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Batallando contra el mundo de las tinieblas

Batallando contra el mundo de las tinieblas

Introducción:

Los cristianos estamos inmersos en una guerra espiritual que se libra en medio nuestro. Somos por naturaleza, la creación amada de Dios, y ese hecho nos convierte en blanco de los ataques de nuestro enemigo. En esa dirección, estamos llamados a librar no una sino las muchas batallas que salen al paso, dependiendo de Dios, en oración e intimidad con Él, quien nos asegura la victoria (Cf. 1 Pedro 5:8; Santiago 4:7). En el proceso de conocer a qué tipo de confrontación estamos enfrentados, es importante conocer más acerca de quién es nuestro Adversario espiritual y la forma como opera. El convencimiento siempre: tenemos asegurada la victoria en Jesucristo. Jesucristo nos hizo vencedores.

I. Una definición sencilla de Guerra Espiritual

* La guerra espiritual se produce en una dimensión oculta, sobrenatural, donde Dios es todopoderoso y Satanás encarna la rebelión y se mueve en el propósito indeclinable de atacar la obra del Señor (Cf. Efesios 6.10-12).

* Desde el mundo espiritual se impacta el mundo material y, desde el mundo material, se impacta el mundo espiritual (Mateo 16:19)

* Es necesario estar preparados para la batalla (Efesios 6.14-18)
“No creo que debiéramos considerar la Guerra Espiritual como un fin en sí mismo. En un sentido válido, Jesús vino para destruir las obras del diablo (1 Juan 3:8), pero eso fue sólo para buscar y salvar lo que se había perdido (Cf. Lucas 19:10)… Mi interés en la Guerra Espiritual es directamente proporcional a su eficacia para mejorar la evangelización.” (Wagner, C. Peter. Oración de Guerra. Editorial Betania. EE.UU. 1993. Pg. 22, 23)
II. Siete verdades bíblicas sobre la Guerra Espiritual

1. Existen dos dimensiones reales, la física y la espiritual

* Evidenciado cuando el rey Ben Hadad de Siria ordenó sitiar a Siria. Procuraban la vida de Eliseo (2 Reyes 6:8-19)

* El apóstol Pablo describió la confrontación permanente que se libra en la dimensión espiritual, en la que batallan dos Reinos: el de Dios, y el de las tinieblas.

2. Estamos involucrados en una Guerra Espiritual invisible

* Satanás y sus huestes ejercen dominio en el mundo, trayendo ceguera espiritual (2 Corintios 4:4)

* Las batallas espirituales las libramos con armas espirituales (2 Corintios 10:3-5)

* Los ataques del enemigo en las dimensiones física y espiritual procuran llenarnos de temor y debilidad, inutilizándonos en la batalla (Efesios 6:16)

* El mundo entero, y como consecuencia del pecado, está sumido bajo el poder del maligno (1 Juan 5:19; 1 Juan 4:6)
"El dios de este siglo tiene una refinada estrategia para cegar la mente de las personas de modo que no sean capaces de comprender la verdad. Esto es lo que hace que la oración intercesora sea crucial. Existe una relación vital entre la aceptación del Evangelio y la guerra invisible.” (Ingram, Chip. “La Guerra Invisible”. 2007. Editorial Mundo Hispano. EEUU, pg. 40)
3. Aunque muchos lo ignoren o lo desestimen, el Adversario tiene poder— limitado, pero poder al fin —.

* El Adversario nos asedia para producir nuestra caída física y espiritual (1 Pedro 5:8)

* El Adversario opera activamente desde el mundo espiritual en el mundo físico (Génesis 3:1; 1 Crónicas 21:1; Mateo 4:1-11; Lucas 11:18; Apocalipsis 12:9)

* Satanás procura traen tentación, generando condiciones para las caídas de orden físico y espiritual (Lucas 22:31-34)

4. Satanás no surgió por generación espontánea; fue creado por Dios, pero se rebeló

* Estuvo en el ejército de Dios (Ezequiel 28:14-19)

* Inicialmente no era malo, pero llegó a ser opositor (Job 1:6)

* Las Escrituras revelan que tiene fin (Mateo 25:41)

5. Satanás dejó que su corazón se llenara de orgullo

* Inicialmente fue perfecto (Ezequiel 28:12, 13)

* Tuvo una posición en el mundo celestial (Judas 6)

* Su perdición fueron el poder y la belleza (Ezequiel 28:14-19)

