La Biblia relata que: "Entonces Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, a su esposa y a sus siervas para que pudieran tener hijos. Pues el Señor había hecho que todas las mujeres quedaran estériles debido a lo que pasó con Sara, la esposa de Abraham.” (Génesis 20:17, 18. NTV)

Lo aconsejable es que hoy tome tiempo para hacer un cuidadoso examen a su vida familiar. ¿Hay errores que debe corregir? ¿Los tiene claramente identificados? Si no es así, pida ayuda a Dios en oración. Podemos asegurarle que es un paso eficaz para su relación familiar retome el curso que ha estado en el corazón del Señor desde antes de la creación.

Y hablando de Dios, ¿ya recibió a Jesús en su corazón como su único Salvador? Hoy es el día para que lo haga. Es el comienzo de una nueva vida. Le permitirá experimentar el crecimiento personal, espiritual y familiar que siempre ha deseado. ¡Ábrale su corazón a Cristo!

4.- Preguntas para la discusión en grupo:

a.- ¿Se avergüenza usted de su cónyuge?

b.- ¿Ha negado alguna vez que está comprometido en una relación matrimonial?

c.- ¿Pensó que hacerlo deshonra a su cónyuge pero también a Dios?

d.- ¿Pidió a Dios que guardara su relación matrimonial?

e.- ¿Ocupa Dios el primer lugar en su hogar?

f.- ¿Deshonra su testimonio cristiano a través de una mala relación familiar?

g.- ¿Asume usted la responsabilidad por los errores cometidos en su vida familiar o en el mal testimonio cristiano que a veces ha dado?

5.- Oración al terminar el Grupo familiar:

"Mi amado Dios, te damos gracias porque siempre estás con nosotros como familia. Te pedimos hoy que guardes nuestros pasos diarios, que nos concedas sabiduría para corregir los errores que quizá cometemos con frecuencia y que nos permitas edificar la relación del hogar siempre sobre principios y valores. Sometemos nuestra vida en tus manos. Amén"

Publicado en: Grupos Familiares


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