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Tres estrategias para vencer en la guerra espiritual

Tres estrategias para vencer en la guerra espiritual

Si bien es cierto estamos llamados a librar cada día una batalla contra el mundo de las tinieblas, lo cierto es que enfrentar esa guerra en nuestras fuerzas y no en las del Señor es la antesala del fracaso.

¿Cómo podemos hacerlo eficazmente? En el poder de Dios.

El poder del mundo de las tinieblas es real, y usted y yo como cristianos comprometidos estamos llamados a resistirlo y recobrar territorios hoy en su poder, para extender allí el Reino de Dios.

Si asumimos una actitud pasiva, millares de almas irán a la eternidad sin Cristo. Y ese es un drama muy grande que no podemos permitir.

El apóstol Pablo, quien tenía amplio conocimiento como los cristianos del primer siglo, sobre la guerra constante en la dimensión espiritual contra las fuerzas de maldad, instó a los creyentes de Éfeso a librar la batalla.

En la carta universal a esa iglesia, comparte varios principios que le invito a considerar con detenimiento: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” (Efesios 6:10-12)

Pablo no ignora ni minimiza la dimensión de las batallas contra las fuerzas demoníacas; no obstante enfatiza en tres estrategias sobre las que debemos prestar particular atención:

1.- Debemos estar vestidos con la armadura de Dios.

2.- Estar preparados para las asechanzas y ataques del Adversario espiritual.

3.- Tener claridad que las confrontaciones son de carácter eminentemente espiritual.

Estos tres fundamentos giran en torno a un aspecto fundamental: es necesario, primero, obrar en la fuerza y poder de Jesucristo, y segundo, estar fortalecidos en Él.

¿Qué podemos inferir? Que usted como cristiano o cristiana comprometidos en la intercesión y Guerra Espiritual debe saber a qué se enfrenta.

No es algo fácil, sin duda, pero tampoco, algo tan complejo que no podamos enfrentar. Los alimenta una certeza: en el poder de Dios tenemos asegurada la victoria. ¡Usted y yo somos vencedores!

Imparta órdenes al mundo de las tinieblas

El diablo no sale corriendo por que usted grite fuerte, haga ademanes agresivos o simplemente de taconazos contra el suelo. Eso no lo intimida. Lo que realmente alerta al mundo de las tinieblas es que usted, como siervo de Jesucristo, tenga una íntima relación con su salvador, conozca en qué batalla esté inmerso y en el poder de Dios, esté dispuesto a dar la pelea.

¿Cómo damos órdenes entonces al Satanás y sus huestes? En la autoridad de Cristo (Cf. Lucas 10:19) y bajo el poder de Dios, como leemos en el caso del arcángel Miguel. Él no reprendió a Satanás en su propio poder, sino que dijo: “El Señor te reprenda.” (Judas 9)

Y estamos hablando de un ser angelical que, como leemos posteriormente en las Escrituras (Lea Apocalipsis 12:7, 8), derrotará al propio Satanás, al final de los tiempos.

La armadura espiritual

Es solo a través de nuestra relación con el Señor Jesucristo como tenemos autoridad sobre Satanás y sus demonios. Es solo en Su Nombre que nuestra reprensión tiene algún poder.

En ese proceso es que usted y yo necesitamos de la Armadura de Dios, que describe el apóstol Pablo en Efesios 6.13-18.

LA ARMADURA DE DIOS EN EL CRISTIANO
Componentes de la Armadura de Dios
  • Cinturón de la Verdad
  • Coraza de Justicia
  • Evangelio de la Paz
  • Escudo de la Fe
  • Yelmo de la Salvación
  • Espada del Espíritu
  • Oración en el Espíritu

Nadie puede desconocer que las confrontaciones con el mundo de las tinieblas son duras, pero tampoco podemos pasar en alto que si nos movemos en el poder de Jesucristo, bajo Su protección divina, derrotamos las fuerzas de maldad.

Usted y yo descansamos en el hecho de que somos justos delante de Dios por el sacrificio del amado Señor Jesús en la cruz. No importa cuánto hayamos pecado ayer; hoy somos puros y justos en Su presencia, gracias a la sangre vertida en la cruz por nuestro amado Salvador.

Él nos trajo perdón. Usted y yo tenemos ahora entrada al Padre celestial, y somos— téngalo presente— vencedores.

No debemos vacilar en nuestra fe, no importa cuán fuertemente seamos atacados. Nuestra defensa principal es la seguridad de que tenemos nuestra salvación, y el hecho de que las fuerzas espirituales no pueden quitárnosla.

Nuestra arma ofensiva está en la Palabra de Dios, no en nuestras propias opiniones y sentimientos. Debemos seguir el ejemplo de Jesús en reconocer que algunas victorias espirituales solo son posibles a través de la oración.

El Señor Jesús, ejemplo de un Intercesor y Guerrero Espiritual

Nuestro amado Dios y Salvador Jesucristo, fue sometido a prueba por las asechanzas de Satanás. La Biblia nos enseña que

“…Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a ÉL el tentador, y le dijo; Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está; No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.” (Mateo 4:1-11)

¿Nos exime el ser cristianos comprometidos enfrentar ataques del mundo de las tinieblas, bien sea bajo tentación, asedio o incluso, intentos de influencia en los pensamientos? En absoluto. Pero es en este punto donde debemos tener muy definida la necesidad de permanecer prendidos de la mano de Jesucristo.

Observe que el propio Señor Jesús enfrentó momentos difíciles, justo cuando estaba en intimidad con Dios. El Adversario le tentó con fatiga, hambre y poder— tanto material como espiritual —. En todo momento nuestro amado Señor Jesús estuvo asido de las Escrituras y citó pasajes que rebatieron toda argumentación de Satanás.

Un intercesor y Guerrero Espiritual como usted y yo, debe pasar tiempo en oración con el Padre, pero también, asiduo en el estudio bíblico. Es un ejemplo que asumimos del amado Maestro.

¿Cómo nos conocen en el mundo espiritual?

Adicionalmente otro hecho: Satanás sabe quién tiene autoridad y quien no. A usted y a mi, aunque lo pasemos por alto, nos conocen no solo en el mundo físico, sino también en el mundo espiritual.

Un ejemplo que grafica este asunto, lo comparto con usted en el libro de los Hechos de los Apóstoles: “Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo; - Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo; -A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.” (Hechos 19:13-16)

Observe que estos judíos, que pretendían ministrar liberación a los cautivos, profesaban una religión— el judaísmo— pero eso no les daba autoridad. Lo que realmente nos otorga autoridad es la intimidad con Dios, y vivir conforme a Su voluntad.

No es la denominación en la que se congrega ni el tiempo que lleva como cristiano, es la intimidad con el Señor.

No olvide, usted como intercesor y Guerrero espiritual, no se puede apoyar en sus conocimientos ni tradición religiosa sino en el poder de Dios. Segundo, cuando reprende al mundo espiritual de las tinieblas, lo hace en el Nombre del Señor Jesús, no en el nuestro; en tercer lugar: Nos protegemos con toda la armadura de Dios y libramos las batallas con la espada del Espíritu – La Palabra de Dios.

Por último, debemos recordar que aunque libramos batallas contra Satanás y sus demonios, no cada pecado o problema es un demonio que necesita ser reprendido. El propio apóstol Pablo nos enseña que “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó” (Romanos 8:37).

Piense por un instante: usted es cristiano y como tal, llamado a vencer en el poder de Jesucristo. No es usted quien tiene que salir corriendo, sino Satanás y sus huestes. En Cristo somos –como lo dice el autor sagrado — , más que vencedores.

Publicado en: Guerra Espiritual


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