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Lleve a su familia a una nueva dimensión espiritual

Lleve a su familia a una nueva dimensión espiritual

1.- Lectura Bíblica: Efesios 6.18

2.- Meditación familiar:

¿Cómo logró Fabián que su esposa e hijos comenzaran a orar? A decir verdad, no fue fácil. Cuando le insinuó a su esposa que buscara el rostro de Dios, ella le dio una cátedra magistral sobre la importancia de respetar las decisiones de la pareja. “No quiero orar, y basta”, le dijo presa de furia.

Rolando, su hijo mayor quien cursa carrera en la Universidad, se limitó a sonreír: “Tranquilo, papá. Estoy grandecito y sé qué hacer, cuándo y dónde”. Jessica, la adolescente de casa, se quedó mirándolo como si hablara en otro idioma.

Fabián se cansó de insistir sobre el asunto y comenzó él a orar. No volvió a reñir ni a presionar a nadie en casa. En menos de tres meses, no solo oraban antes de tomar los alimentos, sino que su hijo antes de ir a presentar un examen universitario, le urgía: “¿Podríamos orar, papá? Estudié pero si Dios me ayuda, todo saldrá bien.” ¡Algo había cambiado!

¿Resulta fácil orar? Esa pregunta que quizá se está formulando es muy interesante porque definitivamente estar en la Presencia del Señor encuentra muchos impedimentos. ¿Quién pone los obstáculos? El enemigo espiritual, como describe Reuber Archer Torrey:
“El enemigo espiritual es astuto, es poderoso, nunca descansa, está conspirando siempre por la caída de los hijos de Dios; y si el hijo de Dios se relaja en su vida de oración, el demonio terminará triunfando porque lo engañará.” (Reuber Archer Torrey. “Cómo orar”. Editorial Peniel. Argentina. 2013. Pg. 9)
Con frecuencia encuentro personas que creen haber cumplido en su relación con Dios simplemente por asistir a los cultos, ofrendar para el Reino y leer uno que otro capítulo de la Biblia. ¡Tremendo error! No se concibe un cristiano que no pase tiempo en oración y no se pensar tampoco que un discípulo del Señor Jesús no experimente crecimiento en la intimidad con Dios. Tiempo y crecimiento en el Señor, son dos asuntos que van de la mano.

Un mensaje que transforma vidas, está regado por oración; un ministerio cristiano fuerte, está rodeado de clamor; una vida en íntima comunión con Dios, tiene un eje alrededor del cual gravita: oración, y los resultados son contundentes.

El apóstol Pablo es un ejemplo fehaciente. Fue siempre un hombre de oración y, bajo ese principio de vida y disciplina devocional, escribió: “Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión. Manténganse alerta y sean persistentes en sus oraciones por todos los creyentes en todas partes.” (Efesios 6:18. NTV)

No fue simplemente una anotación al margen de su carta a los creyentes de Éfeso. Era una instrucción específica que no podían pasar por alto.

Le invito para que lea detenidamente el texto Escritural: Plantea que se debe orar en todo tiempo, con toda oración y perseverancia, orando por todos. Debe ser en esencia una disposición de comunicación permanente con el Señor.

¿Ha pensad por un instante la enorme responsabilidad que nos asiste como hombres y mujeres al frente de una familia?. No basta con tener sobre nuestros hombros la responsabilidad de un ministerio, nuestro principal ministerio está en casa, con la esposa y los hijos.

Es necesario estar a la altura de ese enorme privilegio, y lo hacemos desarrollando intimidad con la relación con el Señor, nuestra fuente de poder, Aquél que nos llamó al ministerio a servir en el Reino de Dios.

Es aquí donde cabe recordar lo que anotaba Reuber Archer Torrey:
“Todos los hombres poderosos de Dios fuera de los que menciona la Biblia han sido hombres de oración. Han sido diferentes entre sí en muchas cosas, pero en esto han sido iguales: en la oración.” (Reuber Archer Torrey. “Cómo orar”. Editorial Peniel. Argentina. 2013. Pg. 12)
No podría despedirme sin antes recomendarle: Reciba hoy a Jesucristo como su Señor y Salvador. Le aseguro que no se arrepentirá.

3.- Oración familiar:

“Amado Dios, encasa necesitamos aprender a orar. Es cierto, sabemos hablar contigo, pero si lo hace uno de los miembros de la familia, quizá no lo hace así el otro. Danos a todos ese anhelo de buscar tu Presencia. Si tu moras en medio de nosotros, todo irá de lo mejor hacia la excelencia: las relaciones intrafamiliar y las bendiciones que se derivan de la fidelidad a ti. En tus manos quedamos. Amén”

4.- Una Meta familiar para hoy:

En adelante no presionaré a mi familia para que ore. Simplemente les enseñaré a partir de mi  ejemplo.

Publicado en: Altar Familiar


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