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Aprendiendo a confiar y esperar en Dios

Aprendiendo a confiar y esperar en Dios

1.- Lectura Bíblica: Salmos 130:1-8

2.- Versículos para memorizar :

“Qué grande es la bondad que has reservado para los que te temen. La derramas en abundancia sobre los que acuden a ti en busca de protección, y los bendices ante la mirada del mundo.” (Salmos 34:19)

3.- Reflexión en la Palabra de Dios :

¿Le ha ocurrido que alguna vez fue a un establecimiento para pedir un cafecito, insistió para que lo atendiera una persona, cuando por fin le reciben el pedido sale y no regresa varios minutos después? Lo irónico es que justo cuando usted comienza a alejarse del lugar, con esa mezcla de frustración e indignación porque se quedó con el deseo de saborear el café, sale el dependiente y le grita: “Por favor, regrese; ya le servimos su pedido”.

¿Cuál es nuestro problema? No sabemos esperar. Como vivimos en la sociedad de la inmediatez, queremos que la respuesta se produzca apenas nos levantamos del lugar en el que estamos orando. Y olvidamos que Dios tiene un tiempo diferente del nuestro para escuchar y responder.

Confiar en Dios está ligado a la fe. Tener la firme convicción que Él hará algo especial, que obrará allí donde parece imposible que algo ocurra, tener la certeza que Él cambiará las circunstancias y que sus obras no tienen explicación lógica para la ciencia ni para nadie.

Dios sabe cómo obra en cada caso, y obra de una manera especial en cada uno de nosotros. Recuerde que aprender a esperar en el Señor nos permite avanzar hacia nuevos niveles y nos posibilita mantenernos firmes, sin preocuparnos por las circunstancias.

Si está interesado en aprender a esperar y confiar plenamente en Dios, le invitamos a considerar el siguiente pasaje Escritural:

“Desde lo profundo de mi desesperación, oh Señor, clamo por tu ayuda. Escucha mi clamor, oh Señor. Presta atención a mi oración. Señor, si llevaras un registro de nuestros pecados, ¿quién, oh Señor, podría sobrevivir? Pero tú ofreces perdón, para que aprendamos a temerte. Yo cuento con el Señor; sí, cuento con él; en su palabra he puesto mi esperanza. Anhelo al Señor más que los centinelas el amanecer, sí, más de lo que los centinelas anhelan el amanecer. Oh Israel, espera en el Señor; porque en el Señor hay amor inagotable; su redención sobreabunda. Él mismo redimirá a Israel de toda clase de pecado.” (Salmos 130:1-8. NTV)

¿Estamos desalentados porque creemos que no habrá respuesta cuando pedimos algo a Dios? La Palabra es muy clara cuando nos enseña que si tan solo nos atrevemos a crecer, Él nos fortalece para ir más allá, para dar al máximo en nuestras capacidades y ver la respuesta en el momento oportuno (Isaías 40:31)

Movernos hacia nuevos niveles espirituales es posible cuando desarrollamos dependencia y fe plena en Dios, y aprendemos a esperar en Él.

Quizá se preguntará: ¿Por qué razón esperar en Dios está íntimamente ligado a desarrollar la fe? La respuesta es sencilla: Prendernos de la mano del Señor y creer que algo especial ocurrirá, forma parte de un proceso en el que renunciamos a la duda, nos despojamos de tanto racionalismo y comprendemos que el Supremo Hacedor tiene su propio tiempo para hacer las cosas.

El problema radica en que generalmente no queremos esperar. No nos enseñaron a hacerlo. Queremos que todo sea ya, en el instante.

Cuando oramos o pedimos algo a Dios y no apreciamos una respuesta inmediata, nos inclinamos a desistir. Olvidamos que el Señor Jesús enseñó la importancia de perseverar hasta obtener la respuesta (Lucas 18:1)

No es que el panorama esté ensombrecido cuando no hay respuestas inmediatas, es que sencillamente no hemos aprendido a esperar. Si nos mantenemos firmes e insistimos, orando, sin desmayar, puedo asegurarle que llegará a nuevos niveles. Esa decisión forma parte de la consagración a la que estamos llamados por el Señor.

Si no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Puedo asegurarle que no se arrepentirá. Tome la decisión ahora mismo.

4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a.- ¿Tenemos claro que no debemos desesperarnos si la respuesta a nuestras peticiones no es inmediata (Salmos 39:5)?

b.- ¿Entendemos que el esperar forma parte del trato de Dios con cada uno de nosotros?

c.- ¿Podemos comenzar a caminar con fe, aún sin saber el resto del plan, tal como ocurrió con los patriarcas de la antigüedad (Hebreos 6:12)?

d.- ¿Qué me impide esperar en Dios?

e.- ¿A qué debo renunciar para comenzar a caminar de la mano de Dios?

Publicado en: Devocionales Diarios


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