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¿De qué manera ayudan los gritos en la crianza de sus hijos?

¿De qué manera ayudan los gritos en la crianza de sus hijos?

1.- Base Bíblica : Proverbios 12:18; 15:4; 16: 24.

2.- Objetivos:

2.1.- Que los asistentes al Grupo Familiar comprendan la necesidad de revisar sus actitudes para con los hijos, en particular el trato diario que les dan.

2.2.- Que los asistentes al Grupo Familiar evalúen la forma como imparten instrucciones y disciplinan a sus hijos.

2.3.- Que los asistentes al Grupo Familiar decidan, desde hoy, aplicar cambios en la forma de edificar a sus hijos.

3.- Desarrollo del tema:

Si hay un error en el que incurren la mayoría de los padres, es en creer que los castigos físicos y la gritería contribuyen a formar hijos con sólidos principios y valores.

Después de conversar con mujeres de diferentes edades y circunstancias de vida, Ale Velasco, directora del programa de televisión del canal Discovery Home and Health, ‘Auxilio, tengo hijos’, afirma que “una de las causas fundamentales por las que las mamás gritan es por cansancio y por la doble jornada que realizan en el trabajo y en el hogar”.

Cuando se profundiza en el fenómeno se descubre que quienes más dan mal trato a sus hijos son, en muchos casos, la madre y quien hace las veces de padrastro. Las víctimas generalmente son los varones.

3.1.- Si está de mal humor, espere antes de disciplinar a sus hijos

Uno de los errores más frecuentes, cuando estamos de mal humor, es descargar nuestra rabia y frustración entre quienes nos rodean. Uno de los grupos de mayor vulnerabilidad, debido a que no se pueden defender, son los hijos.

¿Cuántos casos de violencia intrafamiliar se originan por el mal genio de uno de los progenitores? Infinidad. Enfrentar un estado de ánimo irritable puede llevarnos a generar conflictos al interior del hogar, bien sea porque maltratamos físicamente o herimos con las palabras.

Ahora, los estudios muestran que las madres menores de 20 años tienden a ser más irritables lo mismo que las que tienen más de 40 años, producto en éste último caso, de los cambios hormonales que comienzan a experimentar.

La especialista, Ale Velasco, señala que:
"Cuantos más hijos tenga una mujer, explotará con mayor facilidad, debido al cansancio que implica la crianza y la responsabilidad que está a su cargo. También hay casos de mamás que tienen varios hijos, pero tienen reglas y límites muy claros, y por ello no gritan. Si dejan de gritar, los hijos también dejarán de reaccionar con agresividad ante sus hermanos. El clima del hogar necesariamente mejorará.” (Citada en el Diario El País. 06/12/15. Edición impresa. Colombia. Pg. C 7)
Lo aconsejable, cuando disciplinamos a los hijos o le damos alguna instrucción, es que lo hagamos con calma.

El rey Salomón, al respecto, enseñó: "La lengua apacible es árbol de vida, mas la perversidad en ella quebranta el espíritu.” (Proverbios 15:4. La Biblia de Las Américas)

Es fundamental que los padres midamos cuidadosamente cada palabra que utilizamos al dirigirnos a nuestros hijos. Igualmente que seamos muy cuidadosos para no generar heridas emocionales que permanecen en el tiempo. Es allí cuando la sabiduría que proviene de Dios, nos ayuda.

Es cierto que en la universidad no nos enseñaron cómo criar a nuestros chicos y chicas, pero si hemos tenida poca instrucción al respecto, la Biblia nos ofrece pautas valiosas que nos ayudarán a experimentar crecimiento permanente en nuestra condición de padres y tutores.

La gritería no ayuda, por el contrario, destruye. Es un principio de vida que debemos evaluar y asumir si queremos avanzar en la dirección correcta de edificar una familia sólida.

3.2.- Revise la forma como da órdenes a sus hijos

El tono de voz, los gestos que utilizamos e incluso, nuestras reacciones, son muy importantes en el proceso de criar a los hijos. Sobre esa base, debemos aprender a dar instrucciones a nuestros hijos. Pueden ser enseñanzas muy valiosas, pero si no sabemos compartirlas, sonarán como órdenes.

Una investigación desarrollada por la Universidad de la Florida, en los Estados Unidos, puso de presente que la mayoría de las madres, en lugar de comunicarse con sus hijos, se la pasan dándoles órdenes. Lo que deben hacer es tomarse un tiempo para charlar con ellos.

Cuando vamos a las Escrituras, encontramos una valiosa recomendación respecto a orientar a nuestros hijos y a la familia en general: "Hay quien habla sin tino como golpes de espada, pero la lengua de los sabios sana.” (Proverbios 12:18. La Biblia de Las Américas)

Una orden como tal puede ser eso: una orden. No obstante, si sabemos impartirla, con sabiduría, hará eco en nuestros hijos; por el contrario, si lo hacemos de manera desacertada, desataremos rebeldía.

Ahora, si quiere resolver situaciones complejas en casa y debe ordenar todos los asuntos, hágalo por etapas. No podrá retomar el curso de todos los acontecimientos de una vez. Recuerde que hasta Dios mismo tomó siete días para crear el universo y la tierra. Que sea un problema cada vez.

