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¿Cómo conocer y hacer la voluntad de Dios?


(Lección 5 – Nivel 4)

¿Cómo conocer y hacer la voluntad de Dios? (Lección 5 – Nivel 4)

Está sentado frente al computador pasadas las siete de la noche. Una suave brisa entra por la ventana. Es refrescante; un paliativo en medio de la jornada calurosa que azotó a la ciudad.

Bebe a sorbos un café con crema y espera los breves segundos que parecen una eternidad que tarda el buscador en arrojarle varios links de Internet para informarse más. Su inquietud es: ¿Cómo conocer y hacer la voluntad de Dios?

Estas pocas palabras son quizá las que más inquietan a millares de personas en el ciberespacio. Constituyen uno de los interrogantes más recurrentes de los cristianos. Y de la mano con el cuestionamiento, otro más: ¿Por qué debo obrar en consonancia con la voluntad de Dios?

Quizá usted mismo se ha visto asaltado por estos interrogantes. Es comprensible. Cuando recibimos a Jesús y deseamos convertirnos en Sus discípulos, nuestro mayor interés es hacer lo que le agrada.

La primera respuesta a este cúmulo de cuestiones se resume en tres palabras: Someternos a Dios. Rendirnos totalmente a Él. Deponer nuestros planes y proyectos para que sea el Señor quien se glorifique a través de nuestros pensamientos y acciones. Un paso ineludible si anhelamos experimentar crecimiento personal, espiritual y familiar.
El autor cristiano, Henry Blackaby, escribe: “Cuando tu vida se centra en la actividad de Dios, Él reordenará tu manera de pensar. Los pensamientos y caminos de Dios son tan diferentes a los nuestros que a menudo parecen equivocados, imposibles, o faltos de amor. Con frecuencia, te darás cuenta de que la tarea que te asigna va mucho más allá de tu capacidad o tus propios recursos para cumplirla. En cuanto reconozcas que la misión parece humanamente imposible, tendrás que estar listo para creerle a Dios y confiar en Él por completo.” (Henry Blackaby. “Experiencia con Dios”. B&H Editores. 2009. EE.UU. Pg. 27)
Entregar en manos del Señor nuestro presente y futuro, llevará a que todas las iniciativas que hemos concebido, experimenten cambios. Quizá se orienten más allá de donde pensábamos. Tal vez ni siquiera lo imaginábamos o sencillamente nos desestabiliza. Pero si es Su voluntad, la victoria está asegurada.

Capacitados por Dios para cumplir la misión

Si Dios nos llamó a seguirle e incluso, a cumplir una misión específica, nos capacitará, pondrá el querer como el hacer y se asegurará de que tengamos a mano las herramientas.

Dios es Creador y sustentador de todo el universo, nada le resulta imposible y, por tanto, hace cuanto está en su voluntad. Al respecto el profeta Isaías escribió de nuestro Hacedor es quien dice: “yo… declaro el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: “Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré.” Yo llamo del oriente un ave de rapiña, y de tierra lejana al hombre de mi[a] propósito. En verdad he hablado, ciertamente haré que suceda; lo he planeado, así lo haré.” (Isaías 46:10, 11. La Biblia de Las Américas)

Jamás olvide que cuando estamos en Su Presencia y procuramos movernos alrededor de Su voluntad, Dios nos guía paso a paso.

Sujeción a la voluntad de Dios, principio de vida

Si sometemos nuestras vidas en manos de Dios, Él nos transforma totalmente, dinamiza nuestras capacidades y nos lleva a niveles insospechados. No obstante para avanzar es necesario que nos acojamos a cuatro aspectos fundamentales:

a.- Creer que Dios utilizará nuestras capacidades, habilidades y cuanto nos dio para que crezcamos y generemos transformación en la vida de otras personas

b.- Creer en el acompañamiento que nos brinda Dios en todo momento

c.- Confiar en la guía de Dios

d.- Tener la certeza de que Dios nos capacitará para cumplir la misión a la que nos llamó

Todo lo anterior gira alrededor de algo que es fundamental: La voluntad de Dios. Sólo de esta manera nuestra existencia tendrá propósito y sentido.

Le invito a que leamos el relato sobre el llamamiento de Moisés: en el desierto: “Y Moisés apacentaba el rebaño de Jetro su suegro, sacerdote de Madián; y condujo el rebaño hacia el lado occidental[a] del desierto, y llegó a Horeb, el monte de Dios. Y se le apareció el ángel del Señor en una llama de fuego, en medio de una zarza; y Moisés miró, y he aquí, la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces dijo Moisés: Me acercaré[c] ahora para ver esta maravilla[d]: por qué la zarza no se quema. Cuando el Señor vio que él se acercaba para mirar, Dios lo llamó de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Entonces El dijo: No te acerques aquí; quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estás parado es tierra santa. Y añadió: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tenía temor de mirar a Dios.” (Éxodo 3:3-6. La Biblia de Las Américas)

Todo estaba cuidadosamente planeado por Dios. Él trató con Moisés durante 40 años en el desierto. Cuando había pulido lo esencial en su vida, llamó su atención sobre la zarza y le comisiona para liberar al pueblo de Israel. Lo curioso es que a lo largo de los capítulos 3 y 4, Moisés esgrimió todo tipo de argumentos para evidenciar la imposibilidad de cumplir la misión. Por supuesto, a cada excusa el Señor salió al paso, derribándola por tierra.

