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Acepte las Cargas de Oración para transformar vidas y circunstancias


(Lección 14 – Nivel 1)

Acepte las Cargas de Oración para transformar vidas y circunstancias (Lección 14 – Nivel 1)

¿Sintió alguna vez inquietud por un familiar, próximo o muy cercano, y dijo tal vez: “Tengo en mi mente a esta persona; mejor me voy a orar”? Sin duda que sí. A todos aquellos que procuramos caminar en la dimensión sobrenatural de Dios alguna vez nos ha pasado.

O tal vez fue alguien que vio y sabe que necesita de Dios. Usted comienza a orar por esa persona, y lo hace por días, meses o años hasta que por fin— en circunstancias que las personas no comprenden pero nosotros sí— aquél recibió a Cristo como Señor de su vida.

Son las Cargas de Oración. Todos las hemos tenido alguna vez. El asunto es que quizá cuando llegaron a su vida, no las asumió por desconocimiento o tal vez, pensó eran muy pesadas para llevarlas sobre sus hombros.

Uno de los mejores ejemplos lo encontramos en el apasionante relato que hace Nehemías de su llamado a servir a Dios:

“Yo soy Nehemías hijo de Hacalías y ésta es mi historia. En el mes de Quislev, cuando Artajerjes llevaba veinte años de reinar, yo estaba en el palacio del rey en Susa. En ese momento llegó allí mi hermano Hananí con unos hombres que venían de Judá. Cuando les pregunté cómo estaba la ciudad de Jerusalén, y cómo estaban los judíos que no fueron llevados prisioneros a Babilonia, ellos me respondieron: «Los que se quedaron en Jerusalén tienen graves problemas y sienten una terrible vergüenza ante los demás pueblos. Los muros de protección de la ciudad están en ruinas, y sus portones fueron destruidos por el fuego». Cuando oí esto, me senté a llorar, y durante varios días estuve muy triste y no comí nada. Entonces le dije a Dios en oración: «Dios grande y poderoso; ante ti todo el mundo tiembla de miedo. Tú cumples tus promesas a los que te aman y te obedecen. Escúchame y atiende mi oración, pues soy tu servidor. Día y noche te he rogado por los israelitas, que también son tus servidores. Reconozco que todos hemos pecado contra ti. He pecado yo, y también mis antepasados. Hemos actuado muy mal y no hemos obedecido los mandamientos que nos diste por medio de Moisés. Acuérdate de lo que le dijiste a Moisés: Le advertiste que si no te obedecíamos en todo, tú nos enviarías a países muy lejanos. Pero también dijiste que si nos arrepentíamos y obedecíamos tus mandamientos nos volverías a reunir. También dijiste que tú nos traerías de vuelta al sitio que has elegido para que te adoremos, aun cuando estuviéramos en los lugares más lejanos. »Nosotros somos tus servidores; pertenecemos al pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder. Dios, escucha mi oración y las oraciones de tus servidores que desean adorarte. Haz que el rey me reciba bien y que yo tenga éxito». En ese tiempo yo era copero del rey Artajerjes.” (Nehemías 1:1-11. Traducción en Lenguaje Actual)

Este judío sincero no fue ajeno a la realidad de las circunstancias adversas por las que estaba atravesando su pueblo, Israel; la nación a la que pertenecía; la tierra de sus padres. Es así como dice el versículo 4 señala que Nehemías la Carga de Oración vino sobre Nehemías: “Cuando oí esto, me senté a llorar, y durante varios días estuve muy triste y no comí nada.”

Lo más probable es que al igual que él, usted y yo en muchas ocasiones hemos sentido que la situación de una persona o algo en especial demanda que oremos. Esas son las Cargas de Oración. Es esencial que las aprendamos a identificar y respondamos a ellas, doblando rodilla, lo que Dios espera de nosotros.

¿Cómo se manifiestan las Cargas de Oración?

Una de las preguntas más frecuentes cuando dicto conferencias sobre Oración es: “¿Cómo se manifiestan las Cargas de Oración?”. Y es muy importante ese cuestionamiento porque nos lleva a tomar las decisiones apropiadas en el momento oportuno.

Hay varias formas ya que las Cargas de Oración producen en cada uno de nosotros profundo deseo de orar por algo o alguien y no descansamos hasta que lo hacemos, como ocurrió con Nehemías. Eso demanda, por supuesto, sensibilidad de nuestra parte.

Hay pasaje revelador del Evangelio que nos muestra la sensibilidad del amado Salvador, al ver la necesidad de millares de personas. Dice el texto que: “Y al ver la gran cantidad de gente que lo seguía, Jesús sintió mucha compasión, porque vio que era gente confundida, que no tenía quien la defendiera. ¡Parecían un rebaño de ovejas sin pastor!” (Mateo 9:36. Traducción en Lenguaje Actual)

La desorientación, desesperanza y angustias de estas personas tocó las fibras más sensibles del Señor Jesús y se vio motivado a actuar. ¿Es eso lo que está llevándole a obrar o tal vez orar?

Cuando hay una Carga de Oración en nuestra vida, se produce una necesidad y sentido de urgencia para clamar al Padre celestial y, además, siendo sensibles a ese llamado, nos convertimos en instrumentos útiles en manos de Dios.