* El orgullo fue su perdición (Isaías 14:13; 1 Timoteo 3:6)
“El corazón de Satanás se enalteció lleno de orgullo por causa de su belleza, y esa fue la reazón por la que fue arrojado del monte de Dios.” (Prince, Derek. “Guerra en los cielos. La batalla cósmica contra el mal”. Editorial Desafío. Colombia. 2008, pg. 59)
6. Respetamos a nuestro enemigo pero no le guardamos temor

* El sutil en sus ataques (2 Corintios 2:11)

* Satanás está vencido (Colosenses 2:13-15, Juan 12:31)

* El poder del mundo de las tinieblas es limitado (Lucas 10: 18, 19)

* El destino final de Satanás y sus huestes es la muerte eterna (Mateo 25:41; 2 Pedro 2:4)

7. Por la obra de Jesucristo tenemos asegurada la victoria en la lucha contra las tinieblas

* Vencemos gracias a la fe (1 Juan 5:4, 5)

* Vencemos por la autoridad que hay en nosotros (Lucas 10:18, 19)

* Vencemos por la sangre que Cristo derramó en la cruz para redimirnos (Apocalipsis 12:119

* Vencemos porque Dios mora en nosotros (1 Juan 4:4)

* Somos vencedores y Satanás es quien debe huir (1 Santiago 4.7)

III. Enfrentando a un enemigo que revela la Biblia

En la Guerra Espiritual es necesario tener claro a qué enemigo estamos enfrenando. Para tener una aproximación, nos acercamos a los diferentes registros que nos ofrece la Biblia y que dicen mucho sobre qué hace y cómo lo hace el Adversario.

REGISTRO BIBLICO DE NOMBRES DEL ADVERSARIO ESPIRITUAL

NOMBRE

DESCRIPCION

Tentador (1 Tesalonicenses 3:5)

Genera tentaciones. No empuja a que “cometamos pecado”, pero crea el escenario. Cada uno responde a los deseos (Santiago 1:13-15)

Acusador de los hermanos

(Job 1, 2; Apocalipsis 12:10)

Está atento a los errores que cometemos, para acusarnos delante del Padre celestial.

Príncipe de este mundo (Juan 12:31)

Experto en sistemas de engaño. Gobierna mediante escuelas de pensamiento, creencias, filosofías y religiones falsas. Infiltra gobiernos, instituciones y posiciones de liderazgo.

Maligno (1 Juan 5:19)

Del griego corrupción. Ejerce influencia para la toma de decisiones que encierran maldad.

Belial (2 Corintios 6:15)

De «maldad» o «indignidad». Está asociado con «brusco», «perverso», «impío», «destruidor», según el contexto (1 Samuel 1:16; 25:25; 30:32; Salmos 18:4; Proverbios 19:28; Nahúm 2:1). Pablo lo nombra como personificación del mal (2 Corintios 6:15).

Beelzebú (Mateo 12:24)

Nombre que se da en varios pasajes del Nuevo Testamento al «príncipe de los demonios» (Marcos 3:22; Mateo 10:25; 12:26).

Lucifer (Isaías 14:12)

Hijo de la mañana o el que brilla. Se presenta como ángel de luz, aunque es un engañador.

Diablo (1 Pedro 5.8)

Asociado con “acusador”. Anda tras nosotros para desencadenar engaño.

Satanás (Job 1:6; 1 Tesalonicenses 2.18)

Asociado con “adversario”. Opositor de todos los planes de Dios.

IV. ¿Cómo debemos prepararnos para la confrontación espiritual? (Mateo 6:5-15)

Hay tres elementos esenciales para la confrontación espiritual:

a.- La oración (Mateo 5:6).

b.- El ayuno.

c.- Estudio de la Palabra para ampliar nuestro conocimiento del mundo espiritual.

La confrontación del mundo espiritual de maldad obliga que desarrollemos: perseverancia, decisión, ejercer la autoridad de Cristo en y a través de nuestras vidas. Estar metidos con Dios es un aspecto fundamental en el proceso de liberación (Hebreos 10:19-21) No podemos desligarnos jamás de la dimensión espiritual en la que entramos en intimidad con Dios (Cf. Salmos 18:1-3).

En la vida del Señor Jesús encontramos un ejemplo de oración (Mateo 1:35). Pasaba largo tiempo en la presencia del Padre celestial (Marcos 6:45). A través de esa intimidad, se desarrolla un principio clave, que es escuchar con la intervención del Espíritu Santo, quien nos señala qué hacer en cada caso (Hechos 16:6). Cuando oramos, nos sometemos a Dios (Santiago 4:1-4; 2 Corintios 10).

