mensajerodelapalabra.com :: Para uso personal solamente. Prohibida su reproducción total o parcial sin la autorización de autor.

mensajerodelapalabra.com

 

He pensado en el aborto, ¿qué hago?

He pensado en el aborto, ¿qué hago?

“Llevo tres años en el coro de la iglesia donde me congrego. Es una iglesia de bendición y le agradezco al Señor Jesucristo que me haya dado esa oportunidad. Sin embargo me enamoré de un joven que conocí en la universidad. Sé que es una relación sentimental en yugo desigual. Pero el problema ahora no es ese sino que estoy embarazada. Tengo tres meses de gestación. Antes que se me note del todo, prefiero irme de mi casa, no sé  a dónde, o abortar. Lo he pensado. Pero entro inmediatamente en crisis.”

L.S.J. desde Moquegua, en Perú.

Respuesta:

Cuando se sirve al Señor Jesucristo, debemos vivir para Él. Esta ministración implica sumo cuidado en lo que pensamos y hacemos. Es cierto que las emociones a veces quieren salirse de nuestras manos y tomar fuerza, pero Dios nos concedió la posibilidad de elegir. Determinar qué escogemos, sobre la base de que todo acarrea consecuencias, positivas o negativas. Sostener un noviazgo con alguien que no tiene al Señor Jesucristo en su corazón, fue algo desacertado. No obstante no estoy para juzgarle sino para orientarle, con fundamento en la Biblia, respecto a los pasos a seguir.

1.- Ponga término a esa relación.- Si definitivamente no hay en el joven con quien sostuvo relaciones compromiso con Dios— como es evidente que no lo hay— es preferible dar por terminada la relación. ¿Y el niño? Él está obligado a responder ante la ley por la criatura. Seguir alimentando la relación no es sano.

2.- No siga ministrando en el templo.- Lo realmente honesto en su caso, es que no siga ministrando en la alabanza y adoración. Estando en pecado no debemos pararnos en un estrado para ser guías de otras personas. Puede que luzca bochornoso, pero es lo más honrado decirle al pastor a cargo qué ha ocurrido. Desatender esa obligación moral y espiritual no es otra cosa que orgullo.

3.- Deseche la idea del aborto.- Los cristianos tenemos en la Biblia nuestra guía de vida. Y las Escrituras, escritas por hombres inspirados por Dios, son categóricas en rechazar cualquier hecho atentatorio contra la vida humana. Al promulgar los mandamientos, nuestro Padre celestial fue enfático: “No matarás” (Éxodo 2013), y un poco más adelante señala: “El que mate a otro ser humano será condenado a muerte.” (Levítico 24:17. La Palabra de Dios para todos).

Es evidente que nuestro Supremo Hacedor no avala el que se prive de la existencia a ningún ser viviente. Él mismo fue el que dio aliento a toda criatura: “Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre tomando polvo de la tierra, sopló en su nariz y el hombre se convirtió en un ser viviente.” (Génesis 2:7. La Palabra de Dios para todos).

Nadie más que Él en su infinita grandeza tiene el poder para dar y reclamar la vida. Job el patriarca se refirió al respecto con estas palabras: “El Espíritu de Dios me creó y el aliento del Todopoderoso me dio vida.” (Job 33:4. La Palabra de Dios para todos).

El aborto es asesinato. Incluso, un método de anticoncepción usado inmediatamente después de sostener una relación íntima, es un crimen. Recuerde que hay vida cuando el espermatozoide fecunda al óvulo. Desde ese mismo instante es un ser que existe por Dios y para Dios.

4.- Recuerde que los fetos sienten, sufren y hasta ríen.- Probablemente no lo sepa o lo haya olvidado, pero es importante que considere el hecho de que una criatura en el vientre de la madre siente, sufre y manifiesta gestos de alegría, producto de lo que percibe.

Las investigaciones sobre la vida antes del nacimiento determinan que el feto es muy sensible y sus sentidos se manifiestan en el siguiente orden: sensorialidad táctil; sensorialidad química (gusto y olfato); sensorialidad auditiva y finalmente la vista. Es un desarrollo que se produce en el útero con el propósito de modelar el sistema nervioso del nuevo ser y que proporcionan estímulos interactuantes con el crecimiento de grupos de neuronas. Desde el vientre, la criaturita está aprendiendo. Percibe la voz de la madre con una intensidad mucho mayor que la voz de alguien ajeno a su mundo. Se acostumbra al tono y la puede identificar por encima de cualquier ruido. Logra distinguir asimismo los olores de su progenitora y sabores, lo que se hace evidente cuando apenas nace, puede recibir la lactancia.

El feto tiene memoria desde el útero. El neonatólogo Carlo Belliene miembro del Departamento de Terapia Intensiva Neonatal del Policlínico Universitario de Santa María, en Italia, señala que: “Recientemente hemos llegado a cabo un estudio sobre qué sucede a los niños de bailarinas que en el embarazo no había dejado de bailar: ¡para dormirse requerían ser acunados más enérgicamente que los demás!”.

El pequeñísimo ser tiene un mundo de sensaciones, pero también de acciones. El feto responde a su manera a los estímulos externos, se sobresalta si oye ruido, responde a las caricias. Se han registrado incluso intentos de emitir sonidos visualizando las cuerdas vocales. Experimenta el hipo y hace muecas que se parecen a la sonrisa o al llanto. Sus movimientos responden a las fases de calma o movimiento de la madre, y también a la cantidad de azúcar que come la madre.

¿Comprende ahora por qué razón a un ser así, precioso, que se está formando, no se puede siquiera pensar en causarle daño? Es un hijito de Dios y suyo. Abortarlo sería un crimen. Oraré a Dios para que le permita comprender la grandeza del proceso de gestación que vive ahora.

Publicado en: Consejería Familiar


Copia el siguente texto a tu muro de Facebook:
https://www.mensajerodelapalabra.com/site/index.php/he-pensado-en-el-aborto-que-hago/



Temas Relacionados: