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Corrija con amor las pataletas de sus hijos

Corrija con amor las pataletas de sus hijos

1.- Lectura Bíblica: Proverbios 13:24

2.- Meditación familiar:

Lo más probable es que hayamos visto escenas en las que niños y niñas menores de cinco años protagonizan pataletas en un supermercado, la calle o un centro comercial, y persisten en su comportamiento de lloriqueo y rabieta hasta que sus progenitores terminan por darles gusto.

Quizá a usted mismo le ha ocurrido. Además de sentirse avergonzado por quienes estaban alrededor, mirando con curiosidad, creyó que lo mejor era complacer al pequeñín; no paso algún tiempo antes que el episodio volviera a presentarse.

La situación resulta incómoda para todos. Por un lado nos asalta el deseo de reprenderlos para que aprendan, pero de otra parte sabemos que probablemente ese no es el camino.

Desde la perspectiva de la sicología, hay una explicación para las pataletas o berrinches de los niños. La sicóloga clínica y especialista en desarrollo intelectual, Sarah Manrique, explica:
“Estos comportamientos no son gratuitos. Están relacionados con las etapas en las que los pequeños no pueden expresarse de manera abierta, porque aún no han desarrollado completamente el lenguaje y como no se sienten escuchados, la salida más fácil para imponerse, hacerse notar y lograr sus propósitos, es con la rabieta.”(Citada en el diario El País. Colombia. 28/10/16. Pg. E1)
En algunos casos, todo se debe a la frustración que experimentan  en los que no pueden o no logran lo que quieren.

Pero, ¿qué hacer ante una situación así? Una primera gran claridad que debemos tener es que los hijos son una bendición de Dios para nuestras vidas, y en esa dirección, debemos darles un trato adecuado, exento de agresividad (Cf. Salmos 127:1-5) Esto no implica, por supuesto, que no los corrijamos. Si lo hacemos, debe ser en el momento apropiado.

Compartimos con ustedes nueve consejos prácticos:
  • Conserve la calma. No se deje llevar por el momento.
  • Pretenda que ignora el comportamiento descontrolado del chico.
  • No ceda ante las peticiones. Explíquele que actuando así, no conseguirá nada.
  • Recuerde que ceder, reforzará la mala conducta del menor.
  • No recurra a la agresividad, las amenazas o los chantajes para pretender calmarlos.
  • No lo descalifique en público, llamándolo “grosero” u otro término.
  • No generalice: “Siempre haces lo mismo”.
  • No se preocupe por el qué dirán los demás. Sin duda ellos también han enfrentado situaciones así.
  • Sólo préstele atención cuando se haya calmado.
Piense por un instante que en sus manos Dios ha depositado la enorme responsabilidad de administrar una familia, y ese liderazgo debe ejercerlo apropiadamente.

Ahora, cuando enfrentamos situaciones así, con actitudes de rebeldía o escenas de rabietas descontroladas por parte de los hijos, debemos reivindicar el valor bíblico de la disciplina para nuestros hijos.

La Palabra de Dios nos enseña que un principio del amor a los hijos, es disciplinarlos: "No corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo." (Proverbios 13:24| NVI)

Aun cuando haya aspectos de la vida que los menores no entienden, sí comprenderán cuando —con calma — usted les explica por qué razón no está bien su comportamiento expresado en pataletas. En particular cuando les deja claro que por esa vía no conseguirán nada.

Si está molesto, no hable con ellos. Espere que usted mismo pueda calmarse. La idea no es causarles daño sino instruirlos. Tenga presente que cuando disciplinamos a nuestros hijos, procuramos que hacia un futuro actúen y tomen las decisiones adecuadas, así en su proceso de niñez esas decisiones nos parezcan triviales (Hebreos 12:11; Proverbios 6:23; 10:17; 12:1; 15:5; 15:32; 19:18)

La disciplina siembra esperanza, vida, paz y carácter a un hijo porque le saca de la cabeza ideas necias. Los ayuda a transitar por el camino adecuado.

Quien nos lleva a ser padres y madres realizados, es Dios. Él instituyó a la familia, ama a la familia y permite que todos crezcan a nuevos niveles, siempre. El primer y más grande paso es que usted reciba a Jesucristo como su Señor y Salvador. Cuando lo hace, Él trae cambios a su forma de pensar y de actuar. Lo que vendrá, sin duda, es el impacto positivo que usted generará en sus hijos y en su cónyuge.

Ábrale hoy las puertas de su hogar a Jesucristo. Permita que Él reine en casa. Comprobará los maravillosos resultados de esa decisión.

3.- Oración familiar:

“Amado Dios y Padre, sometemos como familia este día en tus manos. Sabemos que cuando reinas en nosotros, todo va bien, y si surgen dificultades, nos ayudas a encontrar soluciones. Como padres, danos la sabiduría necesaria para educar a nuestros hijos. Danos la humildad necesaria para reconocer nuestros errores y corregirlos. En tus manos quedamos. Amén”

4.- Una Meta familiar para hoy:

Buscaré más tiempo de diálogo con mis hijos, tratando de entender sus pequeñas o grandes  inquietudes y sueños.

Publicado en: Altar Familiar


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