A través de la oración, no solamente encontramos fortaleza sino que materializamos la voluntad de Dios para el género humano, convirtiéndonos en Sus instrumentos (Cf. Isaías 45:11; Salmos 2:8).

V. Tres dimensiones de los ataques que recibimos

Los seres humanos estamos expuestos a una constante batalla con el mundo de maldad, que categorizamos así:

a.- Ataques en la mente

b.- Ataques a través del ocultismo

c.- Ataques en la esfera espiritual
“Una persona endemoniada no es en sí alguien diabólico, sino más bien la víctima de una poderosa fuerza demoníaca. Del mismo modo, las estructuras sociales no constituyen en sí mismas, algo del diablo, pero pueden estar— y a menudo lo están— controladas por algunas personalidades demoníacas sumamente perniciosas y dominantes a las que yo llamo espíritus territoriales.” (Wagner, C. Peter. Oración de Guerra. Editorial Betania. EE.UU. 1993. Pg. 116)
1.- Ataques en la mente Es necesario establecer que Satanás se posesiona de la mente de quienes no tienen a Jesucristo en su corazón pero cuando se trata de los creyentes, y sobre la base de que el Espíritu Santo mora en su ser, nuestro adversario espiritual asedia con pensamientos, encaminados a la tentación o a propiciar el estancamiento espiritual.
“Estas fortalezas existen en los patrones de pensamientos y de ideas que gobiernan en los individuos, las iglesias, las comunidades y las naciones, antes que se pueda reclamar la victoria, es necesario derribar tales fortalezas y quitarle la armadura a Satanás. Entonces las armas poderosas de la Palabra y del Espíritu podrán zaquear la casa de Satanás con toda eficacia.” (Frangipane, Francis. “Los 3 campos de la lucha espiritual”. Editorial Desafío, Colombia. 1989, pg. 30.)
Tipos de ataques en la mente:

1.1.- Enajenación.- Es la más común, fuerte y peligrosa. La persona queda controlada por el poder diabólico. De esta manera mente, voluntad y cuerpo quedan a merced de los espíritus (Lucas 8:27)

1.2.- Posesión.- La diferencia respecto al primer estado, es que los espíritus tienen un control parcial del individuo. Por esta razón la persona fluctúa entre tener dominio de su voluntad, y los raptos en los que actúa sin saber por qué razón, de determinada manera. (Marcos 9:17, 18).

1.3.- Opresión.- La palabra que mejor describe este estado mental es opresión. Desde fuera, los agentes de satanás oprimen bien sea el área espiritual, mental o la parte física de su víctima. Por este motivo quien enfrenta la situación puede experimentar desánimo, cansancio excesivo, asumir una actitud negativa ante todo, o rechazar toda intervención espiritual. Se producen bloqueos mentales, dificultad para concentrarse, o bien, diversas enfermedades, para muchas de las cuales no hay explicación científica (Lucas 6:18).

1.4.- Tentación.- El enemigo ejerce influencia, mediante diversas circunstancias, encaminada a que la persona experimente una caída espiritual. Otra manifestación son los pensamientos de perversidad, de negativismo, lujuria (Lucas 4:13).

1.5.- Fortalezas espirituales.- Cuando alguien que no tiene a Cristo en su corazón, es dominado por satanás, el enemigo genera patrones de conducta contrarias a su voluntad. Incluso pueden tener un revestimiento de supuesta espiritualidad, tal como vemos en la religiosidad, el fanatismo, el humanismo, la violencia, los temores o el ateísmo, entre otros (Jeremías 9:14).

2.- Ataques a través del ocultismo

Su principal manifestación es el ocultismo. Hay distintas maneras: maldiciones, conjuros, encantamientos, hechizos, magia, riegos. Quienes se ven inmersos en este mundo, son fundamentalmente personas ávidas de poder y experiencias sobrenaturales (Hechos 19:18, 19). Quienes ejercen tal dominio son brujos, magos, hechiceros, espiritistas, adivinos, parasicólogos, quienes vuelven a las personas su objetivo final con la maldad, bien porque directamente quieren destruirles o han sido pagados para realizar algún trabajo. En muchos casos utilizan ofrendas como alimentos, granos o animales muertos, principalmente gallinas y chivos.

