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¿Desea servir a Dios con eficacia? Dependa de Él siempre

¿Desea servir a Dios con eficacia? Dependa de Él siempre

Un enorme cartelón anunciaba una “Noche de milagros”. Intrascendente, pensará alguien; novedoso, dirá otro, y una tercera persona, en el caso de que estuviéramos tomándonos un café para hablar del asunto, podría decir: “Una forma actual de promover el ministerio”.

Mi pregunta es: ¿Cuántas cosas hacemos procurando extender el Reino de Dios, que Dios mismo no nos mandó que hiciéramos?

La respuesta a este interrogante sencillo le explicará porque quizá el ministerio que usted desarrolla atraviesa por un período de estancamiento o tal vez experimentando un revés.

En la mayoría de los casos no obtenemos éxito en nuestros planes para Dios, porque Dios no ha sido invitado a participar. Sencillo, simple, real.

Cuando Jesús llegó a Nazareth, Juan el Bautista lo llevó a las aguas del Jordán (Marcos 1:9). Hasta allí llegaba su misión, cuando el verdadero protagonista entró en escena. Se ha preguntado, ¿hasta dónde llega nuestra labor? O tal vez pretendemos destronar a Dios para hacer lo que le corresponde a Dios y por eso nada bueno ocurre.

Déjese guiar por Dios

Conozco a alguien que, sin que el Señor le hubiese dado paz alrededor de su decisión, renunció a su empleo para dedicarse a predicar a tiempo completo. A pesar que le recomendaron no hacerlo, persistió en su determinación. Tres meses después andaba culpando a Dios de estar literalmente en la calle. ¡Tremendo error! Dios no le mandó que hiciera aquello. Tenemos que aprender hasta dónde llegar y dejar a Dios ser Dios.

Un segundo elemento, es que Dios mismo confirma nuestro llamamiento y ministerio. Él es que lo exalta. No somos nosotros, es Dios quien lo hace.

Las Escrituras señalan que al ser bautizado, Dios confirmó quién era Jesús: “Y una voz dijo desde el cielo: «Tú eres mi Hijo muy amado y me das gran gozo».” (Marcos 1:11. Nueva Traducción Viviente)

Todo cuanto tiene el aval de Dios, está llamado a la victoria. Nuestro llamamiento, el ministerio, lo que hacemos, tendrán éxito en la medida en que dependamos del Padre celestial. Él tiene la primacía. Él sabe guiarnos por el camino apropiado.

Ministerio avivado por Dios

¿Desea un ministerio avivado y próspero, que aporte al Reino de Dios? Sométase a Dios, permítale que ocupe el primer lugar y, antes de hacer algo— por bueno que sea — , pida la orientación del Dueño de la Obra. Es un principio de victoria que debemos aplicar siempre.

No podríamos terminar sin antes invitarle para que abra las puertas de su corazón a Jesucristo. Podemos asegurarle que no se arrepentirá porque tomados de Su mano poderosa, experimentamos transformación y avanzamos hacia el crecimiento personal, espiritual y familiar que siempre hemos anhelado. ¡Decídase hoy por Jesucristo!

Publicado en: Estudios Bíblicos


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