Las Escrituras aluden claramente a tres tipos de cargas que podemos experimentar:

a. Carga de culpabilidad por el pecado cometido

b. Carga de preocupaciones

c. Carga que Dios pone en nuestro corazón para orar por alguien o una situación en particular

Las Cargas de Oración constituyen una experiencia maravillosa, como relata el autor y conferencista internacional, Charles Stanley:
“A menudo, cuando Dios satisface nuestras necesidades, tenemos la impresión de que fue resultado de nuestras oraciones solamente. Pero nunca sabemos a quién Dios le ha dado carga por nosotros. Cuando lleguemos al cielo y veamos quiénes estuvieron orando por nosotros, y cuándo oraron ellos, nos sorprenderemos y quizá, sentiremos humillados. Nadie es autosuficiente. Todos necesitamos de las oraciones de los demás.” (Charles Stanley. “Trátelo con oración”. Editorial Vida. EE.UU. 1994. Pgs. 57, 58)
Recuerde que las cargas de oración contribuyen a transformar personas y circunstancias, de ahí que no es prudente eludirlas.

¿Cómo funcionan las Cargas de Oración?

Esta constituye otra pregunta muy importante. La respuesta también es sencilla porque la dinámica de las Cargas de Oración no resulta tan compleja como muchos imaginan.

Dios ve la necesidad de una persona, digamos Carlos. Él pone en el corazón de Luis que ore por la necesidad de Carlos. Tal vez no sentirá paz hasta que haya buscado el rostro del Señor a favor de la necesidad que esa persona enfrenta.

¿Qué hace Dios? Nos convierte en instrumentos útiles en Sus manos, al permitirnos ser partícipes del proceso de transformar personas o circunstancias. Y algo más: Recibimos bendición cuando somos sensibles a la carga de oración.

¿Cómo pone Dios Cargas de Oración en nuestro corazón?

Hoy ha sido una oportunidad maravillosa para despejar muchos interrogantes que tal vez asaltan su corazón cuando hablamos de un tema que poco se aborda en las iglesias como son las Cargas de Oración.

Dios las coloca en nuestro corazón al menos en tres circunstancias puntuales:

a. Cuando vemos alguien o algo que inquieta nuestro corazón

b. Por sugerencia de alguien cercano

c. Cuando leemos un pasaje de las Escrituras que toca nuestro corazón

En el caso específico de Nehemías, fueron sus hermanos quienes le compartieron la difícil situación por la que atravesaban los compatriotas, y él inmediatamente tomó esa carga que le llevó a orar durante varios días, acompañando esa búsqueda del Señor con ayuno.

¿Cuánto pueden durar esas Cargas de Oración? Creo que una respuesta clara la ofrece el autor y conferencista internacional, Charles Stanley cuando escribe:
“No todas las oraciones requieren días o siquiera horas; algunas cargas pudieran ser porque Dios quiere que usted haga en ese momento. Por ejemplo, Él pudiera poner en usted la carga de llamar a un amigo o darle algo a quienes lo necesitan. Ese tipo de cargas pudieran comprenderse de inmediato sin un largo proceso de búsqueda del Señor. Pero tenemos que estar dispuestos a pasar más tiempo con Dios cuando sea necesario.” (Charles Stanley. “Trátelo con oración”. Editorial Vida. EE.UU. 1994. Pg. 60)
La carga puede ir en aumento, o puede pasar rápidamente. Lo que sí se convierte en un común denominador en todas las circunstancias es que la carga sólo se quita cuando oramos. Es necesario perseverar en esa disposición porque nuestro adversario espiritual, satanás, procurará desestimar en nuestro corazón el llamado de Dios o tal vez desanimarnos.

La diferencia clara entre carga y preocupación

Le invito finalmente para que consideremos la clara diferencia que hay entre carga y preocupación , porque podríamos estar confundidos sobre este aspecto.

La carga de Oración viene de Dios y lleva a orar por un motivo específico. No busca nuestra gloria particular sino la de Aquél que nos llama a cumplir esa misión.

La Preocupación, en cambio, tiene como origen no confiar plenamente en Dios y procurar resolver los problemas en nuestras fuerzas

Tenga presente que la existencia de una carga de oración prueba que Dios ya está trabajando en el asunto. Y dos elementos para concluir: Dios desea concedernos las peticiones de nuestro corazón (Salmos 37:4), y desea que dispongamos el corazón para recibir las cargas de oración.

Tareas para avanzar en la Lección 14:

Por favor, lea cada una de las preguntas. Busque la cita bíblica. Si considera complicado el interrogante, puede releer la enseñanza de hoy. Sin duda encontrará todas las respuestas…

1. ¿Qué nos enseña el relato de Nehemías 1:1-11?

2. ¿Cuál fue la respuesta de Nehemías ante las noticias que recibió? ¿Qué hizo?

3. ¿Podría definir en palabras sencillas qué son las Cargas de Oración?

4. ¿Qué carga recibió el Señor Jesús en su corazón y por qué motivo (Mateo 9:36)?

5. ¿Podría describir qué tipos de Cargas relaciona la Biblia?

6. ¿Cómo llegan las cargas de oración a nuestro corazón?

7. ¿Qué nos enseña el Salmos 37:4 con respecto a la búsqueda de Dios?

Publicado en: Escuela de Oración


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