Hay seudo movimientos y religiones estrechamente ligados al ocultismo. Por ejemplo la Masonería y la Nueva Era (con sus variables)

3.- Ataques en la esfera espiritual

Para desarrollar sus planes de maldad, el diablo tiene un bien organizado esquema, con jerarquía militar, a través de la cual ejecuta sus acciones desde la dimensión espiritual hacia la dimensión material. A continuación describimos cuál es el esquema que utiliza: (Efesios 6:12 ss)

3.1.- Satanás: Aunque fue creado por Dios, se revelo y fue echado fuera. Se le personifica con la serpiente antigua (Apocalipsis 21), ladrón (Juan 10:10), príncipe de las tinieblas, demonio, lucifer o diablo.

3.2.- Gobernadores de las tinieblas: La Biblia los identifica como tronos o dominios. Generalmente gobiernan grandes territorios, como países, provincias o ciudades. Ejercen una poderosa influencia entre quienes algún grado de poder.

3.3.- Principados o potestades de las tinieblas: Están sujetos a los gobernadores de las tinieblas. Ejercen poder demoniaco en su condición de “príncipes territoriales”. Afectan territorios y personas.

3.4.- Potestades de maldad: Se les conoce como “fortalezas”. Alientan los deseos de maldad de las personas. Además de los territorios, afectan las familias, propiciando su destrucción y/o resquebrajamiento. Propician la rebeldía o división en el hogar. También afectan a las iglesias.

3.5.- Huestes de maldad: Se les conoce igualmente como ejércitos de maldad. Su principal meta es asaltar y atacar a las comunidades, torpedeando la extensión del Evangelio.

3.6.- Espíritus malignos o demonios: Constituyen el ejército de guerreros de maldad al servicio de la estructura jerárquica de maldad. Ejecutan las órdenes del diablo. Y a su vez, dentro de la organización, tienen determinadas jerarquías. No obstante lo anterior, Dios tiene ángeles que nos guardan y protegen (Salmos 34 y 91).

3.7.- Hombres y mujeres que sirven al diablo: Son aquellos que voluntariamente se han entregado a la maldad. Obran conforme a los dictados de satanás. Un ejemplo lo representan las reuniones de brujos, hechiceros, masones, practicantes del vudú, la macumba y otros ritos en los que el centro de la adoración es el adversario. Los demonios se convierten para ellos en “espíritus guías”.

VI. ¿Cómo ejercemos autoridad espiritual?

1.- Nuestra autoridad proviene del Señor Jesucristo que mora en nuestro corazón. El Señor Jesucristo y las Escrituras nos enseñan que debemos ejercer autoridad espiritual (Lucas 9:1,2,6; 10:19; Mateo 28:18-20; Romanos 16:20; Santiago 4:7; 1 Pedro 5:8, 9; Efesios 6:10-18).

2. Hay por lo menos dos condiciones para ejercer autoridad espiritual:

a.- Fe, la cual debe estar fundamentada en Jesucristo (Mateo 16:16, 18, 19.

b.- Unidad, tanto de convicciones de fe como propósitos (Mateo 18:19).

3. ¿Cómo se manifiesta nuestra autoridad espiritual?

a- Conociendo la voluntad de Dios y obrando bajo Su poder (Mateo 16:19).

b.- Ministrando con poder (Mateo 12:28).

4. Cuatro elementos que levantan impedimentos a nuestra autoridad en Cristo:

a.- Falta de fe (Mateo 17:19-21)

b.- Incredulidad colectiva (Mateo 6:4-6)

c.- Persistir en el pecado (Gálatas 4:9; Juan 8:34, 35).

d.- Las maquinaciones del adversario (2 Corintios 2:11).

5. ¿Manifestaciones poderosas de la autoridad que otorga Dios?

a.- Moisés dividió el mar rojo (Éxodo 14:15),

b.- Elías dividió el agua en el río Jordán (2 Reyes 2:7, 8)

c.- Eliseo oró porque fuera cegado el enemigo (2 Reyes 6:17, 18)

d.- Pablo declaró la muerte de Ananías y Safira (Hechos 5).

e.- Los creyentes recibieron la promesa del Espíritu Santo (Hechos 1:8).

f.- Testimonio de vida cristiana (Romanos 15:18, 19)
“Ese mismo fuego está descendiendo hoy mismo sobre la Iglesia levantando hombres y mujeres ungidos en la autoridad de Dios que se pararán delante del diablo, que se convertirán en verdaderos guerreros de oración. Soldados del ejército de Dios, capaces de soltar la palabra, para arremeter contra las puertas del infierno y ordenar a los principados y a las potestades, diciendo: <<¡En el nombre de Jesús, dejen ir al pueblo de Dios!>> (Méndez-Ferrel, Ana. “Los cielos serán conmovidos”. Casa Creación. EEUU. 199, pg. 38)
VII. Una guerra en la que somos vencedores

