Dios es la fuente de nuestra felicidad

Dios nos creó para que fuéramos felices. Ese fue su propósito desde la eternidad para cada uno de nosotros. Lo planeo desde la eternidad.

Él pensó en usted y en mí cuando estaba creando el universo; cuando le estaba dando forma a la tierra y a las estrellas.

Si tuviera la oportunidad de ir a Su Presencia para decirle: “Amado Dios, ¿cuál es tu deseo para mi vida y la de mi familia?”, entonces la respuesta del Padre— sin duda— , sería: “Que sean felices; ése ha sido mi deseo desde la eternidad”.

El apóstol Pablo escribió a los creyentes de Filipos un mensaje corto, maravilloso y a la vez contundente: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez os digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4)

Reflexione por un instante que es usted y nadie más que usted quien permite que las circunstancias y las personas alrededor le roben el gozo y la paz interior.

¡Tremendo error! Dios es la fuente de nuestro regocijo.

En adelante, cuando algo le inquiete, acuda al Señor. Él tiene las respuestas y la salida del laberinto en el que quizá se encuentra.

Jamás olvide que cuando acudimos a Él, nos traerá sosiego, tomará el control de cualquier momento difícil por el que estemos atravesando y nos ayudará a encontrar la salida a la encrucijada.

Téngalo presente: Dios es la fuente de nuestro gozo. Sobre esa base, no permita que nada ni nadie le roben la felicidad.

Si aún no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, hoy es el día para que tome esa decisión…