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No traiga a casa los problemas de la oficina

No traiga a casa los problemas de la oficina

1.- Lectura Bíblica: Salmos 37:5; Proverbios 13:16; Proverbios 1:7,22; Mateo 7:12

2.- Objetivos:

2.1.- Que al término del Grupo Familiar  los concurrentes comprendan y asuman la decisión de no llevar sus problemas al hogar.

2.2.- Que al término del Grupo Familiar los concurrentes admitan lo perjudicial que resulta para la relación familiar desahogar las frustraciones laborales con el cónyuge o los hijos

2.3.- Que al término del Grupo Familiar los concurrentes decidan buscar a Dios en procura de guía cuando surgen problemas a nivel laboral que pudieran afectar la relación familiar.

3.- Desarrollo del tema:

¿Quién no ha enfrentado alguna vez problemas en el trabajo? Sin duda la mayoría de nosotros. El nudo del asunto estriba en que la sensación de rabia, frustración e incluso, la animadversión que sentimos hacia quien nos hace la vida imposible, generalmente los trasladamos en su conjunto a casa. Y allí sí que se complica el asunto.

Es un fenómeno que se presenta más a menudo de lo que imaginamos. La razón es sencilla: Los conflictos surgen donde quiera que haya interacción humana. Sobre esa base es natural que en el lugar de trabajo surjan diferencias. Ahora, como todas las personas no manejan los mismos principios y valores que quizá nos asisten a usted y a mí, resolver esos impases puede resultar complicado.

No obstante un primer aspecto que debemos considerar es que los problemas de casa se quedan en casa, y los del trabajo deben circunscribirse a esa dimensión: El trabajo. De allí no deben migrar a nuestro ámbito familiar. Debemos levantar las fronteras y tenerlas bien claras en todo momento.

3.1.- Defina fronteras que dividan el trabajo del hogar

Las fronteras son importantes. Dividen a los países, las regiones e incluso, marcan los límites entre su vivienda y la del vecino. Y son importantes porque nos permiten hacer la diferencia. Sabemos a quién pertenece cada cosa, y en el caso de la nacionalidad, definen territorio para determinar a qué leyes nos sometemos de acuerdo con el lugar donde nos encontremos.

A partir de esa sencilla reflexión piense en lo contraproducente que resulta llevar a su hogar las diferencias y conflictos que haya tenido en el trabajo. Transferir las frustraciones o rabia no hace otra cosa que empeorarlo todo.

Quizá usted dirá que no es de esas personas, pero decenas sí lo son. No saben determinar que los encontrones del trabajo se deben quedar allí, en la oficina o factoría; igual, que si tienen contratiempos con el cónyuge o los hijos, no debe arrastrar con ellos en su jornada laboral.

Cuando no somos prudentes y no respetamos las fronteras naturales de la vida, surgen tensiones. Lo más probable es que terminemos riñendo con el cónyuge y teniendo diferencias con los hijos.

¿Por qué queremos llevar los problemas a casa? Porque deseamos liberarnos de la tensión. No obstante, es esencial que tengamos buen manejo del asunto.

Un especialista abordado por una prestigiosa revista anota: Los expertos dicen que para cualquiera es difícil ver que el trabajo estresa a su pareja, pero lo es aún más escucharlo todas las noches renegar de ese oficio. Es un dilema porque la mayoría quiere brindarle apoyo a su pareja. “Es parte de la convivencia poder desahogarse de los problemas cotidianos”, señala el asesor de familia Álvaro Sierra. Lo normal es que las parejas se den apoyo mutuo, expresen sus preocupaciones, piensen juntas en opciones y tomen las medidas necesarias para resolverlas.” (Artículo: “Con sus quejas a otra parte”. Revista Semana. 17/08/2015. Edición digital. Colombia)

La clave entonces es obrar con prudencia. Saber que si estamos con la familia, es con ellos a quienes dedicamos el tiempo. No dejar que las inquietudes laborales roben las horas que le corresponden al cónyuge y los hijos.

El rey Salomón, al referirse al obrar prudentemente, escribió: "El temor del SEÑOR es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.” (Proverbios 1:7,22.La Biblia de Las Américas)

Y un poco más adelante señala: "Todo hombre prudente obra con conocimiento, pero el necio ostenta necedad.” (Proverbios 13:16)

Transversal a lo que hemos apreciado hasta aquí, es importante que involucremos a Dios en todas las situaciones difíciles que enfrentemos cada día. Sabemos que no estamos exentos de tropiezos en el trabajo, pues involucremos a Dios en la búsqueda de soluciones.