1. Los cristianos debemos tener claro que libramos una guerra espiritual, en la cual Satanás ya fue vencido por la obra de Dios a través de Su Hijo Jesús en la cruz (Colosenses 2:15).

a.- La guerra espiritual es la confrontación del cristiano a los poderes espirituales, bajo la autoridad de Jesucristo el Señor. (Efesios 6:12)

b.- La guerra espiritual es un medio por el cual la Iglesia recupera el terreno ganado por Satanás.

c.- La guerra espiritual permite que caiga la venda que le impide a las personas aceptar el Evangelio transformador de Jesucristo (2 Corintios 4:3, 4).

2. El creyente no puede eludir su compromiso de confrontar el mundo espiritual de maldad (Jeremías 1:10).

a.- La guerra espiritual permite rescatar a las personas de las garras de Satanás. Es en las personas y no en satanás que se debe centrar nuestra lucha.

b.- La guerra espiritual nos permite desbaratar los planes de satanás en el mundo (Juan 10:10).

3. El destino final de satanás será la destrucción eterna (Apocalipsis 20:10).
“Dios le ofrece a usted, como cristiano, una autoridad espiritual que debe poner en acción. Desde la creación, Dios le otorgó al hombre toda la autoridad sobre la tierra, y lo puso como corona de la creación… ese dominio se perdió cuando el hombre cayó en pecado. Satanás le arrebató la autoridad y se hizo señor de la tierra. El hombre perdió la escritura de autoridad. Satanás se la arrebató… puedo garantizarles que tenemos la autoridad que proviene de Dios, y que a través de la fe en Él podemos quitarle cualquier cosa al diablo.” (Annacondia, Carlos. Oíme bien, Satanás. Editorial Betania. Estados Unidos. 1998. Pg. 58)
VIII. El ministro de liberación y su equipo (Lucas 9:1; 10:17; 9:49)

No podemos asumir una actitud pasiva

Entre tanto la iglesia de Jesucristo asume una actitud pasiva, el mundo de las tinieblas gana terreno. Esa razón es más que suficiente, para constituirse en imperativo de trabajar procurando que los cautivos por Satanás y sus huestes sean libres. No damos la batalla en nuestras fuerzas, sino en el poder, autoridad y unción de Cristo. Cada alma que llevamos a la libertad, gracias al mover de Cristo, es una vida para el Reino de Dios que asegura su eternidad en la presencia del Señor. Es tiempo de desarrollar nuestro trabajo: librar la batalla contra las fuerzas de lo oculto, para guiar hombres y mujeres a la libertad que hay en Jesús el Señor.

1. El ministro de liberación se rodea de un equipo de hombres y mujeres de oración y consagración.

1.1. Los ministros de liberación trabajan con un equipo que acompaña, respalda y apoya en intercesión.

1.2 Dios tiene muchas formas para ministrar liberación. Un ejemplo es la relación del rey Saúl y el joven David (Cf. 1 Samuel 16:13,14, 23).

a. Dios no está sujeto a un solo método para manifestar su gloria (1 Corintios 12:11)

b. La diversidad de formas como Dios opera, derriba todo orgullo que podamos tener respecto a que sabemos todo (Lucas 10:20)

c. En algunos casos será necesario ayuno y oración para romper cadenas (Mateo 17:21 y Marcos 9:29)

1.3. El Señor Jesús tenía en sus discípulos un equipo que le ayudó a ministrar liberación (Cf. Lucas 9:1; 10:17; 9:49).

1.4 En el Nuevo Testamento los apóstoles Pedro y Pablo, y al evangelista Felipe –que siempre trabajaron en equipo, no como un solo hombre— estuvieron inmersos en batallas contra el mundo de las tinieblas. (Hechos 5:16; 8:7; 16:18; 19:12).

2. El ministerio de liberación es para todos los discípulos de Jesucristo. (Marcos 16:17).

2.1. Los ministros de liberación no trabajan solos. (Marcos 6.7)

2.2. El Señor Jesús envió equipos de dos, a quienes les dio autoridad y poder (Marcos 6.7)

a. En el poder de Dios podemos hacer huir al mundo de las tinieblas (Deuteronomio 32.30)

b. La autoridad, poder y unción se fortalecen en una vida de intimidad con Dios.

