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Si dejamos de orar nos olvidaremos de quién es y cómo es Dios

Si dejamos de orar nos olvidaremos de quién es y cómo es Dios

1.- Lectura Bíblica: Lucas 24:13-24

2.- Versículo para memorizar:

“A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para orar.” (Marcos 1:35. NTV)

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

¿Le ha ocurrido alguna vez que volvió a ver un amigo pasados los años y lo encuentra demasiado delgado o robusto? ¿Y qué decir de su rostro? ¿Acaso no nota de inmediato que ha pasado el tiempo y que esos años o meses se reflejan en su rostro y cuerpo? Es probable que haya tenido una experiencia así.

Acudo a esta imagen para graficar un principio: Si dejamos de orar a Dios, nos olvidaremos progresivamente de Quién y cómo es Él. ¿La razón? La falta de intimidad en Su Presencia va desdibujando la relación y terminamos por distanciarnos de Aquél a quien deberíamos tener siempre en nuestro pensamiento.

Hay un pasaje revelador del Evangelio que quizá ha leído muchas veces. Lo encontramos en el Evangelio de Lucas y algunas versiones de la Biblia lo titulan como “El camino de Emaús”:

“Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban camino al pueblo de Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. Al ir caminando, hablaban acerca de las cosas que habían sucedido. Mientras conversaban y hablaban, de pronto Jesús mismo se apareció y comenzó a caminar con ellos; pero Dios impidió que lo reconocieran. Él les preguntó: — ¿De qué vienen discutiendo tan profundamente por el camino? Se detuvieron de golpe, con sus rostros cargados de tristeza. Entonces uno de ellos, llamado Cleofas, contestó: — Tú debes de ser la única persona en Jerusalén que no oyó acerca de las cosas que han sucedido allí en los últimos días. — ¿Qué cosas? — preguntó Jesús. — Las cosas que le sucedieron a Jesús, el hombre de Nazaret — le dijeron—. Era un profeta que hizo milagros poderosos, y también era un gran maestro a los ojos de Dios y de todo el pueblo. Sin embargo, los principales sacerdotes y otros líderes religiosos lo entregaron para que fuera condenado a muerte, y lo crucificaron. Nosotros teníamos la esperanza de que fuera el Mesías que había venido para rescatar a Israel. Todo esto sucedió hace tres días. »No obstante, algunas mujeres de nuestro grupo de seguidores fueron a su tumba esta mañana temprano y regresaron con noticias increíbles. Dijeron que el cuerpo había desaparecido y que habían visto a ángeles, quienes les dijeron ¡que Jesús está vivo! Algunos de nuestros hombres corrieron para averiguarlo, y efectivamente el cuerpo no estaba, tal como las mujeres habían dicho.” (Lucas 24:13-24. NTV)

Resulta de particular significación que los discípulos estuvieran junto al Maestro y no pudieran reconocerlo. Igual ocurre cuando dejamos de orar. Con el paso de los días ya no reconoceremos que Dios está obrando en medio de nosotros. Caemos en un estancamiento que resulta peligroso en el ámbito espiritual.

Cuando releemos estos versículos no podemos menos que concluir que la oración no solo es importante y vital, sino el camino para mantenernos cerca del Señor, enfocados en el centro mismo de Su voluntad. Y algo más: Entre más tiempo pasemos en Su Presencia, más fácilmente podremos reconocer Su obrar poderoso en nuestra vida.

Dennis Fisher, anota: “Todos tenemos épocas en las que nuestras circunstancias, o bien alimentan nuestro desarrollo espiritual, o bien lo obstruyen. Tenemos que ser sensibles a esas épocas cuando empezamos a perder el contacto con el Señor. Luego tenemos que encontrar las maneras de adaptarnos a esas circunstancias para que podamos restablecer nuestra cercanía con Él.” (Dennis Fisher. “Nuestra cita con Dios”. RBC Ministries. 1996. EE.UU. Pg. 25)

¿Nos ocupamos en el día de orar a Dios o estamos demasiado ocupados? Por favor, no eche en saco roto esta pregunta. Reviste singular importancia para su vida espiritual.

Recuerde siempre que la única forma eficaz de escapar del estrés, de mantener viva nuestra espiritualidad y de experimentar crecimiento, es a través de la oración que nos mantiene unidos a Él en todo momento.

4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a.- ¿Cuál es la primera imagen que viene a su mente cuando leemos Marcos 1:35-39?

b.- ¿Encuentra usted en medio de la oración que Dios le libera del peso de las cargas que trae cada día?

c.- ¿Tiene claro cuál es el propósito de Dios para su vida? ¿Ha buscado orientación sobre este aspecto orando al Señor?

d.- ¿Realmente Dios constituye una prioridad en nuestra vida y por esa consideración muy especial pasamos tiempo orando en Su Presencia?

g.- ¿Está dispuesto a reorganizar sus prioridades e incluir a Dios en todas sus actividades cotidianas?

Publicado en: Devocionales Diarios


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