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El poder transformador de una buena idea


(Lección 2)

El poder transformador de una buena idea (Lección 2)

Todo comienza con una idea. El celular, el computador, el reloj que usa, la Internt, el televisor. Absolutamente todo. Surgieron a partir de una idea, de una propuesta. No obstante, algunos se tornan especialistas en enterrar buenas iniciativas.

Pastor, creo que podríamos ir a predicar en tanto se desarrollar la feria del pueblo-, dijo alguien en la reunión.

No, esa no es buena idea. Mejor hagamos una campaña evangelística — , replicó.

Y en menos de un minuto, a tierra con la predicación en las calles. ¿Y la campaña evangelistíca? Un fracaso, porque los inconversos andaban de feria.

La congregación de otro barrio salió a repartir tratados sobre la Salvación ¡Decenas de almas fueron salvas! Sencillamente utilizaron una buena estrategia: Ir tras quienes buscaban algo de diversión pero terminaron teniendo un encuentro transformador con Jesús el Señor.

Tal vez le ha ocurrido. Quizá usted es bueno para desestimar las ideas de los demás. ¿Cree que así logrará un buen liderazgo? Está equivocado. Los buenos líderes escuchan a sus inmediatos colaboradores y hacen equipo con ellos.

¿Recuerda lo que enseña el rey Salomón? Lo encontramos en el libro de Proverbios:

“Porque con dirección sabia harás la guerra, y en la abundancia de consejeros está la victoria.” (Proverbios 24:6. La Biblia de Las Américas)

Si pretendemos creer que sólo nuestras ideas tienen validez, estamos caminando en dirección opuesta a la realización de grandes iniciativas para el Reino de Dios.

¿Y el Espíritu Santo? Por supuesto. Es el primero al que debemos tener en cuenta en todo cuanto vamos a emprender. La oración alimenta esta intimidad con el Señor y la guía que nos puede proveer.

Pero regresemos al monarca judío. Salomón nos comparte una enseñanza poderosa: Un sabio direccionamiento nos lleva a enfrentar airosamente cualquier reto. Esa guianza proviene, por supuesto del Hacedor. Y se alimenta con nuestros miembros del equipo. ¡Dios también habla a través de ellos!

No puede seguir esbozando el argumento de “Aquí siempre se ha hecho así”, porque sin duda se convierte en una enorme barrera que le impedirá avanzar.

¡No se puede hacer nada!

¿Ha escuchado a las personas que sólo utilizan palabras como: Imposible, difícil, complejo y otros términos más que expresan lo más profundo de su negativismo? Sin duda que sí. Todos tenemos personas alrededor que ven sólo los obstáculos y no las oportunidades.

Le invito a recordar la escena cuando una multitud seguía a Jesus y no tenían a mano cómo alimentarlos:

“Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco.” (Juan 6:1-7)

¿Le suena familiar? Usted encontrará en su congregación a muchas personas como Felipe. Temerosos, con falta de fe y encima, interesados en contagiarle con su escepticismo. Pero a la par, hallará gente con muy buenas ideas. Pídale a Dios la sabiduría necesaria para escuchar las voces que le llevarán nuevos niveles en su desempeño ministerial.

¿Con cuánto se alimentó a los cinco mil asistentes a sus charlas? Con muy poco. Dice el evangelista Juan que “Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.” (Juan 6:8-12)

Usted debe aprovechar al máximo las potencialidades de sus colaboradores en el equipo. Dios es dinámico y provee iniciativas a muchas personas que al igual que usted, están interesadas en servir en la extensión del Reino.

Ese Dios dinámico en el que creemos, es el que nos brinda el recurso humano para llevar la congregación y su ministerio hacia el cambio y crecimiento permanente.

Es hora de innovar

Hasta hace unos cuantos años la evangelización puerta a puerta era un método eficaz. Hoy día hay más estrategias que resultan igualmente productivas: La internet, los teléfonos celulares, las redes sociales y otra amplia gama de posibilidades que están a disposición de multitudes.

Tenga presente que Dios nos provee los recursos. Ahora, si aún con todos los recursos a mano, no actuamos; si nos encerramos en la tradición y si no innovamos, estamos condenados a desaparecer. ¡Dios nos muestra el camino!

¿Ha pensado siquiera que hay iglesias y comunidades de creyentes que no tienen siquiera un correo electrónico? Lo consideran instrumento del enemigo. No caen en cuenta que se quedaron atrasados en el tiempo.

Usted y yo no podemos vivir en el pasado. Es necesario estar en consonancia con la evolución de los tiempos. Y en consonancia con la transformación de nuestro entorno, aprovechar todas las posibilidades para evangelizar.

Aprovechando los talentos

Cada quien en la Iglesia tiene sus propios dones y talentos. No son iguales para todos. El Señor le dio a cada quien como quiso.

Nuestro amado Jesús relató: “También el reino del cielo puede ilustrarse mediante la historia de un hombre que tenía que emprender un largo viaje. Reunió a sus siervos y les confió su dinero mientras estuviera ausente. Lo dividió en proporción a las capacidades de cada uno. Al primero le dio cinco bolsas de plata; al segundo, dos bolsas de plata; al último, una bolsa de plata. Luego se fue de viaje. El siervo que recibió las cinco bolsas de plata comenzó a invertir el dinero y ganó cinco más. El que tenía las dos bolsas de plata también salió a trabajar y ganó dos más. Pero el siervo que recibió una sola bolsa de plata cavó un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su amo.” (Mateo 25:14-18)

Quienes forman parte de su equipo recibieron de parte de Dios provisión de ideas y capacidades. Recíbalas y estimule a cada uno a aprovechar al máximo sus potencialidades para extender el Reino.

Hacerlo es posible cuando usted entiende, de un lado la importancia de trabajar en equipo y de otro, deja atrás el temor y el escepticismo que le impiden avanzar.

Es hora de disponernos al cambio. No siga acabando con las ideas de quienes integran el equipo de trabajo. No desestime una realidad: Toda persona en manos de Dios tiene un potencial creador ilimitado.

Y para concluir, grábese en el corazón un principio: Si no valoramos las ideas de otras personas, estamos desechando enormes oportunidades…

Preguntas para evaluar la comprensión y aplicación de la Lección de hoy:

a.- ¿Es usted un buen estimulador de ideas o, por el contrario, se especializa en enterrar buenas iniciativas?

b.- ¿Recuerda haber enterrado una buena idea?

c.- ¿En qué contribuye a su liderazgo escuchar las ideas de su equipo de colaboradores?

d.- ¿Qué enseña a su vida y ministerio el rey Salomón en Proverbios 24:6?

e.- ¿Es usted de los que consideran que sólo sus ideas son valiosas?

f.- ¿Ha escuchado a las personas que sólo utilizan palabras como: Imposible, difícil, complejo y otros términos más que expresan lo más profundo de su negativismo?

g.- ¿Se considera una persona negativa o dominado por la fe que nos permite superar los obstáculos?

h.- ¿Está abierto a las nuevas tecnologías para predicar el evangelio?

Publicado en: Escuela Bíblica Ministerial


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