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Valore su relación de familia

Valore su relación de familia

“Resido en un pueblo joven, en la periferia de Lima. Hay momentos en que no se consigue lo suficiente para la familia. Entro a internet porque acá es barato, pero de resto, la vida es cara y difícil, al menos para quienes no tenemos trabajo estable. Terminé formación como tecnólogo en computación, pero no consigo empleo, y encima la familia, esa tremenda responsabilidad. A veces pienso que lo mejor es separarse para no ponerlos a sufrir a todos. Y hoy les escribo porque necesito su consejo”

L.G.H., desde Lima, Perú

Respuesta

Si cambiamos nuestra perspectiva del matrimonio, sin duda hallaremos vida y realización plena. El matrimonio no puede ser mirado como una pesada carga o una cruz que llevamos a cuestas. Dios creó las condiciones para experimentar felicidad en pareja, pero somos usted y yo quienes decidimos— al aceptarlo en nuestro corazón— que estar casados es una bendición.

Su hogar vale la pena, es una bendición del Señor. Valórelo, dele prelación en su vida diaria. Después de Dios, la familia es lo más importante.

Hace poco leí sobre un estudio del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, difundido por la Agencia EFE, reveló que estar casado es saludable para mantener un corazón sano al tiempo que ser divorciado o viudo está asociado a niveles más altos de enfermedades cardiovasculares.

Las encuestas se realizaron entre 3,5 millones de personas con edades entre los 21 y los 102 años en 51 lugares de Estados Unidos. El especialista, Carlos Alviar, quien participó de la investigación, dijo que “Estos hallazgos no necesariamente buscan influir para que las personas se casen, pero revisten importancia porque las decisiones sobre nuestra pareja, el por qué estamos a su lado o por qué decidimos separarnos, tienen directa incidencia en las enfermedades cardiovasculares” (Diario ADN, Colombia. 31/03/2014. Pg. 12)

En criterio de los facultativos, una relación estable a partir del matrimonio, reduce niveles de estrés, inseguridad y genera más confianza hacia el futuro.

De acuerdo con el análisis, el riesgo de una enfermedad cardiovascular entre los casados es un 5% menor que los solteros, los viudos o los divorciados. En cambio, los divorciados tienen probabilidades más altas de padecer enfermedades coronarias, aneurisma de la aorta abdominal, afecciones en la aorta coronaria y accidentes cerebro vasculares.

Los especialistas informaron que entre los casados con edades entre los 51 y 60 años, existía un 7% menos de probabilidades de padecer enfermedades del corazón, y del 4% entre los que tienen más de 61 años.

¿Una conclusión? Estar casados no es tan malo como algunos piensas, por el contrario, resulta benéfico.

La familia, un espacio de crecimiento

Una familia es un espacio de crecimiento. Crecemos como pareja, pero también, en el proceso de formar a nuestros hijos. En la medida en que hacemos nuestro aporte en el hogar, con un trato amable, amoroso, comprensivo y por encima de todo, edificador, la relación mutua crece.

El primer y más grande motivo de bendición es el cónyuge. Cuando vamos al libro de las familias triunfadoras que es la Biblia, encontramos: “Y el SEÑOR Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea.” (Génesis 2:18. La Biblia de Las Américas)

Leí el informe de la Agencia EFE sobre la buena salud que se deriva de estar en una familia y en particular, mantener una relación matrimonial sólida, le confieso, me llenó de entusiasmo. Echa por tierra esas voces derrotistas que aprecian el matrimonio como una cruz, y olvidan que crear la mujer, era fundamentalmente una ayuda: “Y el hombre puso nombre a todo ganado y a las aves del cielo y a toda bestia del campo, mas para Adán no se encontró una ayuda que fuera idónea para él.” (Génesis 2:20. La Biblia de Las Américas)

Si el matrimonio es una bendición pero además, nos ayuda a crecer y genera seguridad personal, es importante que nos preguntemos: ¿Qué tanto valoramos la relación de pareja y el hogar?