3. Los miembros del equipo de liberación deben estar en consonancia con requisitos trazados por las Escrituras (1 Timoteo 3.1-12)

3.1. En su vida de testimonio:

a. Hombres y mujeres sin tacha

b. Un hogar establecido

c. Tener dominio propio

d. Respetable

e. Hospitalario

f. Sin vicios

g. Sin codicia ni avaricia

3.2. En su vida espiritual:

a. Que busque a Dios

b. Que no abra puertas al mundo de las tinieblas

c. Que tengan fe

d. Que tenga autoridad espiritual (Hebreos 1:8; Hechos 19:13-17)

e. Conciente de la autoridad espiritual que proviene de Dios (Hebreos 11:6).

e.1. La falta de fe pone tropiezos a la liberación (Cf. Marcos 9:18b, 19, 23, 24; Marcos 6:5, 6; Mateo 17:19, 20).

e.2. La fe mina el poder del mundo de las tinieblas (Cf. Hechos 3:16)

4. El equipo de liberación ministra en la unción y poder de Dios

4.1. El equipo de liberación viste la armadura de Dios (Cf. Efesios 6:13-18).

4.2. El equipo de liberación utiliza la Palabra de Dios con autoridad (Cf. Lucas 4:32; Mateo 8:16)

4.3. El equipo de liberación ejerce su autoridad espiritual al echar fuera el mundo de las tinieblas (Lucas 4.36)

4.4. El equipo de liberación procura más y más de la unción de Dios (Isaías 10:27)

4.5. Aunque tenemos la unción del Espíritu Santo, procuramos cada día Su llenura.

4.6. La unción rompe los yugos

a. Bajo la unción del Espíritu Santo echamos fuera demonios (Mateo 12:28)

b. La unción de Dios testimonia nuestra autoridad y permanencia en Dios (Hechos 10.38)

4.7. El equipo de liberación es conciente de su misión y tarea (Lucas 4.18).

5. El ministro de liberación y su equipo son concientes de la necesidad de mantener intimidad con Dios

5.1. Es necesario buscar la dirección de Dios en nuestro andar diario (Juan 8:47 a; 1 Corintios 12:1-11).

a. Dios nos revela con qué caso estamos luchando en cada caso específico

b. Dios nos concede el discernimiento (Hechos 16:16-18).

c. Destruimos toda fuerza de maldad por la sangre de Cristo que nos redimió (Colosenses 1:14; Hechos 20:28; 1 Corintios 6:19, 20; 1 Timoteo 2:6; Apocalipsis 12:11).

5.2. La persona sobre la que se va a ministrar liberación debe recibir preparación.

a. Concientes del poder liberador de Jesucristo (Cf. Mateo 12:13-45)

b. Concientes de la necesidad de renunciar al mundo de las tinieblas

c. Concientes de la necesidad de permanecer firmes en Cristo (Lucas 11:24-26).

a.1. Ayuda el que reciban instrucción bíblica

b.2. Ayuda que se les brinde acompañamiento permanente antes y después de la liberación

5.3. Como ministros de liberación instruimos sobre el Evangelio de Cristo.

a. Que las personas renuncien y rompan toda atadura del ocultismo (Levítico 19:31; Zacarías 10:2)

b. Que las personas renuncien a toda maldición (Gálatas 3:13, 14a).

c. Que las personas renuncien a todo lo oculto (2 Corintios 4.2)

d. Que las personas renuncien a todo pecado (1 Juan 1.9)

Llamados a ejercer el ministerio

Como cristianos comprometidos, estamos llamados a proclamar el Reino de Dios pero también a ministrar liberación a los cautivos. En muchos casos resulta importante que guiemos a la persona que pide ser ministrada, en textos bíblicos como Números 23:21-24; Hebreos 2:14, 15; Lucas 10:17-19; Marcos 16:17 y Santiago 2:19. Resulta aconsejable que memoricen estos pasajes. El propio Señor Jesús nos lo enseñó durante su ministerio terrenal. Nos movemos en la autoridad y el poder de Dios y en ese poder y autoridad, rompemos toda atadura de Satanás y sus huestes. Por la sangre preciosa de nuestro amado Salvador, tenemos asegurada la victoria. ¡Hoy es el día para ver cómo— en la unción, poder y autoridad de Jesucristo— caen fortalezas de maldad! Usted es el hombre y mujer llamados a ejercer el ministerio.