Y si por trasladar los problemas laborales a la familia, hemos tenido tensiones, también debemos traer la situación a nuestro amado Señor para que nos ayude a obrar con sabiduría.

3.2.- Escuchar a su pareja en los conflictos ayuda mucho

Roberto tuvo un enfrentamiento con un compañero de trabajo. La dificultad surgió por algo trivial, pero todo se hizo más complicado porque se fueron a las palabras fuertes. Ahora, tras una jornada ardua, los dos estaban a las puertas de ser sancionados. El hombre sólo quería llegar a casa y contarle el asunto a su esposa. Ella, tras oírlo, no sabía cómo actuar.

Si enfrentó alguna vez la disyuntiva de qué hacer para ayudar a su pareja que tiene conflictos en el trabajo, la respuesta sencilla y práctica es: Aprenda a escuchar. Guarde silencio pero preste atención a su cónyuge cuando habla. A veces simplemente actuar así ayuda muchísimo.

No en vano usted y yo, en nuestra condición de componentes de la pareja, somos de mucho apoyo. El rey Salomón lo describe así: "Y si alguien puede prevalecer contra el que está solo, dos lo resistirán. Un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente.” (Eclesiastés 4:12. La Biblia de Las Américas)

Los componentes de la pareja, en unidad y caminando de la mano con Jesús el Señor, se tornan invencibles por encima de las tormentas que puedan venir.

Cortar la conversación y decirle a tu esposo o esposa: “Yo tengo mis propios problemas", no ayudará; por el contrario, agigantará el conflicto.

Es necesario obrar prudentemente porque al fin y al cabo la persona con problemas laborales busca expresarse en un lugar que considera seguro: Su hogar.
"La idea de que los problemas del trabajo no entren a la casa no funciona porque hoy las vidas de todos se mezclan de tal manera que no hay límites claros entre estas dos esferas de la vida. “Además, el hogar es el sitio donde la gente se siente más protegida”, dice la psicóloga Claudia Peralta, experta en temas laborales. Pero los estudios muestran que este negativismo no solo torpedea la relación, sino también podría empeorar la situación en el trabajo. Esto sucede porque, a pesar de sus buenas intenciones, las parejas no saben cómo afrontar estas molestias.” (Artículo: “Con sus quejas a otra parte”. Revista Semana. 17/08/2015. Edición digital. Colombia)
Saber callar pero al menos escuchar, es un camino apropiado. La explicación es sencilla. Póngase en el lugar de su cónyuge. Ahora, mírelo con la siguiente perspectiva: Tiene impases donde labora y, al llegar a casa, hay enfrentamientos cuando quiere hablar del asunto. El resultado será un ambiente pesado e insostenible que afectará las relaciones interpersonales de la pareja.

Por el contrario, cuando brindamos una voz de aliento y mostramos empatía, el panorama luce más prometedor para quien — por efecto de las circunstancias — se encuentra en el ojo del huracán.Ahora, si el asunto es que no sabe que decir, pues no diga nada. Simplemente escuche a su cónyuge. Piense que quizá en un futuro será usted quien requerirá de apoyo y comprensión.

3.3.- Póngase en los zapatos de quien enfrenta problemas

Una atribulada esposa se quejaba de su marido. “Cuando está en problemas o enfrenta ansiedad, no hace otra cosa que hablar. Me desespera”, lamentaba ella.

Quizá el hablar y hablar es una forma que tenemos los seres humanos para desahogarnos. Expresar lo que sentimos en lo más profundo de nuestro ser nos libera. Y si a éste hecho sumamos el que alguien nos escucha, los resultados son alentadores porque se siente alivio.

Para el siquiatra, José Posada, es esencial que obremos con tolerancia y comprensión cuando nuestro cónyuge atraviesa malos momentos en su lugar de trabajo:
"Los expertos consultados creen que es importante reconocer y acoger a aquellos con quienes se convive. A veces las cantaletas resultan porque la gente no siente que sus problemas sean atendidos en el hogar. La mejor estrategia es escuchar con mucha atención y “recibir la catarsis sin críticas ni juzgamientos”, pues ser escuchado ayuda a visualizar salidas al problema. Agrega que esa escucha debe tener límites de tiempo y que la sesión debe pasar de ser un muro de lamentos, para convertirse en una conversación que solucione los problemas.” (Artículo: “Con sus quejas a otra parte”. Revista Semana. 17/08/2015. Edición digital. Colombia)
Cuando nos colocamos, por un instante, en el lugar del otro que está viviendo un mal momento, dejamos de lado la actitud de reproche que resulta perjudicial y no brinda aliento. Otro gesto que ayuda es poner nuestra mano en su hombro, que sepa que le acompañamos en todo momento y que puede contar con nosotros.

