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De la muerte a la vida, hay una oportunidad

De la muerte a la vida, hay una oportunidad

1. Lectura Bíblica: Lucas 15:11-31

2. Versículo para memorizar:

“Todavía estaba lejos, cuando su padre le vio; y sintiendo compasión de él corrió a su encuentro y le recibió con abrazos y besos.” (Lucas 15:20, 21. NVI)

3. Reflexión en la Palabra de Dios:

Vivieron muchos años internados en lo más profundo de la selva del centro del Vietnam. Huyeron hasta ese lugar a mediados de 1973, cuando su país se encontraba inmerso en una guerra despiadada.

Buscaban refugio y salvar sus vidas. ya que su casa fue bombardeada y perdieron a la madre del niño y de otros dos chicos mayores, según medios de ese país.

Ho Van Thanh— de 82 años– y su hijo Ho Van Lang— de 41 años– estuvieron por muchos años aislados en una cabaña de madera que habían construido en un árbol y adonde las autoridades para devolverlos a la civilización.

El equipo de rescate, que tuvo que adentrarse 40 kilómetros en esa jungla de la provincia de Quang Ngai, los descubrió vestidos con taparrabos y utilizando armas y utensilios que fabricaron a mano con lo que hallaban en su entorno.

Cerca de la vivienda había una pequeña huerta, con la que complementaban los frutos que recolectaban y la caza de animales selváticos. También plantaban tabaco y lo fumaban. En un rincón de la cabaña, el veterano aún guardaba los pantalones militares que vistió en la Guerra de Vietnam.

Lo curioso es que su paradero se conocía, porque otro hijo, el menor de la familia, que se salvó del bombardeo cuando tenía seis meses de edad, creció con un familiar y un día de 1983 consiguió encontrarlos con ayuda de un tío. Pese a su insistencia, el muchacho no logró nunca convencerlos de que abandonasen la protección de la jungla y regresasen a la civilización actual.

Desde entonces el hijo menor volvió en varias ocasiones, incluso acompañado por otras personas para intentar disuadirlos y para llevarles ropa y cosas difíciles de encontrar en su medio, como el aceite y la sal. Los Ho siempre se negaron a regresar e incluso huían y se escondían si los intentaban agarrar. La ropa y los utensilios que les llevaban fueron encontrados guardados en una bolsa, como si no los hubiesen usado nunca.

No entiende casi nada de lo que le decimos, y no quiere comer, ni siquiera beber agua”, cuenta Ho Ven Bien sobre su tío Lang.

Desde soldados japoneses perdidos en bosques por casi 30 años y que desconocían que su país había perdido la guerra, hasta niños abandonados y criados por simios y hasta lobos, pero también marinos que naufragaron en islas desiertas, en el mundo hay varios casos similares al de la pareja de Vietnam.

El caso más célebre de humanos perdidos en selvas o islas abandonadas está consignado en la novela Robinson Crusoe, del escritor Daniel Defoe.

La novela se basó en elementos de dos historias reales de náufragos. Uno de ellos, el marinero escocés, Alexander Selkirk, rescatado en 1709 tras pasar cuatro años en una isla desierta que hoy lleva su nombre, en el archipiélago Juan Fernández frente a Chile, donde también está la isla Robinson Crusoe, que pasó a llamarse así en honor a la fama mundial de la pieza literaria.

El otro caso fue el del capitán de marina español Pedro Serrano, único superviviente del naufragio de un barco de dos velas en un banco de arena en el que pasó ocho años aislado hasta que fue rescatado en 1534.

El banco de arena posteriormente fue llamado banco Serrana en su honor y hace parte del archipiélago de San Andrés. Recientemente son recordados los casos de Rochom P’ngieng, niña salvaje camboyana nacida en 1979 que se informó como perdida a los 9 años en la jungla, y apareció 19 años después, el 19 de enero de 2007.

Hace nueve años en el sur de Siberia, en la región de Altai, las autoridades encontraron a Andrei, un niño de siete años que se comprobó había sido acompañado por un perro. (Elaborado con base en nota publicada en el diario colombiano El Tiempo. Edición digital. 19/07/2013.)

Cuando leemos la historia podemos afirmar que estos camboyanos volvieron a la vida. Estuvieron muertos para la sociedad y perdidos por muchas décadas, pero ahora regresaron nuevamente a su familia.

¿Está usted aislado de su familia, de la sociedad, de todo y de todos, viviendo una vida sin propósito? ¿Quizá inmerso en conflictos familiares, alcohol, hábitos destructivos o simplemente es un adicto al trabajo? Hoy es el día para despertar y emprender una nueva vida.

Lo más grave no es perder el dinero que haya tenido o sus propiedades; lo más grave es no poder experimentar— por decisión propia— crecimiento personal y espiritual.

El afamado autor y conferencista, Robert T. Kiyosaki, lo describe en los siguientes términos:
“Yo tuve una experiencia similar. A los treinta años ya era millonario pero dos años después mi compañía quebró. Perder un negocio no fue una experiencia agradable, pero me sirvió para entender una gran lección: Aprendí mucho en esos años; mucho acerca de los negocios, pero sobre todo, de mí mismo.” (Robert T. Kiyosaki. “El negocio del siglo 21”. Editorial Aguilar. Colombia. 2013. Pg. 90)
Probablemente usted de aquellos que se han perdido la maravillosa experiencia de compartir buenos momentos con su cónyuge o simplemente, de ver crecer a sus hijos. Hoy es el día de imprimirle un cambio definitivo a su vida con ayuda de Dios.

La Biblia relata la historia de un hijo que por mucho tiempo vivió perdidamente, al margen de sus padres (Lucas 15:11-16). En medio de una profunda crisis decidió volver a su padre (Lucas 15:16-19)

Enseñó el Señor Jesús que el hijo pródigo: “Así que se puso en camino y regresó a casa de su padre. “Todavía estaba lejos, cuando su padre le vio; y sintiendo compasión de él corrió a su encuentro y le recibió con abrazos y besos. El hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra Dios y contra ti, y ya no merezco llamarme tu hijo.’ Pero el padre ordenó a sus criados: ‘Sacad en seguida las mejores ropas y vestidlo; ponedle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traed el becerro cebado y matadlo. ¡Vamos a comer y a hacer fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y le hemos encontrado!’ Y comenzaron, pues, a hacer fiesta.” (Lucas 15:20-24. NVI)

El padre le ofreció al hijo pródigo una nueva oportunidad, la misma que le abre a hoy nuestro amado Dios. Es tiempo de emprender una nueva vida, para usted y para su familia. Es posible cambiar, si camina prendido de la mano del Señor Jesús. Basta que le abra las puertas de su corazón, puedo asegurarle que no se arrepentirá.

4. Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
  1. ¿Está dispuesto a cambiar su vida?
  2. ¿Cree que hay áreas de su vida que no puede cambiar?
  3. ¿Se ha esforzado por imprimir cambios a su vida?
  4. ¿Cuáles han sido las fallas en ese proceso de cambio?
En adelante experimentaré una vida de transformación con ayuda de Dios

Publicado en: Devocionales Diarios


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