IX. Sólo en Cristo encontramos libertad de las ataduras (Salmos 103:1-5)

Hay millares de personas en ataduras

Millares de personas alrededor nuestro están poseídas o atadas por el mundo de las tinieblas. Su lamentable situación, que les sume en prisiones de angustia, dolor y desesperanza, obedece a que abrieron puertas voluntaria o involuntariamente a Satanás y sus huestes. ¿Cuál es el propósito de Dios? Que todos los seres humanos sean libres de las ataduras de maldad. Esa libertad es posible cuando usted y yo asumimos nuestra condición de ministros de liberación. Compartimos las Buenas Nuevas de Salvación, pero también la libertad de toda ligadura.

1. Mediante la Guerra Espiritual ministramos libertad a los cautivos y atados por el mundo de las tinieblas

1.1. Como hijos de Dios no tiene sentido que vivamos bajo posesión o ataduras de Satanás y sus huestes.

1.2. Tenemos autoridad del Señor Jesús para echar fuera demonios y las fuerzas del mal no podrán hacernos daños (Lucas 10:19)

1.3. Ejercemos poder y autoridad para echar fuera demonios en el nombre del Señor Jesucristo (Marcos 16:17; 1 Juan 3:8)

1.4. Renunciamos y luchamos fuera de nuestra vida todo poder del ocultismo.

1.5. Hemos vencido por la sangre del Señor Jesús (Apocalipsis 12.11)

2. La Guerra Espiritual se libra en el segundo cielo, donde opera el mundo de las tinieblas.

2.1. El primer cielo es la dimensión en la que nos movemos.

2.2. El segundo cielo alberga el mundo de las tinieblas (Efesios 6.12; Daniel 10:10-14)

a. Desde el segundo cielo Satanás y sus huestes ponen tropiezo a la obra de Dios.

b. Desde el segundo cielo se ejerce el dominio territorial de maldad.

2.3. El tercer cielo es la dimensión de Dios (2 Corintios 12:2-4)

3. Para ser libres de toda posesión o atadura demoníaca, es necesario identificar qué puertas abrimos al mundo de las tinieblas

3.1. Somos eficaces en la Guerra cuando identificamos cómo se abren puertas para una posesión o influencia demoníaca.

3.2 Por el manejo incontrolado de las emociones y sentimientos.

3.3 Falta de perón, que genera atadura (Mateo 18:34, 35)

3.4. Resentimiento, odio, amargura y venganza.

3.5. Por los dichos de nuestra boca (Proverbios 6:29

3.6. Por los pecados de nuestros ascendientes (Éxodo 34.7)

3.7. Por maldiciones generacionales

3.8. A través de amuletos, símbolos de ocultismo y símbolos religiosos (Deuteronomio 7:24-26)

3.9. Por hacernos partícipes de fornicación, adulterio o perversión.

3.10. Cuando no ejercemos dominio propio y cedemos a la tentación (2 Timoteo 1.7)

4. ¿Tienen nombre los espíritus de maldad?

NOMBRES DE LOS DEMONIOS

Nombres propios

Son generalmente aquellos que ejercen dominio territorial: Kali (India), Iora (Brasil), Ajenjo, Artemisa (Asia menor), Pele (Hawai), Inti (Bolivia)

Nombres funcionales

Identifican lo que hacen los demonios: espíritu de violencia, espíritu de muerte, espíritu de lascivia, espíritu de avaricia. Los nombres definen su naturaleza específica.

4.1. Aún quien cree en Dios puede experimentar ataduras abre puertas al enemigo (Marcos 1:23-26)

4.2. No uno sino varios demonios tenían poseído al hombre (v. 24 a)

4.3. Los demonios reconocieron a Dios (v. 24 b)

4.4. El deseo del Señor Jesús era la libertad de aquél cautivo (v. 25)

5. Batallamos contra el mundo de las tinieblas en la autoridad y poder de Jesucristo

5.1. Es esencial que la persona poseída o influenciada quiera ser libre.

5.2. Somos usted y yo quienes, en la autoridad y el poder de Jesucristo, ordenamos a los demonios cómo salir de una persona (Lucas 10:19)

a. Si espectacularidad para ser centro de la atención.

b. Por eructo, bostezo, tos, estornudo, suspiro— y en algunos casos— por vómito.