La familia se edifica día a día

Cuando pienso en la familia, en cómo nos ayuda como personas, en la seguridad que trae, pienso en la Torre Eiffel que cumplió 125 años. Sin duda la ha visto, bien sea porque viajó a Paris o porque la vio en fotografías. Tiene una altura de 324 metros se erige sobre el famoso Parque de Marte. La historia cuenta que en junio de 1884 los ingenieros de la empresa Eiffel, Mauricio Koechlin y Émile Nouguier, concibieron su construcción con el ánimo de mostrarla al mundo en la Exposición de 1889.

El 6 de junio de 1884, el arquitecto Maurice Koechlin, elaboró el dibujo representa que una torre de 300 metros de altura, donde las cuatro caras curvas están unidas por plataformas cada 50 metros hasta llegar a la cumbre.

Gustave Eiffel dijo— en su momento — no estar interesado en el proyecto, sin embargo, les concedió a los diseñadores la autorización para proseguir con el estudio.

Se hicieron retoques y en un segundo momento, Gustave Eiffel, mostró su entusiasmo. La genialidad de este hombre no reside en concebir del monumento, sino en la energía que gastó a hacer conocer su proyecto a los gobernantes, a los responsables y al público en general en procura de financiación. El costo aproximado del proyecto fue de 6,5 millones de francos.

Por su grandeza, la Torre de Eiffel tomó casi tres años en su construcción, con intensas jornadas de trabajo que demandaron esfuerzo, compromiso y perseverancia de cada uno de los empleados.

Piense en todo lo que implicó levantar ese enorme monumento. Ahora, por favor, haga una analogía con su vida y con su matrimonio. ¿Cree que edificar un matrimonio sólido es labor de un día o unas cuantas semanas? Por supuesto que no. Es una obra maestra que toma tiempo pero, a la postre, nos trae enormes satisfacciones.

Edificar un matrimonio sólido no es una tarea que se logra de la noche a la mañana. Es un proceso, en el que media la perseverancia de los dos componentes de la pareja. Cada vez que uno recuerda el proceso de diseño y construcción de la Torre Eiffel, comprende que demandó creatividad, esfuerzo y persistencia por parte de quienes concibieron el proyecto pero, también, quienes se dieron a la tarea de materializarlo.

Su cónyuge y su familia son muy valiosos. Son un regalo de Dios. Demandan todo su esfuerzo y cuidado. Recuerde lo que dice el libro de las familias victoriosas que es la Biblia: “El que halla esposa halla algo bueno y alcanza el favor del SEÑOR.” (Proverbios 18:22. La Biblia de Las Américas)

Piense en este momento en su cónyuge. ¿Qué leemos de él o ella? Que es una bendición, algo bueno con lo que Dios quiere alegrar cada día. ¿Dificultades? Por supuesto que las habrá. Pero si Dios gobierna nuestra relación de pareja, podemos superar esos obstáculos y llegar al entendimiento.

Al fin y al cabo, e insisto en esto, estar acompañado en el matrimonio es beneficioso, como dice la Palabra: “Más valen dos que uno solo, pues tienen mejor remuneración por su trabajo.” (Eclesiastés 4:9-12. La Biblia de Las Américas)

Dios ama la familia porque no solo la creó sino porque, además, nos concede el poder para sustentarla y llevarla a ser sólida. Un hogar donde reina Dios y en el que sembramos principios y valores, será sin duda un lugar afincado en la roca que no se moverá fácilmente aunque contra él arrecien las tormentas.

Y hablando de Dios, ¿mora Cristo en su corazón? Hoy es el día para que permita que Jesucristo ocupe un lugar en su corazón, porque prendidos de la mano del Señor Jesucristo emprendemos el maravilloso camino hacia el crecimiento personal y espiritual. Ábrale hoy las puertas de su corazón a Cristo. No se arrepentirá.

Publicado en: Consejería Familiar


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