La conferencista, Ale Velasco, cuenta que hace una dinámica en su taller de ‘Mamás gritonas’:
“Les digo que le den con un martillo a unos clavos que ponen contra la madera y que piensen en que cada señal que queda en esta es una cicatriz imborrable que dejan en su hijo cada vez que lo maltratan verbal o físicamente. Una mamá que se descompone hace que el hijo se descontrole. Si das agresividad, recibes agresividad”. (Citada en el Diario El País. 06/12/15. Edición impresa. Colombia. Pg. C 7)
Tenga presente que cuando nos evaluamos, identificamos errores con la familia y nos arrepentimos, Dios nos concede la oportunidad de cambiar.

El cambio comienza con la forma como hablamos, la utilización que damos a la autoridad que Dios nos delegó y la manera como ordenamos, como impartimos direccionamiento.

Sólo Dios nos ayuda a poner orden en casa. Esa es la razón fundamental por la cual debemos abrirle a nuestro amado Señor el primer lugar de nuestra casa, y antes de tomar alguna decisión, pedir que sea Él quien nos conceda la dirección oportuna y sabia.

3.3.- Si se enoja con su familia, no deje de hablarles

Una madre que se enoja con su esposo y deja de hablarle o viceversa, al igual que asumir un silencio hostil con los hijos, constituyen manifestaciones de agresividad no verbal. Es violencia y deja profundas huellas en la vida de nuestro cónyuge e hijos.

No podemos ir hacia los extremos. De un lado, una gritería insoportable, y de otro, la decisión de cortar la comunicación con algún miembro de la familia porque nos causó molestia.

Lo aconsejable en todos los casos es evitar el silencio hostil, pues solo logra aumentar el enojo y el rencor.

Algunos padres piensan que dejándole de hablar al hijo harán que escarmiente. No. Así solo lograrán romper la comunicación y resultará más difícil arreglar las cosas.

La profesional Ale Velasco recomienda:
"Como madre debe reconocer de qué manera los miembros de su familia se sienten afectados si está deprimida, en cambio, si está bien, todos se sentirán mejor. Dese cuenta de que a veces habla sin pensar, de que explota ante cierta situación y debido a su irritabilidad, expresa cosas que no quiere; eso la ayudará a mesurarse para evitar herir a sus seres queridos. Mamá y papá deben ponerse de acuerdo en las normas y valores con las que buscan educar a sus hijos. Cualquier desacuerdo entre ellos puede confundir más a los hijos y tornarlos rebeldes.” (Citada en el Diario El País. 06/12/15. Edición impresa. Colombia. Pg. C 7)
Hablar es esencial. No podemos cortar la comunicación porque sencillamente estamos agravando los problemas. Dialogar sobre lo que nos incomoda, derriba los obstáculos y permite llegar al entendimiento.

Cuando vamos a la Biblia, el libro de la familia, leemos: "Panal de miel son las palabras agradables, dulces al alma y salud para los huesos.” (Proverbios 16:24. La Biblia de Las Américas)

Lea este pasaje una y otra vez. Tiene una profunda enseñanza. Aprendemos que hablar, en particular con nuestra familia, trae edificación y, de hecho, genera unidad y crecimiento en todos quienes conforman el hogar.

Otra recomendación valiosa referida a saber disciplinar, se relaciona con la obediencia. Saber hablarles, dialogar con ellos y orientarles sobre el comportamiento que deben asumir, ayuda a los hijos.

Cuando los hijos están pequeños se pueden someter, castigar, pero cuando esos hijos crezcan se rebelerán y su hogar se convertirá en un campo de batalla. Lo que se siembra en la niñez se cosecha en la adolescencia. El diálogo en la familia es esencial para lograr el éxito entre padres e hijos.

Esa comunicación debe ser cotidiana, para enfrentar un problema, dar solución a situaciones, elegir entre varias opciones o intercambiar puntos de vista. Evite que sus hijos se sientan rechazados o incomprendidos, que con cualquier pretexto, se les impida hablar o no se les escuche. Esto lo interpretará como un “no tengo tiempo para mi y, para ti, menos”.

Recuerde que está a tiempo de aplicar correctivos. Hoy es el día para que se decida a cambiar. Tenga la certeza de que Dios le ayudará en el proceso. No obstante, para avanzar, es esencial que le abra las puertas de su vida a Jesucristo y le permita que ocupe el primer lugar en su vida. Cuando lo hace, inicia el maravilloso proceso de crecimiento personal, espiritual y familiar que tanto ha anhelado.

4.- Preguntas para la discusión en el Grupo Familiar:

a.- ¿Ha evaluado la forma como educa a sus hijos?

b.- La gritería, ¿forma parte de su costumbre pretendiendo educar a sus hijos?

c.- ¿Qué cambios ha hecho últimamente en la forma de educar a sus hijos?

d.- ¿Qué lugar ocupa Dios en su relación familiar?

e.- ¿De qué manera afecta a sus hijos cuando usted los grita?

f.- ¿Por qué afirmamos que las heridas emocionales se mantienen en el tiempo?

5.- Oración al terminar el Grupo Familiar:

“Dios amado, gracias porque cada día que nos regalas es una nueva oportunidad para evaluar cómo anda mi relación familiar y aplicar correctivos. Te doy gracias porque si hasta hoy hemos tenido algún tipo de conflicto en familia, con tu ayuda lo hemos resuelto. Concédenos cada día comprometernos en el crecimiento de nuestras relaciones a nivel conyugal y con los hijos, y guíanos a tomar las decisiones apropiadas en cada circunstancia que se nos presenta en la cotidianidad. En tus manos quedamos. Amén”

Publicado en: Grupos Familiares


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