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No todo terminó… hay otra oportunidad

No todo terminó… hay otra oportunidad

El sol brillaba en lo alto con su mayor esplendor, el calor era agradable y la brisa del Atlántico a esa hora de la mañana, invitaba a navegar. Con alegría emprendieron la travesía mar adentro. Todo hacía pensar que aquél sería un día espectacular para los tres navegantes. Pescarían lo que nunca antes en sus vidas.

Sin embargo una ola grande, hermosa, como las tantas que habían admirado durante buena parte de su viaje, se convirtió en su peor pesadilla, volcó la embarcación, y quedaron a la deriva. El viento y una lluvia pertinaz azotaban sus rostros. Lograron asirse de lo único que encontraron próximo: una nevera de icopor... Esa fue su tabla de salvación.

En esas condiciones, golpeados por las olas y sintiendo que en cada segundo se escapaban las fuerzas, nadaron por espacio de dieciocho horas hasta que por fin divisaron la playa en la distancia. Respiraron con tranquilidad y apuraron cada brazada en un afán indescriptible por alcanzar la orilla. Los metros que los separaban se hicieron interminables.

En tierra firme Edilberto Castro, Mauricio Lux y Alfonso Arango rememoraron cada instante de angustia y coincidieron en referir a las gentes de Puerto Velero, al norte de Colombia, que su fe en Dios les había permitido salvarse. No desistieron. Lucharon hasta último instante. Creían en esa fuerza poderosa que podía sacarlos de la encrucijada.

¿Hay salida a la crisis?

Probablemente y al igual que los tres náufragos, hay momentos en los que piensa que todo terminó. Es cristiano pero aprecia ensombrecido su panorama presente y futuro. Todo está ligado a la crisis que experimenta. Piensa que no hay salida. Se encuentra en un laberinto, sin saber qué hacer.

El primer paso estriba en no permitir que nos agobien los problemas porque de lo contrario nos cegarán para encontrar una solución. El segundo, depositar la confianza en Dios, nuestra Salvación, como lo escribiera hace muchos siglos el patriarca Job, en medio de una tragedia personal sin precedentes: "He aquí, aunque él me matare, en él esperaré; No obstante, defenderé delante de él mis caminos, Y él mismo será mi salvación, Porque no entrará en su presencia el impío." (Job 13:15, 16).

Aún cuando todas las circunstancias estaban en contra, este hombre reposó en Dios y el Señor respondió. Esa es la recomendación para su vida hoy. Vuelva su mirada al Creador, Aquél que todo lo puedo. Sin duda, verá su gloria, manifestada en el milagro que necesita su existencia...

Sepa que el día para tomar la decisión de recibir a Jesucristo es hoy. Es el principio de una nueva vida. Puedo asegurarle que si avanza prendido de la mano del Salvador, su vida será transformada. Es una experiencia maravillosa que disfrutará incluso su familia. Decídase hoy por Jesús el Señor.

Publicado en: Estudios Bíblicos


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