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Dese una oportunidad de comenzar de nuevo con su familia

Dese una oportunidad de comenzar de nuevo con su familia

“Reconozco que mi relación familiar no es la mejor. Comenzando con mi esposa, con quien llevo años sin una buena comunicación, y ahora con mis hijos, que han asumido una actitud rebelde. ¿Todavía hay tiempo para resolver mi situación?”

L.F.A., desde Campoalegre, Colombia

Respuesta:

Con el poder de Dios, siempre hay oportunidad de resolver las cosas que no han salido bien, y más cuando reconocemos que— en cierta medida— ha sido como consecuencia de nuestra actitud.

Si disponemos el corazón, los problemas se resuelven, en el ámbito en el que nos desenvolvamos.

Comparto con usted dos historias que sirven de base para que analicemos y despejemos su inquietud:

Sólo cuando la relación con su esposa se tornó tirante e incluso, alcanzaron la ventilar la posibilidad de separarse, Raúl entendió que había desperdiciando gran parte de su tiempo en pareja. Sencillamente había dedicado muchas horas al trabajo o tal vez a chatear desde su teléfono móvil. “Si pudiera volver atrás horas, minutos y segundos, todo sería distinto.”, se lamentaba.

Idaly no tiene una buena relación con su hija adolescente. El asunto no es de ahora sino de muchos años atrás. A decir verdad siempre estuvo ocupada en su profesión de odontóloga, y no dedicaba tiempo a la chica. Ahora ella está sumida en la rebeldía. Desobedece la autoridad de sus padres. “Desearía encontrar salidas al problema.”, se queja.

Ellos sin duda no son los únicos padres con problemas. Hay infinidad. El asunto es que no invirtieron tiempo en los componentes de su familia, o quizá en el trabajo o en alguna otra área, y hoy se lamentan. Lamentablemente caen en la cuenta del error cuando, humanamente, no hay mucho qué hacer.
El autor y conferencista, Stephen R, Covey, advierte que: “Hay quienes quieren resolver sus problemas rápido, sin el menor esfuerzo posible. Lo mismo ocurre en el matrimonio o cuando se trata de ayudar a un adolescente a superar una difícil crisis de identidad: no hay una solución instantánea que podamos aplicar para arreglarlo todo por medio de una actitud mental positiva y una serie de fórmulas para alcanzar el éxito. Ahí también rige la ley de la cosecha. Las leyes naturales, los principios, actúan al margen de nosotros. Basemos pues nuestra vida, nuestras relaciones, nuestros convenios gerenciales y nuestra organización general— de vida y de trabajo— en principios” ( Stephen R.Covey. “El liderazgo centrado en principios”. Paidós Editores. 2012. España. Pag. 17)
Es cierto, cuando los problemas familiares están en curso, pareciera que no se puede resolver. En nuestras fuerzas resultará imposible pero no es así cuando involucramos a Dios. Él nos guía y concede el poder necesario para transformar las circunstancias.

Puede que ayer todo haya salido bien, pero no podemos vivir en el pasado, satisfechos con las viejas glorias. Cada día es nuevo y debemos renovarnos con ayuda de Dios. Crecer a nivel personal, espiritual y familiar.

Ahora, si ya hemos experimentado algún grado de cambio y hemos dado pasos hacia el crecimiento, debemos avanzar.

En alguna ocasión alguien manifestó su disposición de seguir a Jesús. Relata el evangelista Lucas: “Otro dijo: — Sí, Señor, te seguiré, pero primero deja que me despida de mi familia. Jesús le dijo: — El que pone la mano en el arado y luego mira atrás no es apto para el reino de Dios.” (Lucas 9:61, 62. NTV)

No podemos devolver el tiempo ni permanecer en el ayer. Lo que sí podemos transformar, con ayuda de Dios, es nuestro presente y nuestro mañana. ¿Cómo lo hacemos? Aplicando correctivos a nuestra forma de pensar y de actuar. Asimilando en nuestra cotidianidad principios y valores cristianos. Esos fundamentos son los que nos llevan a marcar la diferencia.

Decídase a emprender una nueva vida hoy junto con su familia. Hay oportunidad para cambiar. Transformarnos es posible cuando Dios ocupa el primer lugar en nuestra existencia. De ese paso hoy, ahora.

Si no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, es tiempo de hacerlo. Rinda su vida a Cristo. Descubrirá que todo será diferente. Si no lo ha hecho tome la decisión en este instante.

Publicado en: Consejería Familiar


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