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Si no puede con sus deudas, no asuma otras

Si no puede con sus deudas, no asuma otras

1.- Lectura Bíblica: Proverbios 22:6; 17:18

2.- Meditación familiar:

Contraer deudas, no solo para nosotros sino incluso para terceras personas se nos volvió algo común y aceptado por la sociedad, sociedad que aprueba igualmente la falta de valores como la honradez.

Las propagandas de la televisión nos animan a contraer créditos. Acompañan esas ofertas con fotografías de personas sonrientes, quizá viajando en un yate, luciendo joyas finas o tal vez a punto de abordar un avió. ¡Tu también puedes hacerlo!, desafían al final.

La pregunta que nos debemos formular es: ¿Realmente debo endeudarme? Y algo más: Si no puedo con mis deudas, ¿por qué asumir las deudas de otras personas? Ese es el peligro de salir por fiadores.

El fenómeno ocurre con familiares también. Servirles como fiadores termina convirtiéndose en un boomerang, en contra nuestra. El rey Salomón al respecto escribió: “ No te comprometas a garantizar la deuda de otro ni seas fiador de nadie. Si no puedes pagar, te quitarán hasta la cama en la que duermes.” (Proverbios 22:26, 27. NTV)

También y en esa misma dirección, el autor del libro de los Proverbios advirtió: “ Es una insensatez dar garantía por la deuda de otro o ser fiador de un amigo.” (Proverbios 17:18. NTV)

Dave Ramsey, autor y consejero en materia de finanzas conforme a los principios de Dios, aconseja:

“Nosotros no controlamos la forma como las deudas afectan las relaciones a nivel personal y familiar; las deudas desencadenan consecuencias independientemente de lo que deseamos. El prestatario es esclavo del prestamista; usted cambia la dinámica espiritual de una relación cuando presta dinero a un ser querido. Ya dejan de ser amigos, tíos o hijos: ahora son sus esclavos.” (Dave Ramsey. “La transformación total de su dinero”. Grupo Editorial Nelson. 2008. Pg. 21)

Ni endeudarnos es sabio y menos, salir de fiador por otros deudores. Las deudas en general llevan a conflictos en lo personal, en el ámbito familiar y de paso, afectan nuestra vida espiritual.

Lo aconsejable en todos los casos es reconocer que somos administradores de los recursos que Dios nos ha provisto. Y, de paso, tomar conciencia que responderemos ante Dios por la forma como administramos cada peso.

Este enorme peso sobre nuestros hombros cobra mayor dimensión cuando asumimos la relación de pareja y vienen los hijos. El dinero ya no es nuestro sino que entra a formar parte del presupuesto familiar. Pretender vivir aún como solteros, viviendo en el derroche, además de irresponsable, desencadena tremendas consecuencias.

Es Dios quien debe convertirse, desde hoy, en nuestro consejero de cabecera en materia de recursos. Él nos provee la guía sabia para saber invertir y por supuesto, ahorrar, que debe convertirse en una de nuestras metas.

El dinero que llega a nuestro bolsillo no es para gastarlo en su totalidad, es necesario guardar porque un ambiente social como el nuestro, cada vez más cambiante e inestable, puede llevar a eventuales emergencias en las que debemos hacer acopio del dinero ahorrado.

¿Comprende ahora la necesidad de evaluar constantemente qué tipo de manejo le damos al dinero?

No podríamos terminar sin antes formularle una invitación: Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo. Él es quien trasforma nuestra vida y nos lleva a nuevos niveles. Tome esa decisión, hoy, ahora, en la certeza de que su existencia será cambiada y le permitirá experimentar el crecimiento personal, espiritual y familiar que tanto anhela.

3.- Oración familiar:

“Mi amado Dios, gracias porque en cada paso que damos tomados de Tu mano, nos permites la sabiduría necesaria para manejar nuestras finanzas. Perdónanos las veces en que hemos actuado con falta de sabiduría y hemos contraído deudas innecesarias. En tus manos sometemos las jornadas de hoy. Amén”

4.- Una Meta familiar para hoy:

Antes de invertir cada peso, pediré a Dios que me conceda la sabiduría necesaria. Con Su divina ayuda sabemos que obraremos apropiadamente en cada circunstancia.

Publicado en: Altar Familiar


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