¿Está usted muerto en vida?

Se les conoce como los barcos fantasma. Navegan a la deriva. Van de un lado a otro sin que sus ocupantes se preocupen de la lluvia, la falta de alimentos, del oleaje o quizá de un hermoso atardecer en el mar. La razón es sencilla: todos sus tripulantes han muerto.

En los últimos meses se han encontrado al menos cuatro buques. Fueron descubiertos en la costa oeste de Japón. Llevaban cadáveres a bordo, a pesar de que sus familiares creían que estaban disfrutando de buena salud.

El número de víctimas está aumentando desde el 2013. Salen huyendo por las difíciles condiciones impuestas por el gobierno norcoreano.

Las estructuras de las embarcaciones son frágiles. No resisten las embestidas marinas. Carecen de equipos de orientación, y a duras penas sus tripulantes llevan una brújula. Eso explica el por qué los aventureros pierden la vida.

Millares de personas hoy día experimentan la misma situación. Parecen rozagantes, pero están muriendo o, definitivamente, ya están en un estado de extinción.

El Señor Jesús al dirigir un mensaje a los creyentes de la iglesia de Sardis les hizo la siguiente advertencia:

“Y escribe al ángel de la iglesia en Sardis: ``El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, dice esto: `Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero estás muerto. `Ponte en vela y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he hallado completas tus obras delante de mi Dios.” (Apocalipsis 3:1, 2. La Biblia de Las Américas)

Examine su vida. Probablemente está en esa situación. Pareciera que vive, pero en realidad, está muerto.

Sólo Cristo Jesús puede darle vida, en el presente, y también en la eternidad. Ábrale las puertas de su corazón. Es la mejor decisión que jamás podrá tomar.