5.3. Hay dos formas de echar fuera los demonios o romper las ataduras en una persona:

a. Ejerciendo nuestra autoridad (Marcos 16.17)

b. Mediante la renuncia voluntaria de la persona a toda fuerza demoníaca a atadura.

b.1. Reconociendo el Señorío de Jesucristo.

b.2. Renunciamos a todo pacto o atadura.

b.3. Cerramos puertas al mundo de las tinieblas

d. Perdonamos a quienes nos hayan hecho daño

e. Renunciamos a maldiciones y enfermedades generacionales

f. Declaramos sin poder todo sortilegio, superstición, conjuros, hechicería y brebajes.

g. Renunciamos a toda fornicación, adulterio o perversión.

h. Renunciamos al temor (1 Juan 4:18)

i. Renunciamos a pecados ocultos

6. Es tiempo de levantarnos a librar la batalla contra el mundo de las tinieblas

6.1. Dios está con nosotros en la batalla que libramos contra el mundo de las tinieblas (Salmos 18:34)

6.2. Con ayuda del Espíritu Santo discernimos los espíritus con los que estamos tratando (1 Juan 4:1)

a. Estamos alerta porque Satanás es engañador (Juan 8:44; Cf. Juan 10:10 a)

b. Satanás y sus huestes tratarán de engañarnos, para entorpecer el proceso de liberación (2 Corintios 11:13-15)
“Entonces te puedes parar delante del opresor de tu nación, del angustiador y torturador de tu ciudad y de fu familia, y decirle con total certeza del Espíritu de Dios:<<Satanás:¡Vive Jehová en cuya presencia estoy, y el nombre de Jesús, sal fuera>>. (Méndez-Ferrel, Ana. “Los cielos serán conmovidos”. Casa Creación. EEUU. 199, pg. 39)
Es tiempo de ejercer autoridad

Como cristianos tenemos autoridad y poder en Jesucristo para ministrar liberación a quienes se encuentran bajo cautividad o ataduras del mundo de las tinieblas. Es necesario que la persona identifique qué puertas abrió al ocultismo. Un segundo elemento es que quiera ser libre, y en tercer lugar, sometimiento a Jesucristo. Rendición total a su Señorío. No podemos eludir el compromiso que tenemos como soldados de Cristo.

X. Oración, fundamento para una vida cristiana victoriosa

1. La búsqueda de Dios en oración: una vivencia diaria (Salmos 5:3, 55:17)

1.1. El cristiano es por naturaleza un intercesor (Mateo 6:5, 6; Salmos 42:1, 2)

a. Una vida en íntima relación con Dios (Juan 15:7)

b. En la voluntad de Dios, Él nos concede lo que pedimos (1 Juan 15:14, 15)

2. Es necesaria la permanencia en intimidad con Dios (Salmos 5:3; Marcos 1.35)

¿Cómo debemos orar?

a. En el lugar secreto (Mateo 6:5, 6; Cf. Isaías 26:20)

b. Con fe (Santiago 1:6)

c. Con fervor (Santiago 5:16)

d. Con perseverancia (Lucas 18:1)

e. En la voluntad de Dios (1 Juan 5:14, 15; Salmos 84:11)

f. Siempre, sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17)

g. Plenamente convencidos de que Dios nos oye (Proverbios 3:5, 6)

2. Los cristianos estamos llamados a asumir nuestro papel protagónico como intercesores (Colosenses 1:3, 9; 1 Timoteo 2:1-4)

2.1. Tres factores que afectan al intercesor:

a. La duda (Santiago 1.6-8)

b. El orgullo (Salmos 66:18)

c. Pedir, pero pedir mal (Santiago 4:3)

2.2. Como intercesores debemos caminar en los mandamientos de Dios (1 Juan 3:21, 22)

XI. Factores determinantes para recibir respuesta a nuestras oraciones

1. Pedir conforme a la voluntad de Dios (1 Juan 5:14, 15)

2. Unirnos con otros cristianos comprometidos con motivos específicos de oración (Mateo 18:19)

3. Permanecer en Cristo (Juan 15.7)

4. Clamar, perseverar, creer (Jeremías 33:3)

5. Pedir y creer (Mateo 21:21, 22)

6. Pedir en el nombre del Hijo de Dios (Juan 14.12-16)

Conclusión:

Algo que debe caracterizar al cristiano, es su dependencia estrecha de Dios en oración. Sólo de esta manera podemos confrontar eficazmente el mundo de las tinieblas. No podemos desconocer que nuestro enemigo, Satanás, junto con sus huestes, saben con quién se están enfrentando (Cf. Hechos 19: 13-16) La victoria está asegurada por la obra de nuestro amado Señor Jesucristo; y para dar pasos de vencedores siempre, en la Guerra Espiritual, es esencial que seamos hombres y mujeres de oración, porque no confrontamos el mundo espiritual con armas convencionales sino de orden espiritual (Cf. 2 Corintios 10:4, 5) ¡recuérdelo siempre: Usted y yo somos vencedores en Cristo en la lucha contra el mundo de las tinieblas…!

Publicado en: Sermones


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