Si no aprendemos a manejar este tipo de situaciones es probable que surjan diferencias de pareja que pueden agravarse con el tiempo. El cónyuge se quejará de que no puede contar con nosotros en los períodos críticos.

Lo esencial es entregar los problemas en manos de Dios, por supuesto (Cp. Salmos 37:5), pero como integrantes de un hogar, estamos llamados a brindar apoyo y comprensión a quien lo requiere.

Cabe aquí recordar lo que enseñó nuestro amado Señor Jesús: "Así pues, hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes; porque en eso se resumen la ley y los profetas.” (Mateo 7:12. Versión Dios habla hoy)

Si de verdad amamos a Dios, demostraremos amor a quien nos ha dado Él para que nos acompañe en la vida como pareja. No será un sacrificio sino, por el contrario, agradable ayudarle cuando más lo necesita.

Ahora, si somos usted y yo quien presentamos un problema en el trabajo, hay tres pasos aconsejables a seguir: El primero, llegar a casa y darnos el tiempo suficiente para respirar en el ambiente hogareño; el segundo, esforzarnos para manejar la frustración y no desahogarnos con nuestro cónyuge e hijos, y en tercer lugar, si hemos de hablar de las dificultades, no hacerlo por más allá de treinta minutos.

Viene bien recordar, antes de finalizar, la apreciación que tienen varios especialistas:
"La relación trabajo-casa es complicada pero debe tener un equilibrio. Las investigaciones científicas muestran que los matrimonios infelices están asociados a más expresión de ira y rabia en el sitio de trabajo, pero así mismo los matrimonios sólidos no se afectan tanto con los temas laborales. Por lo tanto, sentirse escuchado y comprendido es esencial para el bienestar en ambos espacios.” (Artículo: “Con sus quejas a otra parte”. Revista Semana. 17/08/2015. Edición digital. Colombia)
Recuerde que por grandes que sean los obstáculos, no estamos solos. Dios nos ama y desea lo mejor para nosotros. Esa es la razón por la que nos ha dado una familia a la que debemos proteger, cuidar, amar y acompañar en todo momento. La vida familiar, por encima de cualquier cosa, es una tremenda bendición.

Si aún no ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo. Él transformará su existencia y le llevará a experimentar crecimiento personal, espiritual y familiar como siempre lo ha anhelado.

4.- Preguntas para la discusión en grupo al término del Grupo Familiar:

a.- ¿Por qué razón resulta contraproducente para la relación de pareja llevar los problemas del trabajo a la casa?

b.- ¿De qué manera afecta a las relaciones familiares trasladar los problemas laborales a casa?

c.- ¿Qué importancia reviste escuchar al cónyuge cuando enfrenta conflictos en el trabajo?

d.- ¿Por qué aconsejan los especialistas desligar los problemas familiares de los que provienen del lugar de trabajo?

e.- ¿Podría describir la razón por la cual los problemas del trabajo deben quedarse en el trabajo y no migrarlos a nuestro hogar?

f.- ¿Le ha ocurrido alguna vez que llevó a casa problemas de su oficina? ¿Recuerda cuáles fueron los resultados?

g.- ¿Ha meditado en el hecho de que transferimos las preocupaciones por los conflictos laborales también a nuestra pareja?

h.- ¿Qué aprendemos, para llevarlos a nivel familiar, de pasajes como Proverbios 1:7, 222 y 13:16? ¿Cómo aplican a dejar los problemas del trabajo allí, en el trabajo y no traerlos a casa?

5.- Oración al terminar el Grupo Familiar:

"Mi amado Dios y Padre, gracias por ocupar un lugar importante en nuestra familia. Concédenos la sabiduría necesaria para enfrentar victoriosamente las dificultades que surgen en el trabajo y que, equivocadamente, en ocasiones pretendemos llevar a casa. Guíanos para obrar con sabiduría en los diferentes momentos del día a día en el hogar, pero también en el trabajo. Sometemos en tus manos las jornadas que tenemos delante de nosotros en el trabajo y cuanto tenemos planeado realizar. Amén"

Publicado en: Grupos Familiares


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