Dios provee las herramientas necesarias

Si estamos decididos a hacer Su voluntad y ligado a esta meta, ser útiles y cumplir los planes eternos de Dios, Él nos guía y brinda las herramientas necesarias. Dios da la visión, la provisión y la bendición.
El doctor Blackaby advierte que: “Cuando declaras que resulta imposible hacer lo que Dios te ha mandado, manifiestas tus dudas sobre cuánto crees en el poder del Todopoderoso; pero vivir la vida en obediencia a un Dios para el que nada es imposible, es bien distinto. Demanda fe y confianza.” (Henry Blackaby. “Experiencia con Dios”. B&H Editores. 2009. EE.UU. Pg. 28)
La confianza es el eje fundamental para cumplir la voluntad de Dios y avanzar a pasos firmes, aun cuando las circunstancias estén en contra y las tentaciones amenacen con movernos el piso. Si confiamos en Dios, nos afirmaremos en Él y caminaremos siempre hacia delante, sin apartarnos a derecha o izquierda.

Dios nunca entregará el “itinerario de vuelo”

Hoy día es fácil comprar tiquetes aéreos mediante una transacción electrónica que toma pocos minutos. Inmediatamente nos confirman el itinerario. Sabemos a qué hora partimos del aeropuerto, la distancia que recorreremos y la hora de llegada. Todo cuidadosamente planeado.

Esa es la misma ruta que deseamos en todo. Nos gusta anticiparnos a qué pasará después de dar un paso. Pero con Dios no funciona igual. Someternos a Su voluntad implica que Él tome el control absoluto sobre nuestros planes y proyectos.

Le invito a considerar la historia de Abram. Dios lo llamó a cumplir una misión para la que él no estaba preparado. Y solamente le dijo adónde llegaría, no le marcó el itinerario de una vez. Debía avanzar paso a paso.

“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido. Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová. Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev.” (Génesis 12:1-9. La Biblia de Las Américas)

Caminar en la voluntad de Dios es transitar un sendero de fe, dando pasos conforme nos va indicando. No es todo de inmediato, sino siguiendo la ruta que nos revela. Eso por supuesto, nos lleva a un aspecto sobre el que hemos venido recabando: Desarrollar confianza en Él.
El doctor Blackaby enfatiza: “Conocer y hacer la voluntad de Dios depende de cuánto lo conocemos a Él y a su naturaleza. Dios es amor y por ese motivo su voluntad siempre es perfecta. A medida que lo sigas y lo obedezcas, te dirigirá de maneras que serán lo mejor para ti y para la situación a la cual Él te llama. Él es todopoderoso; por esa razón necesitamos confiar en las capacidades que nos dio, de las fuerzas o recursos que tenemos a disposición. Dios te equipará para cumplir aquello para lo que te ha llamado.” (Henry Blackaby. “Experiencia con Dios”. B&H Editores. 2009. EE.UU. Pg. 28)
Sólo en Dios encontramos sentido y propósito para nuestra vida. Sólo en Él encontramos la guía eficaz para avanzar. Si nos atrevemos a confiar y a caminar conforme a Su voluntad, experimentaremos los niveles de crecimiento que tanto hemos anhelado a nivel personal, espiritual y familiar. ¡Hoy es el día para tomar la decisión de ser auténticos Discípulos de Jesús!

Preguntas para su auto evaluación en su avance como Discípulo de Jesús:

Le invitamos esta semana a repasar la Lección y responder los siguientes interrogantes, que le ayudarán a profundizar en las enseñanzas y a tornarlas prácticas en su vida diaria:

a.- ¿Se ha preguntado alguna vez cómo conocer y hacer la voluntad de Dios?

b.- ¿Podría definir qué es la voluntad de Dios y por qué es importante para su vida?

c.- ¿Qué enseña a nuestra vida espiritual el pasaje de Isaías 46:10, 11)

d.- ¿Por qué podemos asegurar que cuando Dios nos llama, nos da la visión, la provisión y la bendición.

e.- ¿Por qué cree usted que cuando nos sometemos a la voluntad de Dios y deseamos cumplir la misión a la que nos llamó, no nos muestra de una vez todo el itinerario del viaje (Génesis 12:1-9)?

f.- ¿Realmente confía usted en Dios o admite en su corazón que le resulta complejo hacerlo?

g.- ¿Ha rendido sus planes y proyectos en manos de Dios, permitiendo que Él haga su voluntad en su vida?

Publicado en: Escuela de Discipulado


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